Una esperanza resurge

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NARRADORA POV

La lluvia no paró en toda la tarde. Al caer la noche, el aguacero iba cediendo lentamente hasta que al posicionarse la luna en su punto más alto dejó de llover. Tauriel dormía plácidamente en su habitación y después de una larga siesta que había durado casi todo el día iba recuperando la conciencia hasta que abrió sus ojos.

Confundida y sin moverse miró en ambas direcciones y cayó en cuenta de que se encontraba en su dormitorio. Todo era muy raro. A su lado descansaba Reindel, quien decidió velar el sueño de Tauriel en caso de que se levantara y necesitara algo. Se sentía con muchas energías y no quería volver a dormir, "si salgo a dar una vuelta un rato no pasará nada" pensó. Lentamente, se quitó las sábanas y apoyó su pie izquierdo en el frío suelo, se disponía a salir de la cama pero al apoyar su pie derecho... cayó al suelo.

-¡Aaaaaahhhhhhh! -Tauriel había olvidado por completo la lesión de su tobillo ésta mañana.

-¡Por Eru muchacha! ¿Quién te dijo que te puedes levantar? -Reindel se levantó rápidamente y se situó a lado de Tauriel.

- Reindel, ¿que me pasó?

-¿Olvidaste lo de ésta mañana? Te caíste y te lesionaste el tobillo.

- Ah, por supuesto en el... bosque y yo estaba con... espera ¿que hay de Link? ¿Cómo es que he llegado a mi habitación? - Tauriel se sentía intrigada por saber como, si se había lesionado el tobillo logró subir todos esos escalones para llegar a su cuarto.

- Bueno, mi pequeña estrella. - La voz de Reindel ahora se tornó pícara y más calmada. - Le debes todo al joven Link, él te cargó hasta dejarte aquí en tu cama.

-Vaya, debo agradecerle apenas lo vea. ¿Me harías un favor Reindel?

-Claro mi niña, dime.

- Cómo al parecer he dormido toda la tarde, bueno no he comido nada, ¿podrías acompañarme al comedor para comer algo? -Tauriel le dirigió una mirada dulce a Reindel. El instinto maternal de Reindel se activó y no dudó en cumplir el favor de Tauriel.

- Claro que comerás mi pequeña, pero no puedes moverte de aquí, yo iré por algo de comida, ¿que se te antoja?

- Lo que sea que acabe con mi hambre. -Tauriel soltó una risita que fue correspondida por Reindel.

- Bueno, esperame unos minutos ya vuelvo con algo de comida. - Reindel abandonó la habitación con intenciones de traerle un gran banquete a Tauriel.

No había pasado ni siquiera un minuto cuando alguien golpeó a la puerta de Tauriel.

-¿Se te ha olvidado algo Reindel?-Preguntó la joven extrañada por la rapidez con la que Reindel había vuelto.

- No soy Reindel.

Al reconocer esa voz, a Tauriel se le heló la sangre. El príncipe Legolas entró sin pedir permiso. La elfa apenas llevaba una bata de seda muy fina que permitía apreciar su esbelta figura así que rápidamente se cubrió con las sábanas. Después de lo que había ocurrido la noche anterior, después del trato que recibió Tauriel por parte de Legolas, ella estaba decidida a tratarlo como se merece... con indiferencia pero con respeto.

- Mi señor Legolas, no le parece que estas no son horas prudentes de venir a mi habitación, ¿puedo ayudarlo en algo?

- Tauriel, no seas arrogante, me he enterado de lo de tu tobillo, sólo quería saber como estás... No es bueno que mi capitana de la guardia esté lesionada.-Legolas sonrió imperceptiblemente.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora