capitulo 4

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Justo como él me había dicho, a las siete de la noche pasó por mí.

Estaba vestido con un traje azul cromo y su cabello con el aire apenas frió de la tarde se removía dejando ver apenas una fina capa de humedad en él, la loción que se había puesto y que emanaba de sus poros inundo mi nariz e instintivamente me acerque un poco más para poder respirar un poco más de él.

Yo llevaba un jean celeste que se ajustaba perfectamente a cada una de mis curvas y una camisa de botones blanca que antes había pertenecido a Kris pero que había terminado robándole por lo tanto que me gustaba, calzaba unos zapatos con un poco de tacón tan que solo hacían que mi figura se asentara mejor y para el frió que más adelante pudiera sentir llevaba un saco negro en las manos junto con mi teléfono, llaves de casa y cartera.

-Tan radiante como siempre Ian.- dije una vez que termine de observarlo y le sonreí con el mismo cariño y amor que sentía por Kris y Namjoon.

-Y tu tan esplendida como siempre.- contesto después de que ya había cerrado la puerta de mi casa y había echado el seguro ya que mis padres no estaban y llegarían hasta tarde.

Caminamos el corto camino del jardín principal hacia el auto que se encontraba apagado y como rara la vez, me subí en el asiento del copiloto. Siempre que él es contratado para llevarme, me decía que se sentía intimidado conmigo en el asiento junto a él, así que con el tiempo deje de estar al lado para pasar el aburrido viaje a la escuela desde el asiento trasero en donde solo podíamos darnos alguna mirada esporádica por el retrovisor.

-Bueno señorita, nos vamos.- dijo una vez que ya se encontraba dentro, prendió el auto y bajo su ventana. Yo solté un suspiro resignado ante sus palabras.

-Ese es el problema Ian, hoy dejaremos las formalidades, tu hoy solo dirás mi nombre.

-¿Solo lo diré?- me miro intensamente con aquellos hermosos ojos mientras una pequeña sonrisa se le dibujaba en los labios.

-No, también lo gemirás.

Otra vez.

Tal y como habíamos quedado en la mañana, fuimos primero a cenar en un lugar sencillo en donde la comida estaba muy buena y el ambiente que se formaba con la música en vivo solo hacía que fuera aún más acogedor, como era de costumbre, Ian había pedido por los dos, lo cual nunca era un inconveniente pues él siempre sabía que era lo que me gustaba.

Compartimos ambos de nuestra comida y postre como siempre, por lo cual Ian estaba al lado de mi robando de mi pie de limón y yo tomaba de su muse de chocolate mientras veíamos a algunas parejas en la pista de baile, por la forma que algunos del personal y mesas vecinas nos veían estaba segura de que nos veíamos como unos adolescentes enamorados y como la pareja más perfectamente imperfecta, después de todo, Ian es un chico rubio de ojos color miel y piel ligeramente bronceada y yo soy una chica con ojos de un color azul intenso, cabello negro y la piel de un blanco nívea.

Pasamos un buen rato en el establecimiento tanto bailando como probando los demás postres que habían en la carta, la cerveza que habíamos pedido para la comida estaba llena de gotitas por fuera y se escurrían por la botella a causa del calor que se sentía en el lugar y casi estaba segura de que si seguía bailando con Ian un rato más, mi camisa estaría empapada y mi cuerpo más sudoroso de lo normal.

Ian tampoco se quedaba atrás, se había quitado el saco y con mi ayuda ya se había aflojado la corbata, su cabello estaba revuelto y tenía unas leves chapas en las mejillas, las cuales podía jurar yo también tenía en mi rostro y aún más marcadas.

Una vez que la botella de cerveza de cada uno se había acabado, decidimos que era mejor ya irnos si queríamos que la noche nos rindiera. Eran las 10:33 pm de la noche cuando al fin estábamos ya en el auto y prendíamos el aire ya que la noche había refrescado mucho y el aire en nuestro estado nos provocaría una gripe.

Solo una noche Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora