Mereth Nuin Giliath

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TAURIEL POV

Vamos ya falta poco, resiste. No iba a permitirme llorar y que luego me preguntaran "¿Qué tienes Tauriel?". Debía llegar rápido a mi habitación.

Por fin llegué, entré y me encerré, me tumbé boca abajo en mi cama y las lágrimas estallaron. Me lamentaba y me reprochaba el hecho de permitir que mis ilusiones con Legolas crecieran. ¿Por qué me está pasando esto de nuevo? Me había prometido tener apartados mis sentimientos por Legolas por mi propio bien, por mi propia felicidad. Pero luego viene él, jurando quererme, jurando estar enamorado de mi y vuelvo a caer presa de mi amor por él. El corazón es traicionero... y aunque estoy segura de que el es sincero con sus sentimientos y más reales aun los míos por él, el rey no aceptará nuestro amor.

Recuerdos vinieron a mi mente, su sonrisa, oh Eru ¡su sonrisa! Sus ojos azules penetrantes e intimidantes. Su cuerpo, sus abrazos, simplemente él. Él y yo. Imposible. Duele tanto amar a alguien de la forma en que yo lo amo a él. Mis ojos se cerraron, la almohada estaba bañada en lágrimas. Me quedé dormida. Quizá pasaron unas tres horas, entonces escuché que alguien golpeaba la puerta. Me levanté sobresaltada. Sentí mis ojos hinchados, no quería hablar con nadie.

-¿Quién es? - Pregunté en un sollozo.

- Soy Namrod. - Ah, es él, Namrod es parte de la guardia al igual que yo.

-Hola Namrod, ¿en qué puedo ayudarte? -Espero que no tenga que salir de mi habitación.

-Tauriel, el rey me ha pedido que te avise que debes hacer guardia en las celdas donde están encerrados los enanos en el siguiente turno. Exactamente dentro de media hora.

Oh no. No ahora que no estoy con ganas de nada.

- Bueno, en media hora estaré allí no te preocupes.

- Muy bien, hasta luego Tauriel.

Me miré al espejo.¡Por todos los cielos! Mi rostro se ve tan demacrado, mis ojos casi ni se ven de tanto llorar. No me puedo estar haciendo esto a mi misma. ¿Dónde está mi amor propio? Me abracé muy fuerte y me dije "nunca más volveré a estar así por nadie, nunca más" . Entré al baño, lave mi cara y me puse un poco de manzanilla para bajar la hinchazón. Las coloqué encima de mis dos ojos y me quedé así por veinte minutos. Espero que surja efecto.

Pasados los veinte minutos lavé nuevamente mi cara y gracias a Eru, la hinchazón se había ido. Vaya forma en la que puedo arreglar mi tristeza rápidamente. Me alegro poder recuperarme yo sola. Arreglé un poco mi cabello que estaba un tanto despeinado y me dispuse a bajar para hacer la guardia.

Aquí vamos... mientras caminaba hacia las celdas, recordé algo que había olvidado por completo ¡Kili! Tendría que vigilarlo esta noche.

-Buena noche Tauriel. - Dijeron los elfos que estaban alli. Todos pertenecientes a la guardia.

- Muy bien Tauriel, tu turno se acaba a las doce de la madrugada. A eso hora puedes subir a la fiesta que se está llevando en el salón principal.

¡¿Qué?! Creo que recién son las diez. Serán dos horas aburridas. ¿Fiesta ésta noche? Ni loca.

- Pueden ir tranquilos, yo los vigilaré.

Hicieron una reverencia y se alejaron por las escaleras. Me di vuelta y ahí estaban las celdas, una al lado de otra. Comencé a caminar por cada una de ellas. Observaba a los enanos. No se veían para nada contentos. En el fondo siento lastima por ellos. Realmente necesitan llegar a su hogar. Si pudiera ayudarlos, lo haría pero el rey jamás me lo perdonaría.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora