Méfiance

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méfiance [mefjãs] ƒ recelo

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Las parejas cenaron en el elegante restaurant llamado Le Cinq, fue algo ameno, charlando como lo hicieron en Suecia, además que Adam se quedaría junto con Celia hasta el próximo partido de Zlatan.

Volvieron a casa pasada la media noche, los ojos de Maeve se cerraban a cada paso, como pudo se quito el vestido para tirarse en la cama y así caer en los brazos de Morfeo, Zlatan sonrió un poco, pues su delgado cuerpo se encogió cuando el viento comenzó a correr por la recamara; besó su mejilla arropándola con las sabanas color perla.

Por la mañana se levantó con un dolor en la pierna, tal vez por que había dormido sobre ésta casi toda la noche, ató su cabello en un extraño moño que parecía una bola de estambre, comenzó a preparar el desayuno pues Zlatan estaba a punto de llegar de correr, detestaba que llegase tan fresco y guapo.

Dejó la cafetera encendida antes de darse una ducha, ahora mismo estar apegada a una rutina no le parecía descabellado, le gustaba estar rodeaba de ese ambiente hogareño, los niños los fines de semana, películas en casa, desayunos en pareja o una cena espontanea en el restaurante tailandés a dos cuadras de su apartamento.

—Buenos días— saludó al verlo caminar por la puerta con el sudor pegados a su piel, Maeve llevaba ya una taza de café colombiano, Zlatan besó sus labios rápidamente antes de pasar a darse una ducha y desayunar con ella, después él la dejaría en el trabajo.

La joven encendió en el televisor sólo para que el sonido se comiera el silencio de la mañana, comenzó a poner la fruta en los platos correspondientes dejando que la voz del presentador matutino dijera que look deberías llevar ese día, mientras una mujer también comparaba su estilo con el de los famosos de Hollywood.

—Tienes un día pesado— preguntó Ibra pasando sus manos por debajo de su blusa, ahora se sentía fresco, con aroma a jabón y loción.

—Nada de eso, sólo una sesión de fotos, Celia quiere checar que todo esté bien con la ropa que mandó de su firma— el jugador no comprendió muy bien eso ultimo pero asintió pasando a la mesa no sin antes tomar su bote lleno de proteína y agitarlo fuertemente.

—Vas a entrenar hasta tarde— vocifero Maeve desde la cocina pero él negó con el simple movimiento de su cabeza, su cabello húmedo dio algunos vuelos por el movimiento.

La televisión seguía sonando mientras tomaban sus alimentos, no había mucho de que conversar ese día y a veces ambos, disfrutaban el silencio que podía desplegarse entre la mesa, no sin ser incomodo; cuando terminaron Maeve corrió a lavarse los dientes con el celular en mano pues los miles de textos que cesaban por la noche habían despertado de su letargo para llenar la pantalla del teléfono.

—Tenemos que irnos...— Zlatan estaba de pie frente al televisor con la maleta en mano, estaba pasando las escenas de cómo la seguridad de la revista había sacado a Nicole, casi como si fuese una ladrona.

—Que significa eso— giró sobre sus talones para poder verla a la cara, Maeve no sabía mentir, inclusive antes de hacer sus mejillas se tornaban rosas y aquellos hermosos ojos bailan de un lado a otro.

—No fue nada— el sonido de su teléfono interrumpió la platica con tintes de discusión, la joven tomó su bolso junto con las llaves de la casa, Zlatan la siguió de cerca hasta el estacionamiento; daba la impresión de que quería alargar la llamada con la editora en jefe pero después de subir al auto tuvo que colgar.

Un silencio reinó el auto por los primero minutos después de que lo puso en marcha, las manos de el jugador se aferraban un poco más al volante, en la primera luz roja su garganta explotó.

Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora