capitulo 5

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Capítulo 5

Desperté aproximadamente faltando dos horas para entrar a clases.

El apenas notable amanecer se filtraba por las delgadas cortinas blancas, haciendo que un aun oscuro azul diera luz a la habitación, mis parpados aun pesaban y a pesar de que mi cuerpo estaría gustoso con una hora más de sueño, sabía que tenía que pasar a mi casa por mis cosas para la escuela.

La vista de una habitación vagamente familiar de color crema, con muebles de un color marrón, me aclaro los pensamientos.

Sonreí por inercia de forma cansada y perezosa.

Me incorpore de la cama para quedar sentada y estirar mis músculos que se tensaban por el frio que le daba a mi espalda desnuda, mi respiración se volvió pesada y mi pecho subía y bajaba de forma dramática causando que mi piel se erizara y volviera a cubrir mis pechos con las sabanas, comencé a mirar con más atención el contexto de la situación.

Ropa en el suelo, mi cuerpo desnudo y sabanas ajenas.

Volteo mi rostro hacia la derecha y con lo primero que me encuentro es con la espalda desnuda del cuerpo de Ian acostado hacia abajo.

Niego con la cabeza y por inercia vuelvo a cubrirlo con las sabanas para que el crudo frió no cause algún estrago en su salud, me giro para que mis pies toquen el frió piso de madera pulida, de inmediato me arrepiento, ya que esto solo hace que me encoja y me estremezca.

Intente localizar de manera rápida alguna prenda de ropa que me pudiera poner, al final me pare de la cama sin que me cubriera algo, abrazándome y frotando mis brazos para que el frió se fuera saliendo de mi cuerpo sin conseguir resultados.

Entre a lo que supuse debía ser el baño, había un pequeño mueble con unas puertas, las abrí con la esperanza de encontrar algo con lo cual me pudiera cubrir y me encontré una pequeña pila de toallas que me salvaron de seguir abrazando mi delgado y tembloroso cuerpo.

A este paso pescaría un resfriado.

Mi cuerpo estaba pegajoso, aun sentía el sudor de la noche y si tenía en cuenta que antes de llegar a la casa mi cuerpo ya era un desastre de sal con agua por el baile constante en el restaurante-bar, la incomodidad aumentaba.

Decidí tomarme la libertad de tomar un baño, después de todo, no podría tomar uno en casa porque solo pasaría por unos cuadernos y libros y saldría corriendo para ir a la escuela, abrí la llave izquierda esperando pacientemente a que el agua diera un pequeño rastro de que estaba por lo menos tibia.

Cuando así fue me metí bajo la lluvia artificial y deje que mis pensamientos se fueran manifestando con fuerza hasta llevarme a aquel acto hecho apenas hace unas horas y eso se quedara muy presente inundando mi mente.

Todo lo que arriesgo por solo una noche.

Niego con la cabeza y enjabono mi cuerpo, deje que todo lo que me preocupaba fuera irrelevante y me deje llevar por la suave caricia del agua. Debo de admitir que me siento vacía, me mortifico por la delgada línea que he ido borrando con el afán de demostrarles algo a las personas.

Si tan solo yo misma supiera que es eso.

Cierro el grifo de la regadera y me envuelvo en la toalla, intento secar lo mejor que pudo mi cabello, pero aun siento como unas gruesas gotas recorren la piel de mi espalda y hombros, resignada me doy un último vistazo en el espejo para después salir del baño y encontrarme con Ian apoyado en el marco de la puerta.

Sonrió por aquella vista.

A él sí que no le afecta el frió matutino, aparte de que su abdomen marcado es algo muy bueno que apreciar a cualquier hora del día.

Solo una noche Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora