Capítulo 25

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En la mañana, me di cuenta de que Jenna no se hallaba en la habitación. Estaba tan enfrascada en lo de ayer que ni siquiera noté su ausencia.

Tan absorta, sorprendida y feliz por él. No cabía en mi pecho todas las demás emociones encontradas. Era una especie de shock que no me dejaba usar bien mis razonamientos, porque aunque me moría de ilusión, todavía había cosas que aclarar.

Y hablando de eso, tenía que hablar con Arthur. Debía convencerlo y conseguir que me dejara quedarme por lo menos tres días más.

Terminé de vestirme y salí de la habitación. Justo cuando entré al ascensor, antes de que las puertas se cerraran, mis ojos no podían creer lo que veían... John y Jenna... ¡Besándose!

En el auto, me despejé del trance y comencé a reírme. Sabía que algo pasaba entre ellos, era increíble y me dio gusto, pero esperaba que ninguno saliera lastimado. En especial ella, tendré que hablar seriamente con John.

Al llegar al edificio, me dirigí directamente con Arthur. Estaba en una de las oficinas destinadas para trabajar momentáneamente. Me vio y me dijo que entrara.

—Hola, Katherine—sonrió—. Los preparativos para la inauguración ya están en marcha y todo está listo. ¿Ya viste el salón? Es una locura que hicieran uno dentro del edificio.

—Es fabuloso, Arthur. Estuvimos revisando lo pendiente y todo va bien, todo listo para el viernes.

—¡Faltan dos días solamente!—exclamó—. Pero no éstas aquí para hablar de eso, ¿verdad?

—En realidad no. Yo quiero pedirle un enorme favor.

—Lo que esté entre mis posibilidades hacer, sabes que puedes contar conmigo.

—Gracias—respiré—. Yo... me preguntaba si podía quedarme más tiempo. Ya sabe, después de la inauguración yo quiero estar unos cuantos días más en la ciudad.

Se recargó bien en la silla y juntó ambas manos encima del escritorio, frunciendo el ceño.

—¿Por qué razón quieres quedarte?

¿Cómo le digo al padre de mi novio que quiero quedarme porque volví a encontrarme con mi mejor amigo y que casualmente es el hombre por el que no puedo amar a su hijo?

Se oía bastante mal, pero de alguna manera debía decírselo.

—Porque...

—Sabes que tienes responsabilidades en Nueva York—me cortó—. Que no se te olvide el puesto que tienes.

—Yo lo sé, Arthur—afirmé—. Pero es importante para mí.

—Mira, Katherine. Además de ser tu jefe y suegro—sonrió—, soy tu amigo, puedes confiar en mí.

—Es una larga historia y no quiero agobiarlo con mis problemas.

—¿Ves a caso que me he levantado o crees que tengo algún lugar mejor a donde ir?—abrió los brazos—. Soy un hombre mayor, Katherine. Por favor, una historia de una jovencita como tú es lo que más necesito en mi aburrida vida.

Me reí por sus ocurrencias y en sus ojos encontré amabilidad y confianza. Pero no sabía si era apropiado. No, no lo era.

—Quizá en otra ocasión, lo siento—hice una mueca—. No me siento lista para contárselo a alguien.

—Bien, te entiendo—asintió—. Y aunque no sepa aún tus motivos para quedarte, lo acepto.

—¿Qué?

—De echo, iba a decírtelo hoy mismo. Después de la inauguración, hay asuntos que atender en las oficinas y quería pedirte que tú personalmente te encargaras.

Mi caballero inglés (PAUSADA) (Tom Hiddleston Fanfiction) (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora