XV.

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Todo iba de maravilla junto a Sehun hasta que...

-¡Hunnie, mi amoooor!- La irritante y desesperante voz de Avalanna retumbaba mis oídos a la hora de comer.

-¡Luhaaaan! ¿Cómo estás? ¿Dónde pasaste el fin de semana?-

Sehun y yo nos miramos y sonreímos levemente, intentando que nadie se diera cuenta.

El fin de semana lo pasé junto a Sehun, el fin de semana entero y fueron los dos mejores días de mi vida. Pero el fin de semana había acabado y me enfadaba que Avalanna estuviera sentada en las rodillas de Sehun, me enfadaba que le tocara, que le besara, y sobre todo, me enfadaba la idea de que estuviera con ella después de el fin de semana.

-Pues... Me encontré con un viejo amigo de la infancia, Kris.- Le respondí a Xiumin con una sonrisa. Realmente me había encontrado a Kris, pero no fue en el fin de semana, ni dormí en su casa, ni nada.

-¿Y dormiste con él? - Parecía ¿triste? ¿Qué le pasaba a mi amigo?

-Sí, en su casa, ¿por qué?-

-No, por nada.- Se levantó de su asiento con la bandeja de la comida en las manos, no había comido nada y se levantó como si hubiese acabado de comer y se fue del comedor, sin decirnos ni siquiera adiós.

-¿Qué le pasó a Xiumin?- Preguntó Baek nada más acercarse con Chanyeol, ya que ambos tardaron más en la fila para coger la comida.

-No sé, se fue sin más.- Contesté confuso, me sentía mal porque en el fondo pensaba que era mi culpa.

-Luhan, eres el único que puede hablar con él. A nosotros siempre nos echa, incluso se enfada más si nos preocupamos por él.- Chanyeol podía hablar seriamente cuando se lo proponía. Sin duda que estos dos chicos eran buenos amigos, no sólo con Xiumin, también conmigo.

-Pero si a vosotros os conoce desde hace más tiempo, lleváis siendo amigos desde hace años.- No entendía porque a mí me trataría diferente o me haría caso.

-Hazlo.-

Me olvidé completamente de la existencia de Sehun y Avalanna en ese momento, que permanecían atentos a la conversación. Al levantarme me percaté de que Sehun me echó una mirada asesina, pero pasé completamente de él, no quería más malos royos hoy. Fui directamente a la salida, me olvidé de llevar la bandeja a su sitio, estaba tan centrado en ver qué le pasaba a mi amigo que md olvidé de todo lo demás. Lo encontré en el pasillo, sentado bajo su taquilla, con su cabeza sobre sus rodillas.

-Xiuminnie, ¿qué ocurre?- Le dije mientras corría hacia él, no estaba lejos, pero quería estar junto a él cuanto antes.

-No, Luhan, no es nada.- Respondió secamente, intentando alejarse de mí. Posé mis manos en su cabeza, acariciando sus suaves cabellos.

-Dime.- Acerqué mis labios a su cabeza y dejé un tierno beso en esta, recordando como mi madre lo hacía conmigo cada vez que yo me sentía mal.

-Luhan no... No hagas eso.- Al fin elevó su cabeza, mirándome a los ojos. Le hice un gesto con la cabeza, insinuándole que siguiera hablando y se explicara. -Luhan, me atraes mucho y...- No pude escuchar más, mis ojos se abrieron como platos, mi mente se quedó en blanco y mi cuerpo se quedó rijido y frío como el hielo. Mi piel blanca expresaba mi estado de shock. -Luhan, por favor, háblame.- Volví a mí cuando escuché esa frase, pestañeé unas cuantas veces antes de decir algo. Xiumin se acercó lentamente a mi rotro, apoyando una de sus calientes manos en mi mejilla. Sus labios buscaban los míos, pero antes de que se juntaran completamente escuché a alguien llamarme, gritarme.

-Luhan.- La ronca y grave voz de Sehun sonaba por todo el pasillo, sus pasos rápidos me transmitían que estaba corriendo hacia mí. Intenté girar mi cabeza, pero la mano de Xiumin en mi mejilla me lo impedió, provocando así que nuestros labios se rozaran. Noté unas manos agarrándome y tirándome para atrás. Caí contra el suelo, al erguirme vi a Sehun delante de mí, gritándole a Xiumin que no me tocara. Él no hablaba, sólo tenía los ojos abiertos y escuchaba con miedo a las palabras de Sehun. Me levanté del suelo, al fin pude reaccionar y tomé de los hombros a Sehun, intentando alejarlo de Xiumin, quien estaba a punto de ser golpeado.

-¡Sehun, para!- Yo gritaba a Sehun, mientras él le gritaba a Xiumin.

-¡No tienes derecho a tocarle! ¡No puedes!-

-¿Y por qué?- Susurró Xiumin, al fin dijo algo y, la verdad, no sirvió de ayuda que hablara.

-¡Sehun, por favor!- Estaba desesperado.

-¡Sus labios me pertenecen! ¡Él me pertenece!-

I met him in Paris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora