Capítulo 5: ¿Potter?

27K 1.7K 1.1K
                                    

*Emma POV*

"Mi nombre es Emma Dumbledore. Tengo 11 años. Vivo en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Mi papá es Albus Dumbledore. Poseo grandes poderes. Soy de Slytherin. Soy sobrina de Minerva McGonagall." Todo se volvió oscuro y una voz me dijo que algo de todo eso no era cierto.

Desperté lo que me parecieron años después en una cama de la enfermería, la cual estaba cerrada. Me incorporé y observé a mi alrededor. En una esquina, Minerva y papá estaban hablando en susurros. Me apoyé en mi brazo izquierdo y solté un quejido de dolor. Los adultos se giraron a mirarme y Albus corrió hacia mí para evitar que mirara mi brazo, pero era tarde. En mi antebrazo había una calavera negra de la que salía una serpiente. La había visto antes, en los libros Historia de la Magia.

-¿Porqué tengo la Marca Tenebrosa?- pregunté, con una voz más baja de la que pretendía que saliera.

-Aún no lo sabemos nena, esperábamos a que te despertaras para poder averiguarlo. Has estado 2 días dormida.- me dijo la profesora McGonagall. Miré a mi papá pero él no podía mirarme. O tal vez no quería mirarme ahora que había sido marcada y pertenecía al Lado Oscuro. Cuando me dieron el alta, el profesor Snape me llevó a su oficina y utilizó el pensadero de Dumbledore para poder navegar en mis recuerdos sin tener que usar la magia en mí. En la superficie del recuerdo apareció Lord Voldemort bebiendo un poco del Elixir de la Vida. Comentaba que lo había robado porque necesitaba hacer algo importante esa noche, que debía hacerlo él y nadie más. Aparté la mirada de mi propio recuerdo cuando comenzó a marcarme, sintiendo asco en cada fibra de mi ser.

-Él dijo que somos familia, ¿a qué se refería?- le pregunté a Severus una vez que el recuerdo finalizó. Me miró un momento y suspiró pesadamente. 

-Se ha proclamado como tu tío, Emma. Si algo le pasa a Dumbledore, el Señor Tenebroso se convertiría en tu tutor legal.

Asentí despacio, asimilando todo. Salí del despacho de Snape y me dirigí a la oficina de mi padre. Dije la contraseña a la gárgola y aguardé a que me abrieran la puerta.

-¿Qué pasa Emma?- preguntó, preocupado.

Inspiré hondo antes de contestar.

-Voldemort me dijo algo esa noche papá. Y no puedo dejar de pensar en eso.

El hombre me miró y me invitó a entrar. Nos  sentamos al lado de una gran ventana y la luz de la luna iluminó nuestros rostros. No lo miré, no podía. No si lo que estaba por decirle era verdad.

-¿Qué te dijo hija?

-Me dijo que mi apellido real era Potter. Que no me había matado porque tenía grandes planes para mí, que Harry había arruinado todo al quitarle su poder. Que había estado buscando la forma de llegar a mí desde que supo que estaba viva y bajo tu cuidado. Que llegado el momento sería muy importante para él y que tenía un gran destino que debía ser cumplido.

Dumbledore me miró y sus ojos se aguaron. Sentí como algo adentro mío se rompía y esperé por la risa de mi padre diciendo que nada de eso era verdad, que no me preocupara y que encontraríamos la forma de sacarme la Marca del brazo. Pero nada de eso pasó. Albus solo comenzó a llorar.

-¿Papá?- pregunté, asustada y de pronto comprendiendo todo.- ¿Es verdad todo lo que me dijo? ¿Soy una Potter?

Poco a poco el anciano se calmó y me contó la verdad. Me habían encontrado en las ruinas de la casa y me habían ocultado de todos por protección. Nadie sabía que Harry Potter tenía una hermana melliza y cuando vieron mis poderes decidieron que era mejor que nunca lo supiera. 

-Por eso creciste en las cocinas y te dábamos clases particulares. Queríamos protegerte.- terminó él.

No sabía que decir. Miré a Dumbledore y noté como la rabia subía por cada fibra de mi ser. Mentiras. Secretos y mentiras era todo lo que veía en él. Las cosas a mi alrededor comenzaron a estallar y el castillo tembló en sus cimientos. Noté por el rabillo del ojo a Minerva y Hagrid en la puerta del despacho, pero eso solo incrementó mi ira. Sentí como mis ojos cambiaban de color, generalmente cambiaban a voluntad propia pero esta vez el color dependía de mi emoción. Azul significaba tristeza, amarillo precaución, verde felicidad, violeta era cuando utilizaba una parte desconocida de mi poder o una muy importante y rojo era odio profundo. Por la cara horrorizada de Dumbledore supe que era el último color. No recuerdo haberme ido del despacho. Tampoco sé como salí del castillo. Pero estoy segura que cuando llegué al medio del bosque, solté un grito cuya onda expansiva asustó a todo ser viviente cercano. Caí de rodillas al piso y lloré por la rabia de todas las mentiras, por el dolor de la pérdida de mis verdaderos padres, por la angustia que me producía que Harry me conociera cuando tenía la marca de su enemigo en mi brazo, por la desesperanza de no saber como seguir ahora que sabía la verdad y por sobre todas las cosas, lloré porque ya no sabía quien era. 

-¿Emma? ¿Qué haces aquí?

Levanté la cabeza y me sequé las lágrimas con mi manga izquierda. Firenze me tendía una mano para ayudarme a levantarme, pero no la tomé inmediatamente.

-¿Sa...sabías que yo era una Potter?- murmuré, sollozando un poco. El centauro bajó un poco la mirada y asintió despacio.

-Quisimos decirte, pero no era el momento adecuado. Tampoco lo es ahora.

-¿Estaría mal si quiero irme de Hogwarts y no volver hasta que empiece el año escolar?

-Creo que te haría bien alejarte de todo y aclarar tu mente. Pero, ¿quién te recibirá con esa cosa en el brazo?

Me levanté de golpe. Sabía quien me recibiría sin importar nada. Corrí al castillo y entré en la sala común de Slytherin. Escribí una carta rápida y silbé tres veces. Por la ventana entró un dragón negro del tamaño de un Gran Danés. Hagrid me había explicado que era un tipo extraño de dragón que sólo nace cuando su dueño es tan poderoso como él. El animal se acercó a mí y lamió mi mejilla, saludándome.

-Chowder, necesito que lleves esto urgente. Y que los incites a responder en los próximos dos días.

Mi dragón tomó la carta en sus dientes y salió volando tan rápido como sus alas se lo permitieron. Me recosté en mi cama, esperado que la respuesta fuera afirmativa.

*3 días después*

-No te puedes ir. Menos montada en esa cosa.

-Es un dragón Dumbledore, no una cosa. Y me voy a ir te guste o no. 

Me iba a mudar ese día. Chowder estaba listo para que nos vayamos, pero Albus no quería dejarme ir. Discutimos varias horas hasta que acordamos que Severus me acompañaría. El viaje fue corto y pronto estábamos frente a mi nuevo hogar: la Mansión Malfoy.

---

Espero que les guste, gracias por leer :)




Secrets and Lies {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora