The Hayek Family

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El vuelo fue rápido o al menos así lo sintió pues cerró los ojos al momento de abordar, dejándose embriagar por el aroma de Zlatan, éste la abrazó para que descansara en su pecho, el corazón de el sueco latía de forma pacifica, su pecho se movía al compas de su respiración, era lo único que necesitaba, sólo a él.

El chofer a la casa los esperaba ya en la entrada del aeropuerto aunque indicó que las ordenes eran llevarlos a la casa a menos de media hora de Estocolmo, la joven se reusó, ella lo que quería era ver a su abuelo, no le importaba no comer o dormir, sólo verlo.

Ored no pudo replicarle simplemente puso en marcha el auto hasta el hospital dónde la mayoría de la familia se conglomeraba, grandes pasillos de pisos de mármol, paredes tapizadas de un ladrillo rojizo pigmentado para verse mate, la enorme sala de espera estaba equipada con sillones modernos, maquinas del mejor café, un estante de libros, además de mesas de cristal verde.

— Evy, que bueno que pudiste venir— musitó su tía Elore con una sonrisa fingida pues el dolor era lo único que podía desbordar su pequeño y delgado cuerpo, se abrazaron mutuamente antes de ser separadas por la mano de su tío quien se disponía a saludarla.

— Que bueno que estés aquí— besó su frente de una forma sutil, sus ojos se veían cansados con bolsa purpuras debajo de ellos, su piel blanca había perdido brillo y por más que quisiese sonreír sus labios no se lo permitieron.

— ¿Puedo verlo?— su tío negó con la cabeza, por lo rápido que pudo explicarle estaba en terapia intensiva y sólo una persona podía entrar por día.

— Debes esperar— susurró desviando la mirada hacia el hombre colosal que estaba como un guardia al lado de su sobrina, aquel rostro duro, con más años encima que la joven delante de él, se suavizaba con solo ver los ojos verdes de ésta.

—¡Dios que tonta! les presento a Zlatan Ibrahimovic, mi novio— ambos estrecharon las manos al igual que con su tía la cual pudo sonreír forzadamente, Zlatan no hizo más platica por respeto al dolor y angustia que había en el cada rincón de la sala de espera.

—Vayan a casa, tu madre debe estar ahí— besó su mejilla y le dio una palmada en el brazo a Zlatan, ambos salieron del hospital aunque antes de llegar al auto Maeve se desmoronó en sus brazos.

— Lo voy a perder también— murmuró con los sollozos mezclados al tono cansado de su voz, pero Zlatan tomó su rostro para después besar su frente y estrujarla contra si.

— Estoy contigo— susurró con mucha dulzura, algo que pocas veces podía verse en Zlatan.

Llegaron a la gran casa ubicada en un área verde fuera de la gran ciudad, los tres pisos que la conformaban casi no se distinguían con su fachada amarillo pálido. El auto viró hasta llegar a la entrada de la casa dónde un hombre de al menos cuarenta años se posaba con gran porte.

—Bienvenida señorita O'Ahern, señor Ibrahimovic— Maeve lo saludó con un beso en la mejilla algo que el hombre respondió con una reverencia.

—Hola Noak— murmuró la joven seguida de su novio el cual parecía sostenerla, el hombre los guió por la gran casa con paredes blancas y pisos de madera recién pulida, lo cual le daba un aroma peculiar a cada rincón por el que pasaban.

—Su habitación es ésta, la familia está por llegar así que tuvimos que hacer unos cambios de ultimo momento— Maeve asintió con una sonrisa mientras Zlatan desviaba la mirada a cada rincón de la blanca habitación con vista al lago y a la embarcación que estaba seguro era de la familia.

—Tova les traerá algo de comer, con su permiso— culminó el hombre saliendo de la habitación con toda propiedad, al sentirse ya solos Zlatan bufó por lo bajo, parecía que estaba en la escuela y que alguien iba gritar que se estaba comportando mal.

Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora