Vaya vista

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NARRADORA POV

El aire en sus pulmones se iba. Había aguantado lo más que pudo pero sus fuerzas flaqueaban. La mano a la cual se estaba aferrando la dejó. Sola, indefensa y congelada resistió el último segundo. En ese momento sintió como tragaba agua en gran cantidad.

La luz de sus ojos verde bosque se apagaba. Todo se convirtió en oscuridad, no veía nada... no existía nadie que la trajera de vuelta a la claridad. Cayó en un abismo oscuro y profundo.

Un brillo fuerte frente a ella provocó que intentara abrir sus ojos. La luz era intensa y sofocante, parecida al mismísimo fuego. Creía que al fin sería rescatada de aquella caverna misteriosa y tenebrosa en la que se encontraba.

Aquella luz se iba acercando más y más. Por fin la elfa abrió totalmente sus ojos y experimentó una sensación de poder caminar hacia aquel resplandor. Mientras más se acercaba, sentía una fuerte presión en el pecho que poco a poco le dificultaba la respiración. 

Sin aliento cayó de rodillas con la cabeza baja. Al levantar su mirada algo la tomó por el cuello asfixiándola, frente a ella estaba un ojo naranja que irradiaba fuego y le gritaba:

- ¡ Ya eres mía! ¡Ya eres mía! - Decía ese espeluznante ojo en tono de burla y lleno de maldad.

La elfa no podía articular ni una sola palabra, estaba inmóvil y nuevamente se estaba quedando sin oxígeno. Atrás del ojo algo llamó su atención. Casi inconsciente distinguió una silueta al parecer femenina.

Al ver con más claridad, vio a una elfa pelirroja que aparentaba los cuarenta años humanos. Era hermosa y por su mente llegó a pensar que se parecía a ella pero, ¿Quién era?

La elfa detrás del ojo le regresó la mirada y articulaba unas palabras las cuales la otra elfa no lograba entender.

Al darse cuenta de la especial mirada que ambas se dirigían aquel siniestro ojo soltó a la elfa y tomó a la que se encontraba detrás de él.

La otra elfa en el piso contempló con horror como aquella otra elfa era consumida por el fuego. La elfa envuelta en llamas sacó fuerzas de donde ya no tenía y gritó fuertemente:

-¡Tauriel, mi niña! 

Al escuchar eso, la pequeña se echó a llorar, ¿Quién era esa elfa? ¿de dónde la conocía?

Ahora el ojo dirigió su atención de nuevo a la elfa que yacía en el suelo.

-Ahora iré contigo.

Se acercaba a la joven, ahora nadie podría salvarla. Su respiración se iba, empezaba a sentir el fuego en su cuerpo.

-¡Basta!

Tauriel se despertó de golpe. Estaba bañada en sudor y en llanto. Respiraba rápidamente y con dificultad. Tocó su cuello y se dio cuenta de que todo estaba en orden. Estaba temblando, no entendía que fue lo que había pasado, ¿era una pesadilla?

- Tauriel ¿Estás bien?

La elfa reconoció la voz de su querido príncipe. Sin quitar la vista del árbol que observaba respondió:

-Sí sólo ha sido una pesadilla.

- ¿ Qué clase de pesadilla que provoca que te levantes llorando y bañada en sudor y temblando? - La voz de Legolas sonaba llena de preocupación.

- Soñé que me estaba ahogando y que...

- Tauriel eso fue real, casi morimos ahogados.

- Espera. - Reclamó Tauriel en son de que aún no había terminado de contar su horrible pesadilla. Seguía con la mirada clavada hacia al frente. - Todo se puso oscuro y luego apareció una fuerte luz igual al fuego pero en forma de ojo y me decía "ya eres mía, ya eres mía" detrás de él había una elfa pelirroja igual a mi, luego el la prendió el fuego y ella me gritó "Tauriel mi niña" después el ojo se acercó a mi para matarme pero luego desperté.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora