Lo voy a salvar

734 39 33
                                    

NARRADORA POV

-¿Estás segura de que resistirás lo que queda del viaje?

-¡Que sí Legolas! - Contestó Tauriel exasperada pero divertida. - Sólo ha sido un pequeño desmayo, no me he roto ningún hueso ya deja de preocuparte. - Dijo mientras recogía sus dagas del suelo.

Legolas se acercó lenta y seductoramente hacia la elfa. Le dirigió una mirada de esas que solo el príncipe del Reino del Bosque podía propinar, esa mirada que te sumerge en un mundo irreal, algo parecido a mirar el mismísimo cielo.

Posó suavemente su mano en el rostro de Tauriel mientras le acariciaba su pálida mejilla.

- No me pidas que no me preocupe por ti, es como si me pidieras que no me preocupe por mi vida. - Esas palabras provocaron que el corazón de la joven estuviera a punto se salir de su pecho. Meditó rápidamente en lo que acababa de escuchar. Ha sido de lo más lindo que le han dicho. -Lo único que quiero es cuidar de ti y protegerte.

Saliendo de sus pensamientos se percató de la cercanía que ahora había entre ambos. El príncipe estaba dispuesto a hacerle saber cuanta la ama. En ese momento, en contra de su voluntad y sin poder evitarlo recordó las palabras de su rey... "No le des esperanza donde no la hay" .

Justo antes de que sus labios hicieran contacto Tauriel se apartó del príncipe.

-Gracias pero sé cuidarme sola. -expresó sin más la elfa y retomó el viaje hacia la ciudad de Lago.

Legolas se quedó unos metros atrás, extrañado por el comportamiento de Tauriel, todo era confuso.

- ¿ Te vas a quedar? - se giró hacia el príncipe al notar que este no avanzaba.

El elfo solo la miró, esta vez sin ninguna expresión en su rostro. Decidió tomar sus cosas y siguió a la elfa. Cuando ambos estuvieron a la par comenzaron a caminar con rumbo hacia Esgaroth.

El silencio reinaba en ambos. Legolas no entendía en qué momento había cambiado todo o qué había dicho para hacer molestar a Tauriel. ¿Será que ella sólo había aceptado sus muestras de cariño porque se sintió presionada? O peor aún ¿Será que se ha acordado de ese asqueroso enano... Kili? La duda lo mataba.

Por otro lado Tauriel se sentía destrozada. ¿Cómo es que ha sido posible que haya arruinado un momento así? Pensaba que pronto el príncipe se cansaría de aquel comportamiento y lo que la atormentaba más era que no podía decirle a Legolas que todo eso era porque su padre le había advertido que no le diera esperanza alguna. Después de todo, ella no dejaba de ser una simple elfa silvana y él, el príncipe del Reino del Bosque.

La noche se iba poniendo, finalmente a unos metros de ahí divisaron las puertas de entrada a la ciudad de Lago.

-Hemos llegado. - comunicó el elfo con frialdad en su voz.

- Sigamos. - Soltó Tauriel con la misma frialdad.

A poco metros de haber dado unos pasos, Tauriel sintió una punzada en su corazón y cayó de rodillas.

-"Ya eres mía, ya eres mía pequeña elfa"

Susurraba una voz en la mente de Tauriel.

-¡No, no! - gritaba la pobre mientras era torturada por sus pensamientos.

-¡Tauriel! Escúchame, mírame, vuelve a mí. Déjate guiar por mi. - Le repetía el príncipe mientras la tomaba por los hombros. -¡Tauriel! - la sacudió y esta por fin reaccionó.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora