Italian Intruder

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El ambiente era tenso, casi podía sentir que la casa no sentía igual, Eammon le dio un sorbo grande a su café además de cruzar la pierna de forma elegante. 

—Zlatan ¿Puedo llamarte así?— asintió tomando la mano de Maeve, quien se veía contenta. —Perfecto, háblame de tu relación con mi nieta— jugó un poco con los dedos de la chica antes de responder aquella pregunta que era un poco abstracta, difícil, inclusive se sentía como en la escuela. 

—Bueno, con Maeve todo es maravilloso, nuestra relación no comenzó del todo bien, pero supe que quería estar con ella el resto de mi vida, por eso ahora estoy divorciado, para darle el lugar que se merece— iba a seguir hablando pero Eammon lo interrumpió con un simple gesto, sus penetrantes ojos se dirigieron a su hijo quien se sumía más en la butaca. 

— Heinrich Benjamin O'Ahern— suspiró pesadamente el hombre mayor que a su vez le dedicaba una mirada a su esposa. —Henry— le llamó por ultimo como si se estuviese dando por vencido, o como si el hombre frente a él no tuviese ya los años suficientes como para levantarse e irse por su cuenta. 

—Quien te dio la autoridad para quitarle su anamchara(Alma Gemela)casi grita Brianna O'Ahern reteniendo su enojo en sus delgados puños, los ojos de Henry se abrieron de más, como si aquella palabra le traspasara el corazón como una bala. 

Madre, como puedes pensar que es anamchara— el hombre estaba indignado, pero no tanto como su madre que tenía la decepción en los ojos, negó con la cabeza mientras le tomaba a Nayla la mano, sólo para poder obtener su anillo de matrimonios. 

mo síorghrá (tú amor eterno)— leyó antes de volver a verlos. —¿Lo es?— preguntó nuevamente mientras su hijo asentía tomándose las manos por le nerviosismo que le causaba la mirada de su madre. 

—Entonces no eres nadie para prohibirle el amor a tu hija, Nosotros no nos opusimos a tu matrimonio con Nayla— Henry O'Ahern no decía nada, simplemente asentía con la cabeza y Zlatan sólo pudo mirarlo a los ojos, ya no estaba aquel hombre de la mirada pesada y desdén en la mirada, sólo el hombre que conoció alegre en su casa en Paris. 

—Henry, pídeles perdón— vociferó Eammon alanzado su espesa ceja blanca, su hijo lo observó como si estuviese loco, pero la faz de el señor O'Ahern no cambió en lo absoluto. 

—No es necesario abuelo, sólo queremos que acepte nuestra relación— fue entonces cuando Eammon se levantó de la silla besar la mejilla de su nieta con mucho amor. 

Maeve y ellos no habían tenido una relación tan estrecha como con su abuelo Nick pero los amaba demasiado, más cuando su abuela preparaba aquellas galletas de vainilla que inundaban con su delicioso aroma la cocina de la casa de campo, la humeante taza de chocolate con malvaviscos que hacia antes de la cena de navidad. 

—Claro que la acepto Maeve— hizo una pausa para ver al sueco delante de él. —Zlatan— murmuró antes de extender su mano y que Ibrahimovic la tomase con fuerza, aunque no sintió que aquel saludo fuese real, el rostro de alivio de todo le hizo formar una sonrisa en el rostro. 

Los abuelos de Maeve se quedaron inclusive a la cena, junto con la pareja, por la mañana partirían a Estocolmo junto con Nayla y Henry, mientras ellos seguirían unos días más en Malmö para que Maeve conociera bien a otros amigos que tenía en la ciudad, probara las deliciosas pizzas de uno de sus ex compañeros del Malmö FF. 

Los días se pasaron tan rápido a su lado, que en menos de un pestañeo ya estaba en un Jet privado de regreso a Paris. Supo que estaba en la capital francesa cuando el viento cálido golpeó su rostro como si fuese una ola de calor; bufó por lo bajo acomodándose las gafas antes de tomar a Maeve de la mano y así apoderarse de su cintura. 

Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora