(Narrado por Tom)
Lo último que podía recordar era el sonido de la puerta de mi habitación azotándose cuando salí de ahí sin ningún tapujo. Mis lágrimas cayendo por mis mejillas, un nudo en mi garganta y el tiempo que no transcurría sólo hacían que el miedo a lo inminente se apoderara de mí.
En el trayecto al aeropuerto había recibido otra llamada, del mismo sujeto de la primera vez, contándome todo lo que había sucedido con ella y el motivo de su llanto. Recuerdo haberme quedado callado, emitiendo una que otra simple contestación hasta que la llamada terminó y abordé el avión. George; saber lo que ese malnacido estuvo a punto de hacerle a mi mujer, fue lo más frustrante y doloroso que pude sentir jamás. Ese sentimiento de frustración por no poder hacer absolutamente nada por ella y por nuestro bebé.
Maldije, grité en mi interior, lloré y me golpeé hasta no poder, hasta que aquella maldita sensación se fuera de mí, pero sabía que la única manera de lograrlo, sería viéndola a ella a salvo.
Porque, lo peor no se iba de mi cabeza. Cada pensamiento traía consigo un tumulto de posibilidades en las que Katherine no lo lograba, posibilidades donde ella no estaba más, donde su rostro no sería lo primero que viese por las mañanas, donde su sonrisa y sus ojos no fuesen lo que me motivaran a salir adelante... Un tormentoso e hiriente mundo donde ese pequeño bulto en su vientre no estuviera para darnos su luz. Y no, maldición. Eso no podía pasar.
Me resolví a impedirlo, a regresar por ella de cualquier forma. Las horas avanzaban lentas, y en el momento que por fin había llegado a Nueva York, algo dentro de mí se alborozaba con más ímpetu por saberle cerca de mí, pero todo atisbo de esa sensación se convirtió en pánico al toparme con el revuelo de reporteros y un montón de cámaras apuntando en mi dirección. Pero, ¿Cómo...? Mis pies retrocedían ante su presencia, sabiendo ya lo que se avecinaba con eso.
La seguridad del aeropuerto me abrió paso entonces, para poder salir y llegar al vehículo que horas antes había pedido. Las personas me empujaban, y aunque fuese lo que menos me importara en ese momento, me sentí aturdido y más desesperado que nunca. Seguía llorando, sintiendo mi corazón romperse conforme avanzaba entre la multitud que se había formado al reconocerme, yo sólo quería salir de ahí y verla a ella. Necesitaba saber que estaba bien.
Cuando por fin pude hacerlo, el chofer me llevó a toda prisa al hospital, logrando dejar atrás a unos cuantos paparazzis que parecían no ceder. Aun no sabía cómo rayos se enteraron de que estaba ahí, y menos que precisamente aparecieran en el aeropuerto a estas horas de la noche. Pero a ese punto de las circunstancias, ya me daba igual lo que saliese en las revistas o en otro sitio.
Tan pronto arribamos al lugar, salí del auto a toda prisa, sintiendo mi pulso acelerarse cada vez que me acercaba a la entrada, no importándome los bramidos y maldiciones que exclamaba en la recepción, queriendo saber de ella y sin tener resultados. Me sentía abatido, frustrado hasta la médula, ya sin ninguna fuerza hasta que un par de figuras en el pasillo me devolvieron la noción del momento.
—Tom—fue la primera en llamarme, impulsándome a encontrarles—. Estás... aquí.
—¿Dónde está Katherine?—pregunté sin miramientos, denotando desesperación al hablar—. Necesito verla, necesito saber que está bien.
—Tranquilo—su padre me dijo, poniendo una mano en mi hombro y dándome esa mirada que conocía bien—. Está estable, pero por favor... No desesperes, no es bueno que ella te vea así. Lo que necesita es tranquilidad ante todo.

ESTÁS LEYENDO
Mi caballero inglés (PAUSADA) (Tom Hiddleston Fanfiction) (Editando)
Fiksi Penggemar(PAUSADA) Katherine Rose cometió, lo que podría ser, el peor error de su vida: enamorarse de Tom Hiddleston. Y es que ambos pertenecen a mundos totalmente distintos, sus vidas fluyen por la corriente adversa de la sociedad. Todo comenzó como una in...