Capítulo 12

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A la mañana siguiente mi hermano fue a levantarme, prácticamente me tiró de la cama. Cuando salí, todos andaban de arriba a abajo alistando maletas y guardando cosas en la camioneta, porque tal como había dicho la abuela, hoy visitaríamos el pueblo y haríamos una especie de campamento en el bosque cerca de casa.

Entre tanto alboroto, buscaba a Tom con la mirada, quería preguntarle cómo pasó la noche, pero no lo veía por ningún lado. Así que me dirigí al comedor, todos ya se encontraban ahí, desayunando; y observé a Tom sentado a lado de mi padre, conversando muy a gusto y eso me hizo sonreír.

—Buenos días, querida—dijo mi madre, y me dio un beso.

—Buenos días a todos—saludé, tomando asiento con ellos.

Enseguida fui capturada por la dulce mirada de Tom, quien me sonreía, y yo también lo hice.

El desayuno fue rápido. Mamá terminaba de guardar las hieleras con bebidas y comida en la cajuela, Matt amarraba la canoa de papá en el techo de la camioneta y Anne junto con la abuela ya estaban sentadas adentro con los pequeños.

—Hola, Katherine—me dijo, poniendo su brazo en mis hombros.

—Hola, ¿dormiste bien?—le pregunté, volteando a verlo.

—Como un bebé—bromeó.

Le di un golpe en el estómago, en juego. Papá nos gritó que ya subieramos y le dijo a Tom que fuera de copiloto. Al parecer, mi padre encontró un nuevo compinche.

Lo que me gustaba del pueblo eran las personas, eran muy amables y conversadoras. Además que las tiendas eran muy bonitas y sencillas; me encantaba escaparme a la tienda de costura, la dueña siempre me dejaba modelar los vestidos de princesa, era divertido.

Mi padre contaba sobre los inicios del negocio familiar en esta zona del pueblo, los negocios Rose eran los más acaudalados y reconocidos en toda el área de Canadá. Algo por lo que estaba muy orgulloso, demasiado diría yo.

Tom escuchaba atentamente lo que decía, se veía muy interesado en todo y miraba boquiabierto por la ventanilla, sabía que le gustaría; Tom y yo teníamos casi los mismos gustos, y más por las cosas viejas y clásicas.

Entramos a una tienda donde el dueño era amigo de la familia, el señor Sam Dawsom. Tenía muchas armas, y no era de extrañarse pues era una tienda de cacería. Habían cabezas de venados colgadas en las paredes, y otros animales; era demasiado y no toleraba ese lugar. Así que salí de una vez de ahí.

La gente que pasaba me saludaba, yo también lo hacía, por educación porque la verdad no recordaba a la mayoría, y eso que era un pueblo chico. Esperé a que los demás salieran, y sentí que una mano tocó la mía.

—¿Estás bien?

—Un poco, no me digas que a ti no te incomodó toda esa barbaridad.

—Algo—hizo una mueca—, pero me controlo. Me sorprende que te moleste, siendo que viviste aquí por mucho tiempo.

—Supongo que por eso me echaron—bromeé, y escuché su preciosa risa.

—... Katherine, nunca me has dicho totalmente, la razón por la cual te marchaste de tu hogar.

Me tomó desprevenida con eso, y solté un suspiro para poder responderle.

—Lo hice para cumplir mi sueño, quise independizarme y no deberle nada a mi familia—me encogí de hombros—. Llamalo egoísmo si quieres, pero para mí fue lo correcto.

—No me atrevería a hacerlo—movió sus dedos, tocando los míos y jugando con ellos—. ¿Por qué entonces trabajas para N&Y?

—Porque como toda joven ingenua en Nueva York, fracasé. Mi padre tiene muchos amigos y contactos, así que le buscó una oportunidad a su hija para que no fuera una buena para nada inservible.

Mi caballero inglés (PAUSADA) (Tom Hiddleston Fanfiction) (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora