XXI.

41 10 0
                                    

Xiumin me despertó a golpes, literalmente. Tomó su almohada entre sus manos y comenzó a apalearme con ella mientras se reía.

-¡Xiumin!- Vale, yo también me reía, más que nada porque parecíamos niños pequeños y me daba ternura esta situación.

-Levanta, es tarde.- ¿Cómo quería que me levantara si no paraba de darme golpes con la almohada.

-¡Basta! Debo vestirme.- Intenté ponerme serio, pero fallé cuando el se dio a sí mismo, con la almohada, debido a que no sabe calcular las distancias. Mi risa descontrolada me impedía levantarme de mi cama, incluso me dolía la barriga de tantas carcajadas que salían de mis labios.

Cuando al fin páramos de hacer el idiota, nos vestimos y preparamos para ir a clase, el caso es que ya no me acordaba de...

-¡Al fin sales! Tardas más que mi novia en prepararte.-

-¿Chen? Oh, no me acordaba que vendrías a recogerme.- Me rasqué la nuca, realmente estaba incómodo en este extraño momento.

-Esto... Nos vemos en clase, Luhan. Te llamo a la tarde y quedamos, ¿okay, Chen?- Xiumin se fue tras decir esto, ¿por qué se iba? ¿por qué no le llevaba a él en la moto?

-Sube.- Me cedió el casco que supuse que antes llevaba él puesto antes de aparcar la moto. Me puse el casco y subí a su moto, agarrándome de nuevo a su cuerpo.

-¿Por qué me llevas a mí y no a Xiumin si os conocéis de hace más tiempo?-

-A Xiumin le da miedo montarse en motos, ni siquiera le gustan las bicicletas.- Se rió levemente y frenó, dándome a entender que ya habíamos llegado. -Llegamos.- Bajamos ambos de la moto y le devolví el casco y le di la gracias para luego poder dirigirme a la entrada principal de la Universidad.

-Gracias por trarme. Nos vemos, Chen.- Hice una pequeña reverencia y me fui.

Empecé a escuchar gritos, de varias personas a decir verdad, parecía como si hubiera una pelea.

-¡Dale!-

-¡En el estómago!-

-¡No, en la cara!-

-¡Rómpele la nariz!-

¿Qué estaba ocurriendo en la Universidad? Miré hacia atrás, de donde provenían los gritos.

No... puede... ser...

-¡SEHUN, PARA, LE VAS A MATAR!- Comencé a correr en dirección de Sehun, quien estaba golpeado fuertemente en la cara a Chen. Le tiré de los hombros hacia atrás y me miró. Tenía las manos ensangrentadas, y ya ni se podía averiguar si era sangre de Chen o suya. A mi nuevo amigo le sangraba la nariz y tenía el labio roto, moratones ya se habían formado en su cara y no era ni capaz de moverse.

-Sehun, por favor, basta.- Paró. Milagrosamente se levantó de encima de Chen cogiéndome del brazo para llevarme a otro lugar, ni idea de a donde me llevaba, yo no reaccionaba.

-¿Quién es él? ¿Por qué te trae en su moto y por qué le defiendes?-

-¡PORQUE IBAS A MATARLE!- La actitud de Sehun me exasperaba, estaba tan tranquilo, como si nada hubiese pasado.

-Eso no contesta la pregunta.-

-Debo ir a ayudarle... - Intenté salir de lo que parecía una aula de la universidad.

-No.- Me miró con el semblante frío, cortante, peligroso. -No permitiré que alguien más se acerque a ti.-

-Sehun, tú y yo...-

-Eso se puede arreglar, sé mi novio.-

¿Qué? Pero, este tío es idiota, la otra vez le rechacé porque ya tenía pareja, ¿acaso se olvidó de eso? Y además, esta proposición ha sido la más romántica de mi vida, nótese el sarcasmo.

-Sehun, tú tienes...-

-No, ya no. Lo hemos dejado, sólo te quiero a ti, no te puedo sacar de mi cabeza, desde el primer momento que te vi supe que tenías que ser para mí, cuando bailamos bajo la lluvia, cuando nos tomamos de la manos o cuando nuestros cuerpos se juntan es como si fuésemos uno, como si hubiésemos sido creados el uno para el otro. Luhan, me has cambiado, yo jamás había pegado a nadie, nunca había sido celoso, y nunca había pensado en enamorarme de un hombre. Luhan, estoy enamorado de ti, me tienes completamente loco por ti.-

Me había quedado congelado, sin saber hacer, quieto y con la mirada perdida. Las palabras de Sehun se repetían en mi cabeza, una y otra vez como una armoniosa melodía.

-Luhan, por favor, sé mi novio.-

-Sí. Sí, Sehun, seré tu pareja.-

Acepté, realmente me había ganado completamente con sus palabras, me había hecho el hombre más feliz de la faz de la Tierra. Yo y Sehun, no, nosotros. Eso era, él y yo nos convertimos en uno sólo.

Acercó sus manos a mis mejillas para unir nuestros labios en un dulce y esperado beso, colocándome entre su cuerpo y la pared. Pude notar como comenzaba a excitarse con sólo el contacto de nuestros cuerpos y nuestros labios.

Al fin.

I met him in Paris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora