Mi caballero inglés (PAUSADA) (Tom Hiddleston Fanfiction) (Editando)

Capítulo 18

Aquello era una manera de enfrentar el futuro y parte del presente, pero ¿de dónde iba a sacar las fuerzas para enfrentar su partida?

Todavía se quedaría unos cuantos días en Nueva York, pero para mí eso no era suficiente. Después de lo que pasamos no podía asemejar las cosas, y el hecho de que fuera a irse, me tenía en depresión.

Y el trabajo tampoco ayudaba. La mayoría del tiempo me la pasaba metida en la oficina, había tanto qué hacer que no podía pasar un instante con él. De vez en cuando lograba escaparme unos minutos, y esos los aprovechaba para ver a Tom.

Me dolía tanto no poder hacer más. Él se marchaba y yo no podía estar a su lado en sus últimos días.

Era viernes, me encontraba sumida en la silla frente al escritorio llena de papeles y más papeles por revisar. Llevaba toda la mañana ahí y no había parado para tomar un descanso. Cindy entró por la puerta, y empezó a quitar todos los papeles de encima y puso una caja de comida china en su lugar.

—¿Qué haces?—pregunté, escéptica.

—Disculpeme, señorita Rose, pero tiene que comer algo.

Solté un suspiro y le agradecí con un asentimiento. Esta chica, era una gran chica.

Comí tranquilamente, estos rollos primavera estaban tan deliciosos y el arroz, exquisito. Me perdí en el placer culinario de esa cultura, y escuché el sonido de mi celular. Era Tom. Mi sonrisa se ensanchó y me olvidé de todo lo demás.

—¿Bueno?—contesté con la boca llena, y lo escuché reír.

—Estás comiendo, ¿verdad?

—Justamente me llamaste cuando tenía una importante cita con un rollo primavera.

—Lamento mucho interrumpirlos —se rió—, pero llamaba para una cita mejor. Conmigo.
Giré mi silla al ventanal con vista a la ciudad.

—¿Una cita? ¿A dónde?—pregunté, y di otro bocado.

—Hoy haremos una excepción —comentó, divertido, se encontraba con un gran humor—. ¡Iremos a bailar!

—¡¿A bailar?!—casi me atragantaba, y empecé a toser.

—¿Estás bien?

—Sí, sólo que me has tomado desprevenida... ¿Bailar?

—¿Por qué tanto asombro con eso? —estaba segura que sonreía—. ¿No te gusta bailar?

—Creí que después de tanto tiempo ya me conocías bien.

—Y te conozco a la perfección. Anda, será divertido—rogó.

Me lo pensé unos segundos, pero no podía rechazarlo y menos ahora que no podríamos vernos como antes. Giré de nuevo mi silla, y estaba lista para responderle, pero vi a John recargado en la puerta y en las manos traía un montón de carpetas. Trabajo, seguramente.

Respiré para controlar mi enojo y decepción, y así contestar.

—Lo siento, Tom. No puedo.

—Pero...

—Tengo mucho trabajo y no creo acabar temprano, y llegaré agotada—lo escuché resoplar, estaba molesto—. Lo lamento mucho, pero por favor, no te detengas por mí. Diviértete.

Mis ánimos se oyeron totalmente fingidos, lo sabía por la manera en que Tom se bufaba y por la mirada de John.

—No te preocupes, preciosa. Entiendo—dijo, serio.