Encuentros otoñales

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Sin noticias; así estaban todos. Aragorn se había unido ahora a la búsqueda y Arwen se había quedado al cuidado de Naerilia.

-¿Se le ofrece algo mi señora?

-Por favor Naerilia, un poco de té.

-En seguida.

Arwen hacía su mejor esfuerzo por mantener la calma, estaba embarazada y la ansiedad podría perjudicar al bebé. Sintió mareos, no había comido nada en todo el día. Casualmente, cierta elfa castaña pasaba por allí.

-Disculpa, ¿me puedes ayudar a llegar a mi habitación? No me siento bien.

-Claro, vamos. Usted debería estar descansado. Esta angustia le va a hacer daño al bebé -Arwen la miró extrañada. Esa elfa lucía bastante joven para hablar así- se lo digo porque también soy madre.

-Lo sé, es que no hay noticias sobre mi hermana, no sé cómo esté, dónde esté

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-Lo sé, es que no hay noticias sobre mi hermana, no sé cómo esté, dónde esté.

-Tranquila, estoy segura de que pronto volverá.

Subieron hasta el penúltimo piso, Arwen se acostó y agradeció el acto bondadoso de la elfa.

-Antes que te vayas, quisiera pedirte un favor más.

-Lo que usted desee.

-Envié a una elfa por un poco de té, te pido que le avises que me encuentro en mi recámara. Su nombre es Naerilia, tiene cabellos negros ondulados, es blanca y sus ojos azules.

-Le daré el recado de su parte, con permiso.

*

-Mi señor, revisamos las fronteras norte, sur y este. Aún nos queda recorrer el oeste del bosque.

-¿No hay ningún rastro o señal?

-No mi señor.

Suspiró decepcionado -sigan buscando.

Los jinetes partieron esta vez hacia el oeste del bosque. Habían transcurrido casi ocho horas de búsqueda. El sol no había asomado en todo el día, el otoño reinaba en esta parte de la Tierra Media.

-Mi amigo -Aragorn posó su mano sobre el hombro derecho del príncipe- ten paciencia, pronto la encontraremos.

Legolas giró apenas su rostro e hizo un leve gesto de esperanza.

*

La castaña caminaba apresurada hacia la cocina. En todo el camino no había visto ni un solo rostro alegre, todos estaban marcados con la incertidumbre por la desaparición de Tauriel.

A solo una pared de distancia de su destino se detuvo por unas voces que llamaron su atención.

-¿Aún no la encuentran?

-No, ningún mínimo rastro de la princesa.

-Ojalá no aparezca nunca. Maldita elfa aparecida.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora