Donde nadie podrá quitármelo

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Vaya día, de pronto me encuentro deambulando por los corredores del palacio... supongo que después de lo de ésta mañana debería asimilar que mi amor hacia Legolas jamás será correspondido.  Me sumerjo en mi tristeza, mis pasos se tornan inconscientes y de pronto...

-¡POR MI MADRE! Oh, eres tú Tauriel. -Tropecé con Reindel, una elfa mayor con gran experiencia. Siempre la comparé con un gran roble, por su hermosura y su sabiduria. Ella me había acogido como una hija desde que llegué a este lugar. Por cierto, me conocía muy bien y no se le escapaba ningún detalle.- ¿Estás lista para ésta noche?

-No voy a ir Lady Reindel, me siento muy agotada y creo que prefiero dormir temprano. -Sabía que no se creería mi mentira-.

-Mi pequeña, no necesitas inventar excusas ni mentiras, soy vieja pero no tonta, tú no irás porque el príncipe se comprometió con Lady Arwen. Yo te lo dije, aunque sientas amor por él, ustedes no están destinados a estar juntos. Thranduil jamás permitiría que su hijo se casara con nadie que no fuera la realeza.

-Claro, ¿de qué me sirve sentir auténtico amor si de nada vale? Por supuesto, como yo no soy una princesa, como no soy hija de un rey, como no tengo riquezas, ni un palacio ni nada que ofrecer por eso no valgo nada. Justo cuando Legolas y yo comenzamos a entablar una amistad, llega ella y el rey sale con que se van a casar. Creo que después de todo mi príncipe será como mi estrella, me ilumina, me deslumbra, me atrae pero a la vez no es mía, no puedo estar con ella ni abrazarla. -No pude evitar que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Reindel me rodeó con sus brazos.

-Mi niña, el hecho de que no tengas una corona no significa que no seas una princesa. Mírate, no sólo eres hermosa por fuera, tu belleza y valor radican en lo que tienes en tu corazón, en tus sentimientos, en tus pensamientos y cualidades, eso te hace más valiosa que el oro, la plata, las gemas preciosas y cualquier otra riqueza sobre la tierra. Quizá Legolas no sea para ti, pero estoy completamente segura de que llegará alguien de cual te enamores y él se enamorará de ti y finalmente puedan unirse sin ningún estigma ni etiqueta ni impedimento eso es, auténtico amor. -Sus palabras fueron sabias y muy animadoras. Después de todo es como mi madre y sabe aconsejarme de la mejor manera.- Ahora limpia esas lágrimas y vamos a ver que te pones para ésta noche, debes verte más hermosa de lo que eres.

Sí, quizá Legolas no es para mí, quizá sólo sea una ilusión pasajera que pronto olvidaré cuando conozca a alguien más. Pero por ahora no, por ahora mi príncipe estará en mi corazón, de allí nadie me lo podrá sacar ni arrebatar.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora