Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]

He is an Idiot

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En lo que llevaba de vida podría decirse que jamás había experimentado aquella sensación de vacío en el cuerpo, como si todo lo que le rodease fuese una mezcla inconsistente a punto de desplomarse con el menor de los vientos. Estas loca, se dijo nuevamente al apagar la lámpara que estaba inmóvil al lado de la cama, cerró los ojos lentamente pues el sueño ya comenzaba a hacer efecto en cada parte de ella. Dormir era la mejor opción después de un día tan agitado y lleno de emociones, aunque algo muy en el fondo de ella seguía arremolinándose.

Habían pasado ya dos semanas desde que vivía en París, su amiga Victorine y ella pasaban la mayor parte del tiempo juntas, así no tenía que ver al insufrible señor Ibrahimovic paseándose como rey por la casa y más que nada ignorándola como si fuese un mueble más.

— Es un idiota— dijo antes de beber un poco de su limonada, aquel día estaban en uno de los restaurantes favoritos de su amiga, Victorine la miró de arriba abajo tratando de contener la risa, jamás había visto a su amiga de esa forma, enfurecida después de dos semanas con alguien que apenas si conocía.

— debe ser realmente un idiota o muy guapo para tenerte así— sin miramiento le aventó un pedazo de pan que estaba en una hermosa canasta en medio de la mesa, su amiga le esquivo con maestría sólo para después soltar una carcajada, antes de que pudiese decir algo su teléfono sonó dejándola con la palabra en la boca.

— ¿diga?— aquella voz que tanto le causaba revuelos resopló en su canal auditivo dejándole un color aun más pálido que el natural, roló los ojos nuevamente asintiendo.

— ¿ Y James?— preguntó— Muy bien, ¿Los llevó a casa?— sus ojos dieron otras tres vueltas, ni siquiera se despidió de la persona simplemente dejó caer el teléfono en la mesa de madera la cual emitió un eco bastante poderoso.

— Me tengo que ir, debo recoger a Max y Vincent, el auto se descompuso— su amiga apretó los labios además de alzar los hombros, dejó un par de billetes para las dos encaminarse hacia sus autos, al menos era algo bueno que había sacado del idiota ese, un auto, el cual no se usaba en la casa, era un pequeño Audi, nada ostentoso.

 Llegó al edificio parisino que fungía como una de las mejores escuelas de aquel país, un guardia le detuvo para que entregase su ID y así pasar a recoger a los dos chicos que sin pensarlo se habían ganado su corazón, estacionó el auto para dirigirse hacia la entrada de la escuela, una profesora de cabello cano le sonrió — Vincent y Maximilian Ibrahimovic— comentó, antes de que la maestra les llamase los chicos salieron disparados hacia ella con las mochilas colgando de sus hombros, les saludó con un movimiento de manos.

— Usted debe ser la señorita O'Ahern, el señor Ibrahimovic habló para avisar que usted vendría, sólo necesito que firme esto— asintió tomando el papel en sus manos y rayando la hoja con la firma más extraña jamás vista. Llegó a un estadio colosal, pero ésta vez tenía que pasar por el primer circulo de seguridad, un policía de aspecto extraño que simplemente vio con mala cara el auto, aunque trató de mil maneras no la dejó pasar.

— Déjame pasar Ibrahimovic los espera— señaló a los chicos rubios dentro del auto que ahora tenían el rostro pegado al cristal sacando la lengua, se mordió el labio para no reírse. La negativa del policía le llevó a tomar una medida realmente drástica.

— Sí, el policía no me deja pasar— dijo con el teléfono pegado al costado del rostro, el hombre no respondió con palabras solo con un bufido muy típico de él, en pocos minutos y en un carrito de Golf llegó con el ceño fruncido y algo de sudor, se le veía algo cansado y por si fuera poco con el ceño fruncido.