Drowning our Feelings

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Victorine entró en la casa como si fuese la suya, con una maleta en el brazo, aquel día harían una pequeña fiesta en la alberca con el permiso de los dueños de la casa, primavera en Paris, los primeros vientos calurosos tocaban la capital francesa.

— Hola Helena— saludó a la mujer que se paseaba de un lado a otro en la cocina, ésta le saludo con una sonrisa en el rostro, todo iba muy bien, por lo que podía verse o al menos eso se aparentaba en la casa Ibrahimovic. 

Se adelantó unas cuantas puertas más entre el laberinto de pasillos de la mansión sólo para encontrarse con una puerta café que decía "Keep Out" , tocó tres veces pero no hubo respuesta «¡Te gané!» gritó la voz de su amiga seguido de un lamento por parte de una voz un tanto mas gruesa, que maldecía una y otra vez, abrió la puerta para encontrarse con Maeve y Zlatan jugando algún videojuego violento como ella los calificaba.

— te robo a ésta mujer— comentó dejando a Zlatan con una mueca de pocos amigos, odiaba que Victorine la apartara de su lado, estaba demás decir que desde el incidente ambos no se podían ver ni en pintura, aunque fingían muy bien ante Helena, pero fuera de la casa la joven francesa ni siquiera le dirigía la palabra, más cuando aun sospechaba que su amiga y él tenían algo que ver. 

Se le vino a la mente aquella tarde cuando bajó de la habitación para volver a Paris, ella le jaló directo a un hermoso estudio de muebles chocolate, con grandes cortinas que parecían sacadas de un castillo, todo el lugar resoplaba en un tinte vino y medieval, además del terrible aromatizante a manzana y canela que se esparcía por el lugar como un maldito veneno. 

— Vas a alejarte de ella de una vez por todas— enunció con una voz tan temperamental que hasta él mismo se sorprendió, alzó las cejas al menos dos veces para poder comprender todo el contenido de aquella oración.

— ese no es tu asunto— vociferó enojado, nada le permitía a esa mujercita meterse en los asuntos que Maeve y él tenían, mucho menos a dar una opinión sobre su modo de vida, es más ni su madre lo hacía. 

— ¡Los es! Esa mujer de ahí arriba estaba destruida horas antes y crees que por venir con tu maldita sonrisa de estúpido puedes decir que arreglaste las cosas— azotó las manos en el escritorio que estaba seguro era de una madera muy fina, pues brillaba como un diamante pero a su vez podías divisar la antigüedad de la pieza.

— Ese no es tu asunto como ya te dije, no te metas niña— una mano iba a ir directo a su mejilla pero la detuvo con mucha fuerza, de la cual se arrepintió después, pero ya no había marcha atrás, Victorine tenía lagrimas en los ojos por el agarre del futbolista, pero aun así el odio de sus pupilas no era arrastrado por el lagrimeo.

— Si no paras esto juro que voy a acabar con tu carrera— le amenazó y fue entonces cuando la soltó viéndola con mucho interés, qué mierda le pasaba a esa mocosa francesa con ínfulas de duquesa, se atrevía a amenazarlo con algo tan estúpido.

— ¡oh puedo hacerlo!— dijo muy segura de sí misma— claro que puedo destruir al gran goleador Zlatan Ibrahimovic, pero lo único que me detiene es ella— señaló la planta alta para después sacarlo de ahí, aun con las casi tres horas de carretera no pudo encontrar el maldito por qué de su actitud, inclusive ahora no podía descifrar la perturbada mente de Victorine.

La reunión era con unas pocas amigas de la facultad, Maurice, Georgina y Rose, un día de chicas en piscina para relajarse antes de comenzar con algunos proyectos que cada uno de sus maestros tenía en mente, algo que le apasionaba, demasiado pues uno de sus catedráticos favoritos trabajaba en una revista de modas prestigiada que tanto amaba, además sería una puerta para promover la empresa familiar, en si tenía muchos planes que ocupaban su cabeza, aunque uno era el que pateaba su mente diariamente, Zlatan Ibrahimovic. 

Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora