I am No One

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Hoy, apenas hace unas horas se corrió la noticia de la Muerte de uno mis artistas favoritos, David Bowie, me llega mucho pues siempre lo admiré (y lo seguiré haciendo) así que por hoy los capítulos de mis historias van en su nombre, Descanse en paz un GRANDE.

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Era tiempo de enfrentar la realidad, después de al menos una semana entre los exámenes consumiéndolos y trabajos en grandes cantidades, ahora debía resolver todo como la persona adulta que era, el problema es que nadie le había advertido de los problemas de serlo, ahora ahí estaba ella con el joven de cabello algo rubio peleando con lo castaño y los ojos más bonitos que había visto. 

Había citado a Sebastian después de que llegada de Helena, había componer las cosas no le había dicho Ibra o ahora, Zlatan como le llamaba a diario, componer, ella sólo sabía destruir las cosas, destruir un matrimonio, un corazón, a ella misma, joder que desastre de verdad, resopló esa línea en su mente mientras el mesero ponía dos cafés frente a ellos. 

— Bien, te escucho— dijo seco, casi como si no sintiera, era obvio seguramente verla era como un par de balas en la espalda, frías, dolorosas y desprevenidas.

 — ¿Crees que estoy enamorada de Zlatan?— preguntó, era obvio que lo pensaba, inclusive antes de que sonriera con hilaridad, ¿qué debía hacer?, decirle simplemente la verdad, que lo que más deseaba era que Zlatan dejara a Helena para poder vivir su amor con ella. Claramente esa opción no tenía cabida alguna en la conversación.

— Estas equivocado, no lo amo—. Hizo una pausa sólo para armarse de valor para mentir — Helena y mi madre son muy cercanas, mi abuelo pagó la educación de Helena, así que todos han sido cercanos a la familia, Zlatan literalmente me vio crecer— alzó las manos como si estuviese diciendo la verdad más pura, los ojos de Sebastian bailando un poco por lo bajo mientras con un dedo recorría la circunferencia de la taza de cerámica verde. 

— Es la cosa más tonta que me han dicho— Maeve roló los ojos, mientras tomaba su teléfono y le marcaba a la única persona que solucionaría esto, o al menos trataría para su propia conveniencia «Maeve, ¿qué sucede?» preguntó la sueca por el teléfono.

— Hola Helena, perdón por molestar, pero estoy con Sebastian quien piensa que es mentira que eres muy cercana a mi madre— la risita de Helena se escuchó claramente, de forma natural como pocas veces lo hacía, si de verdad Seger era lista seguiría el juego. 

«Es cuestión de lógica, tu madre no le confiaría a una desconocida tu seguridad después del arresto», la única palabra para describirla era una horrible, pero al menos había ayudado un poco, se despidió de ella sin antes pedirle que pasara por algo de leche al supermercado pues Ibra no iba salir de entrenar hasta después de la cena.

—¿contento?— masculló un tanto molesta, cogerse la razón era fácil, lo que no le era factible, era el hecho de tener que mentir para salvar su trasero impuro o mejor dicho, salvar el matrimonio del hombre que para que negarlo, estaba locamente enamorada. 

— Maeve, ¡Dios! Fui un tonto— besó sus manos como si fuese la misma encarnación de dios, pero no lo era. Después del café visitaron un par de museos, algo rápido pues helena seguramente la ahorcaría si no llegaba con el encargo.

El auto de Sebastian aparcó en la entrada de la casa, justo dónde Zlatan colocaba su auto cuando llegaba — me gusto que nos reconciliáramos— la abrazó fuertemente antes de sostener su rostro con sus grandes manos, peinó un poco su cabello chocolate que tanto le volvía a loco.

Let's Play Love [Zlatan Ibrahimovic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora