Capítulo 15

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No diría que tener un novio fuera una distracción.

Es cierto que puede consumir más del tiempo que tenías dedicado al estudio, al ejercicio o a la lectura, pero jamás debería de ser una excusa para que consuma por completo ese espacio intimo que tienes contigo misma.

Claro, que siempre podemos encontrarnos a los maniacos que exigen por completo la atención y el tiempo, y aquellos que no te piden nada más de lo que tú quieras dar.

Mi novio es... bueno, es de aquellos últimos que no me exige las cosas, no me marca cada cinco minutos o me vigila por los corredores de la escuela en busca de una infidelidad ficticia.

Y agradezco no haber repetido el patrón de conducta, por que sin duda eso habría conllevado a mi propio auto despreció al no valorarme lo suficiente.

Es bueno sentirse plena compartiendo un dulce abrazo con una persona querida, pero es aún mejor sentirse plena estando sola en tu cuarto leyendo o escuchando música.

Mi bolígrafo no deja de moverse sobre la hoja de mi libreta, intentando captar hasta el último dato importante de mi clase de psicología, después de todo, le había tomado cariño a la materia cuando me ayudo a descubrir más de las personas por su comportamiento que por sus palabras.

Estaba cansada, mi mano se estaba entumeciendo y como, en cualquier caso, después de una hora y media de prestar absoluta atención, mi mente empezaba a dispersarse.

Faltando veinte minutos para terminar las dos horas exactas el profesor dio por terminado el tema y yo me deje vencer recostándome un segundo en la mesa de la banca, mi muñeca punzaba y por extraño que me pareciera me había dado un dolor en el cuello y en la nuca.

Aun me faltaba dos horas de clase para al fin libarme de esto y salir de la escuela, y aunque en entresemana no hay muchas actividades que hacer aparte de tus tareas escolares y organizar tu cuarto, Jungkook me había invitado al cine.

Y obviamente quería ir.

-Señorita Crowell, ¿se encuentra bien?

Era la última en el salón de clases, y aun no empezaba a recoger mis cosas, así que era algo normal que me preguntara el profesor algo canoso que daba la materia si me encontraba bien.

-Claro, solo me dejo agotada la materia.

Recogí mis cosas y salí del salón dando el típico "hasta luego" de cortesía, los pasillos aun no contaban con la cantidad habitual de alumnos o con el alboroto ruidoso el limbo de cambio de clase, pero sí que contaba con el rostro lleno de ansiedad y los ojos brillosos de Kris recargado en mi casillero.

-Estoy muy segura que si sigues saltándote tu clase de cálculo no te graduaras con nosotros.

-No salte la clase, termine el examen antes así que la maestra no vio nada malo en que saliéramos conforme terminábamos.

Aun me molestaba que la maestra de cálculo de Kris fuera más flexible que mi gruñón profesor, pero la verdad era que mi profesor siempre terminaba los temas antes de las fechas de los exámenes y eso nos dejaba bastante tiempo para estudiar.

-Y estoy muy segura de que invertiste muy bien aquellos veinte minutos libres.

-Treinta, pero sí, me entere de algo muy bochornoso y que seguramente provocara la histeria de uno que otro chico.

En algunas ocasiones realmente pensaba que vivía debajo de una roca y de no ser que Kris hablaba con muchas personas, no nos enteraríamos de las cosas tan triviales que pasaban en la escuela.

-Bueno, si la histeria va a ser entre los chicos, supongo que se trata de una chica.

-Así es, aun no se descubre quien es, pero eso será cuestión de tiempo, estamos hablando de que dos chicos del equipo tienen nada más y nada menos que sífilis.

Solo una noche Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora