XXVII.

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·Este capitulo será exclusivamente narrado por Sehun, todo es desde el punto de vista de Sehun·

Después de dejar a Luhan en su departamento me dirigí a mi casa, necesitaba descansar un rato, luego ya hablaría con mi Hannie.

Llegué a mi casa y me tumbé en el gran sofá, que ocupaba un gran espacio en mi salón, más bien me dejé caer en él, pero es lo mismo. Debía descansar, con Luhan a mi lado es difícil dormir, lo único que quiero hacerle es tocarle, besarle, hacerle mío una y otra vez, hablar con él, escuchar sus palabras, y gemidos.

¿Qué me has hecho, Luhan?

Me quedé dormido en seguida, de verdad estaba cansado. En cuanto desperté llamé a mi ciervito preferido, lo extraño fue que no descolgara el teléfono cuando yo le estaba llamando, por lo que decidí dejarle un mensaje. Le llegaban, pero no los leía. Comencé a enviarle mensaje tras otro y él seguía sin leerlos. Tomé mi teléfono y llamé a la única persona que se me ocurrió en ese momento.

-¿Diga?-

-Xiumin, ¿Luhan está contigo? Me estoy preocupando porque le he llamado y enviado...-

-Sehun.- Me interrumpió con la voz ¿triste? Había estado llorando.

-¿Sí?-

-Luhan ya no está aquí, se ha ido.- Qué. No. Luhan. ¿Mi Luhan? ¿Mi novio? No puede ser, justo ahora no, por favor.

-¿A-a dónde?- Mi voz entrecortada daba a entender que tenía un gran nudo en la garganta, daba a entender que estaba rompiéndome lentamente por dentro.

-A China, a su casa.-

Colgué y salí corriendo de mi casa, me metí en mi coche rápidamente para dirigirme hacia el aeropuerto, necesitaba verle, hablarle. No quería despedirme, quería impedirle que se subiera a ese puto avión, quería impedirle que me abandonara. Llegué al aeropuerto en seguida, menos mal que no me vio ningún policía porque iba demasiado rápido en la carretera. Mis pies torpes me hicieron pasar un mal rato en cuanto me caí por las escaleras, mi rodilla se jodió, pero no iba a dejar de correr, Luhan estaba a punto de coger su vuelo e irse de mi lado. No lo permitiría.

"Vuelo a Beijing, China: despegando."

Corrí todo lo que pude con la rodilla tal y como la tenía, chocando con la gente y escapando de varios guardas ya que me había colado varías filas y no tenía billete ninguno.

Vi como el avión despegaba, y vi también el cabello color dorado de Luhan, su carita de perfil, sus labios, le vi.

Mis gritos se podían escuchar por todo el aeropuerto, y los golpes contra el cristal podrían romper este mismo, pero los guardias me arrastraron (literalmente) del lugar, echándole del aeropuerto.

Le he perdido.

No. Nunca.

Volví a entrar al aeropuerto, esta vez con mis gafas de sol puestas y la chaqueta que llevaba puesta se quedó en la basura. Me dirigí a la zona donde se compraban los billetes y pedí unos para Beijing, China. La casa de mi amor, mi único amor. La chica que me atendió me dijo que sólo había un asiento libre en el próximo vuelo, que sería mañana por la mañana a las nueve en punto. Sin duda alguna lo acepté, pagué por el billete y me dirgí a mi casa de nuevo, debía recoger un par de cosas y dárselas a mi Luhan. Mi Luhan.

Llegué a casa y seguí intentando comunicarme con Luhan, llamándole, mandándole mensajes, creo que me pasé un poco, pero no iba a rendirme. La noche se hizo presente muy lentamente, claro, los días eran larguísimos sin él. Recogí los dibujos, bocetos y cuadros que había hecho y los metía en una maleta, la única maleta que llevaría a China por la mañana.

No dormí, en toda lo noche sólo pensaba en él, mis manos recorriendo su pequeño y delicado cuerpo, mis labios acariciando los suyos, la sonrisa que me brindaba todos los días, su inocencia, sus malos momentos, sus palabras, sus gemidos, él. Todo él rondaba mi cabeza, y juro que mañana iré a su Universidad a hacer que esto siga adelante, que él y yo sigamos adelante, nosotros tenemos un futuro juntos, un futuro que no se puede romper ni derrumbar.

El reloj marcó las ocho y yo ya me encontraba duchado, vestido, peinado y desayunado, por lo tanto, estaba totalmente preparado para coger ese avión y verle.

Me metí en mi coche y salí camino el aeropuerto de nuevo, esta vez a una velocidad moderada, medianamente moderada ya que claramente quería estar allí cuanto antes, los nervios me podían y conducir con nervios no es recomendable.

Llegué. Aleluya.

Me dejaron pasar al interior del avión y cuando despegó no pude evitar sentirme mareado, nervioso y a la vez triste, ¿por qué no quiso despedirse de mí? ¿por qué no me dijo nada? ¿se habrá olvidado de mí? ¿se habrá cansado de mí?

Las horas pasaron y me quedé completamente dormido en el avión, mi cabeza se encontraba colocada sobre la ventana del avión.

"Veinticuatro de Junio, 2015."

Llego a China con mi única maleta en mano, andando por calles que desconocía y persiguiendo a alguien que no sé dónde estaba. ¿Me habré vuelto loco? Bueno, a parte de loco por Luhan. Me dirijo a una parada de taxis, esperando a que llegue uno para que me lleve a la Universidad de Luhan, necesito verle y que me responda a todas mis preguntas.

Me siento detrás en el taxi, dándole la dirección al conductor, por lo que él comienza a conducir hacia la Universidad, menos mal que sé inglés y este hombre también. Llegamos pronto, no estaba tan lejos después de todo. Pago al señor taxista y salgo del auto, tomando la maleta de nuevo en mis manos y comienzo a andar, dirgiéndome a la entrada de dicha Universidad. Pancartes y carteles anuncian la finalización del curso y con ello, la graduación de una clase. La de Luhan.

Corro de nuevo, aún con mi rodilla mal me dispongo a correr como un loco hasta donde se encuentran muchísimas sillas. Nadie. No hay nadie. ¿Habré llegado pronto? Miro mi reloj y lo confirmo. Llegué pronto. Veo como un señor algo mayor sale de las puertas principales de la Universidad y me acerco a él para pedirle un gran favor.

-Disculpe, ¿podría permitirme decir unas palabras cuando se gradúen los alumnos?-

-¡Ah! Por supuesto, pero ¿quién es usted, joven?-

-Oh Sehun, pero llámeme Sehun, por favor.-

Necesito soltar todo esto, necesito verte, necesito enseñarte mi arte, te necesito, Luhan.

I met him in Paris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora