Desterrada

595 38 21
                                    

TAURIEL POV

La pregunta quedó planteada en el aire. Él sólo me miraba y analizaba mi rostro, era como si estuviera expuesta a su curiosidad.

- ¿ Qué te estaba diciendo? - por fin se dignó en hablar.

- Nada importante. -Un suspiro entrecortado salió de mí.

-¿Nada importante? - Su rostro volvió a cambiar -¿Nada importante y por eso estás llorando?

- No estoy llorando. - Limpié los restos de agua en mis ojos.

-Dime ya qué te ha dicho el enano.

Callé por unos segundos que estoy segura se volvieron una eternidad para ambos.

-Me pidió que fuera con él. -Le respondí un poco nerviosa.

Soltó una risa extraña.

- ¿ Y por qué no has ido tras él como has hecho siempre? - Musitó en tono sarcástico sin dejar de sonreír.

- Porque mi corazón no está con él. -Su sonrisa desapareció apenas concluí esa oración. Me acerqué terminando con la distancia que había entre ambos. - Debo aclararte ciertas cosas Legolas.

-¿Qué cosas? - Supe que había picado justo en su curiosidad.

- Tienes razón, en más de una ocasión he ido tras Kili para salvarle la vida, pero dime ¿no harías tú lo mismo por un amigo?

- ¿ Amigo? - No logré distinguir si su pregunta era sarcástica o de confusión.

- Sí Legolas no veo a Kili más allá que un amigo, un buen amigo. Quizá no fue correcto lo de la otra noche pero sino lo ayudaba... el hubiera muerto.

- Es suficiente, no quiero hablar más del tema, no por ahora.

Vaya, ahora cambió a tono autoritario y mandón, aún así me encanta. ¿Quién en su sano juicio podría resistirse?

- Como digas querido príncipe.

Ladeo su cabeza y sonrió.

- Esperame aquí, debo hablar con Bardo.

¿Bardo? ¿De dónde he escuchado ese nombre? ¡Oh si! Es el padre de Tilda y Zigrith.

-¿No murió?

- Casi, el fue quien mató a Smaug.

-¿Lo dices en serio? Es increíble que haya arriesgado su vida para acabar con esa serpiente asquerosa... tiene un corazón y alma de valientes como él, quedan pocos.

- Así es, todos le debemos una inmensa gratitud por haber matado al dragón.

- Ya lo creo.

NARRADORA POV

Tauriel se quedó en el mismo sitio mientras veía cómo Legolas avanzaba entre la muchedumbre hasta encontrarse con Bardo.

-¿Adónde irán? - Preguntó el elfo con un tono frío.

El hombre meditó durante unos segundos antes de responder.

- No hay a dónde ir.

El príncipe fijó su mirada en la montaña que tenía en frente... la montaña solitaria. Cerca de ellos había otro hombre, el sirviente del ministro, que escuchaba atentamente lo que decían ambos. Su nombre era Alfred.

- Debemos ir a la montaña. - En la voz de Alfred no había más que codicia y ambición. - Si tomamos un poco del oro que está encerrado ahí, no tendríamos que vivir en la miseria y tendríamos comida suficiente para todos.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora