XXVI.

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Llegué a China al día siguiente, más bien a la noche siguiente. No toqué mi teléfono móvil en todo el día, ni siquiera para llamar a mi madre y avisarle de que había llegado, no quería ver los mensajes de Sehun, ni sus llamadas, no quería ver nada que me hiciera llorar ahora.

En cuanto llegué a la puerta de mi casa, llamé al timbre. Una voz dulce y delicada se escuchó detrás de la puerta, diciendo que ya habría. Mi madre tenía la voz más hermosa del mundo, después de Sehun, claro. Sehun. Le echo tanto de menos.

-¡Cariño!- Mi madre se me echó encima, dándome un cálido abrazo de bienvenida a casa. A China. No París. No con Sehun.

-Mamá.- No correspondí con el mismo entusiasmo que ella, pero le correspondí con cariño, era mi madre, mi amada madre y sin duda le tengo un gran aprecio.

-Mi niño, cuanto tiempo, ya te echaba de menos. ¿Todo bien por allá? ¿Alguna chica guapa?- Me daba pequeños y débiles golpecitos con su codo, intentando que yo le hablara sobre mi estancia en París.

Ay, mamá, si supieras.

-Pues genial, he aprendido mucho y trabajado aún más.- No quise contestar a su otra pregunta y ella entendió el porqué, no exactamente ya que no creo que se imaginara que era un chico, pero sí que la despedida había sido horrible.

-Bueno, cielo, pasa y seguimos hablando, debes estar agotado.- Mi madre era increíble, siempre sabí cómo hacerme sentir mejor y, sobre todo, cómo hacerme sonreír de nuevo.

Al entrar me dirigí a mi habitación para dejar allí mis maletas y tumbarme en la cama, con la clara intención de dormir, mañana tendría que ir a por las notas de fin de curso.

Cuando estaba a punto de dormirme comenzó a sonar una canción bastante alta a decir verdad. Era If You de BigBang, la canción que tenía puesta de tono de llamada. ¿Quién me estaba llamando a estas horas? Tomé mi celular entre mis manos y lo vi.

107 mensajes.

16 llamadas perdidas.

1 llamada entrante.

Todas de la misma persona, Oh Sehun. No descolgué, esperé a que dejara de llamar, pero cada vez que colgaba, volvía a llamar. Una y otra vez.

No pude dormir en toda la noche, entre que él no paraba de llamar y que yo no era ni capaz de contestarle, la noche se hizo eterna. Dejó de llamar, y me llegaron muchísimos mensajes, uno tras otro, hasta hacer que mi teléfono colpsara y se apagara de golpe.

Ni siquiera cuando el teléfono se apagó pude dormir, sólo podía pensar en él. Ni siquiera me importaban las notas de mañana, ni si suspendía alguna materia, yo sólo pensaba en él, sus manos recorriendo mi cuerpo, sus labios acariciando los míos, la sonrisa que me brindaba todos los días, su arrogancia, sus contestaciones, sus palabras, sus gemidos, él.

Luhan, ya basta, se acabó. No vas a volver, y él no va a venir hasta aquí. Fue un amor pasajero, como los de verano, se acabó la estancia allí y se acabó Oh Sehun.

Tal vez mi alter ego tenía razón, ¿debía comenzar a olvidarlo?

-¡Luhan! Hoy tienes que ir a clase, venga, date prisa.- Mi madre me gritaba desde la planta baja de nuestra casa, pensando que yo estaría dormido, pero no, llevo despierto toda la noche, sin sacar los recuerdos de París de mi cabeza.

-Ya voy.- Susurré en medio de un suspiro, no para responderle a mi madre, tan sólo para intentar levantarme de la cama. Lo conseguí, a pesar de mi cansancio, conseguí levantarme y prepararme como todos los demás días; una buena ducha, taparle las ojeras con maquillaje, vestirme y retocarme el peinado. Me importaba mucho, demasiado, mi apariencia. -A por el graduado.- Me di ánimos a mí mismo y salí de mi habitación para dirigirme a la cocina, donde estaba mi madre preparándome el café mañanero.

-¿Preparado?- Dijo colocando mi taza de café en mis manos.

-Sí.-

Estaría más preparado con el apoyo de Sehun. Luhan, basta, olvídale, no puedes haberte enamorado de alguien en tan poco tiempo, y menos de un abusón que pegó a varios de tus amigos.

Mis amigos. Tomé mi teléfono móvil y llamé a Chen, seguro que él sabía subirme el ánimo, lo necesitaba bien alto hoy.

Tres tonos y descolgó el teléfono, su voz me hizo sonreír, sí que les extrañaba, mierda.

-¡CIERVITO!-

-¡DINOSAURIO!-

Se escucharon risas y pude apreciar la voz del hombre-ardilla, él también quería hablar conmigo.

-¿Ya me echas de menos?-

-Es que hoy me dan el graduado, no sé si he conseguido graduarme y necesito ánimos.- Parecía que le estaba lloriqueando, pero era la pura y absoluta verdad.

-Espera, pongo el altavoz ya que una ardilla no para de moderme el brazo.- Me reí levemente, ellos también me extrañaban.

-¡Lulu!- La tierna y delicada voz de Xiumin me hacía sonreír inconscientemente. -Te deseo toda la suerte del mundo y, ¡estoy más que seguro de que conseguiste el graduado! Cuando te lo hayan dado, llámanos, quiero ser el primero en enterarse de tu gran noticia. Te quiero, ¡suerte!-

-También te quiero, Minnie. Gracias por todo, ¡ah! Y TrollChen, gracias.- No los vi, pero juro que podía notar como sonreían.

Colgué y me dirigí a mi Universidad, nada en el día de hoy podría desanimarme.

O .

I met him in Paris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora