Capítulo treinta y dos

33K 1K 53
                                    

Me aliso el vestido, pero me doy cuenta de que no sirve de nada. Aunque no está tan destrozado, si tiene varios rastros de quemaduras. Dios... Las fotos que me saquen estarán asquerosamente mal. Al menos no tengo algo más grave. Aferro las llaves en la mano izquiera. El móvil en el bolsillo, que no he mirado, porque sé que Charlotte se habrá vuelto loca llamando. Respiro hondo. Cuento hasta tres... Y vuelvo a contar. No me atrevo a salir. No puedo hacerlo. Perderé los nervios, como con esa reportera cuando entraba en casa. Quien, por cierto, no me llegó a denunciar. Seguro que se forró hablando en los programas de prensa rosa. Llevaba tantas semanas sin salir en la prensa. Solían ser pequeñas fotos de Daniel y yo besándonos o haciendo la vida normal. Tanto tiempo sin ser el centro de atención... Y ahora lo volveré a ser. ¿Quién se ha enterado tan rápido de que Daniel estaba ingresado? Solo lo sabemos la familia, Stefan y yo... Aunque también habían paparazzi en la zona del accidente.

Vuelvo a centrarme en lo que tengo que hacer. Miro la hora en el móvil, 14:37. Y en la barra de notificaciones un icono de teléfono rojo, llamadas perdidas. Tengo que irme. Vale.

Atravieso las dobles puertas que se abren automáticamente. Y comienza el caos.

-¡Alexandra Stan! ¿Está aquí por Daniel Tayson?

-¿Es cierto que su coche ha sido el responsable del accidente de la calle donde vive?

-¿Daniel Tayson está ahí dentro?

-¿Y cómo es que a usted no le ha pasado nada?

Bajo las escaleras mirando al suelo. Pero esta vez no sirve de nada. Los flashes son incluso más potentes. Mierda. Empujo a un periodista que me apuntaba con un micrófono. Pero no se mueve. Giro e intento abrirme paso entre la avalancha de cámaras, paparazzi y flashes. Pero no me dejan pasar.

Opto por ser amable.

-Quitad, por favor.

Ni caso. Me jalan de los brazos para que puedan enfocarme bien la cara.

-¿Qué ha pasado?

-¿Podría dedicarnos una pequeña entrevista?

Me siento perdida. No sé que hacer.

-¡Apartad!-grita una voz femenina-. Panda de gusanos, asquerosos.

La siento detrás de mí.

-¡Martha Tayson!

-¿Esto confirma que su hermano está en grave estado?

-¡En grave estado vas a estar tú como no te quites, gilipollas!

Me ayuda a pasar entre tanta mierda. Sabe como empujar. Serán años de práctica.

Ya veo mi coche. Menos mal que lo aparqué cerca.

La orda de paparazzi nos persiguen como asquerosas hormigas. Abro el BMW y me meto dentro. Martha rodea el coche y se sienta en el sitio del copiloto.

-Arranca, y si tienes que atropellar a alguno, no dudes en hacerlo.

Ese comentario me produce risa. Piso el pedal y salgo del aparcamiento del hospital con mucho alivio. Un coche sale casi detrás de nosotras. ¿¡No saben dejarnos en paz!?

-¿Por qué has venido?-le pregunto cambiando de marcha y pasando un semáforo en ámbar.

-Porque mi madre lo flipa-dice abrochándose el cinturón-. Eres la mejor para cuidar de los niños, te tienen mucho cariño. Y además, ya saben que Daniel y tú sois novios. Lo han asimilado rápido.

-Cierto. Pero entiendo a Hamilet. Son sus nietos y Daniel es su hijo-bueno, hijastro.

Martha responde asintiendo.

Quiéreme, por favor (Completa pero editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora