All for You

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Todos dormían, incluso su prima se enredaba cada vez más en el enorme edredón blanco que cubría la cama y a su vez la llenaba de calor, acomodó su cabello en un enorme chongo para después salir de la habitación, por más que lo quisiese sus ojos no podían cerrarse, para algunas personas entregarse a los brazos de Morfeo es de lo más normal, y así lo era antes de conocerle, a aquel hombre que con su simple mirada ámbar le robaba cada uno de los sueños que podía tener, por que él se había convertido en el único.

— Insomnio— comentó desde lo más recóndito de la cocina, había bajado por algo de agua o tal vez una taza de leche caliente para ver si con ese soborno Morfeo regresaba a su cuerpo.

— Algo así— se acercó a la nevera para sacar el frasco de leche; Tensión en el aire que recorría la cocina de colores tierra, los favoritos de Helena pues se podían encontrar en toda la casa, inclusive en la decoración de las habitaciones.

— Trata de dormir— dijo antes de salir y depositar un beso en su frente como si fuese uno más de sus hijos, la luz que salía del lugar bañó un poco de su espalda ancha pero bien formada, delineada por aquella camisa blanca que usaba para dormir.

Le pedía lo imposible, conciliar el sueño teniendo aun la sensación de sus labios en ella era descabellado. Simplemente descabellado, se volvió a decir terminando el vaso de leche de un solo tajo pensando que era un licor recorriendo su garganta.

Año nuevo, los primeros días de el hermoso año, era como si el aire mismo se renovara, Helena como de costumbre viajaba por su trabajo, ésta vez estaría fuera por más tiempo, por su parte Maeve comenzaba clases en menos de dos semanas; había hablado poco con Zlatan desde la noche de navidad, aunque secretamente bajo los enormes suéteres que utilizaba se escondía el collar que le había regalado.

Esa mañana despertó más temprano de lo usual, ató su cabello en una coleta, aun iba en pijama, dos piezas de color negro, la blusa entallada a su cuerpo, en el pecho el estampado de la fuente de poder de Iron Man, mientras el pantalón le arrastraba y sólo se detenía bien de su cintura por el resorte y aquel cinto que tenía más nudos que su cabello al amanecer, la casa parecía desierta, los niños dormían, Colette aun no llegaba, y Zlatan tal vez en el quinto sueño como sus hijos, preparó la cafetera y mientras la maquina hacia su trabajo se preparó cereal, robándole un poco del infantil de Vincent y Max, pues el que Helena prefería era algo de fibra que por dios juraba sabía a cartón.

— Colette necesito mi proteína— la voz de sus sueños, la cual pondría como tono de llamada sólo para escucharla a determinada hora del día, sí, él, Zlatan Ibrahimovic, dueño de cada uno de sus suspiros, de los sueños que tenía, ¡Venia sin camisa!, gritó su mente.

— ¡Dios Bendito! — se llevó las manos al pecho presionándolo como si le doliese — ¡Usa algo de ropa!— recriminó desviando la mirada aunque parpadeando incesantemente, la sonrisa de el jugador no se hizo esperar, sus pecas habían resaltado más cuando sus mejillas tomaron un ligero tono rosa que se parecía al de sus labios.

— ¿Dios?, pensé que no creías chica Manhattan— se cruzó de brazos emitiendo una mueca de disgusto, inclusive enterró la cuchara cromada en el tazón negro de cereal, el cubierto se quedó estático por la cantidad de alimento, algo que hizo que Zlatan alzara una ceja.

— Ese no es tu asunto, ahora ponte algo de ropa— iba a girarse pero dos enormes brazos con marcas de tinta le cerraron el paso, por el amor de todo lo divino que existía en el universo, que se quitara, que no pegara ese torso fuerte a ella; ¡Las piernas iban a flaquearle!, tal vez tendría un paro cardiaco en ese momento.

— ¿Nerviosa? ¿La pongo nerviosa señorita O'Ahern?— ese maldito tono de voz lleno de superioridad, lo detestaba, o tal vez lo detestaba por que lo amaba, así de confusa era su mente, así de trastornado se volvía su raciocinio cuando Zlatan se encontraba cerca.

Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora