Capítulo 28.

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-Annie. Tenemos que hablar.

Suspiro sabiendo que no hay nada que vaya a evitar esta conversación y me giro encarando a Gavan.

-No sé de qué.

Traga saliva incomodo por la presencia de mis hermanos, asi que dandole un voto de confianza les digo a Rose y a Matt que se vayan a casa. Matt coge la mano de Rose y tira de ella para seguir caminando.

-¿Y bien?

Digo todavía observando como mis hermanos se alejan. Rose se da la vuelta mirándome preocupada y yo la sonrío forzosamente.

-¿Por qué me rehúyes Annie?

Me giro para mirarle a los ojos. No sé qué pretende que le conteste a esa pregunta.

Ni siquiera me siento viva y casi me vuelvo a sumir en una depresión como cuando murió mi madre. Ahora solo necesito concentrarme en mis hermanos.

-Creo que no es bueno que la gente nos vea.

-Antes no era un problema para ti.- contesta sin casi darme tiempo a acabar la frase.

Lo dice en un tono desafiante pero sus ojos transmiten tranquilidad.

-He cambiado de opinión.

Gavan se ajusta su gorro mientras el silencio se hace cada vez más incómodo, supongo que está buscando las palabras adecuadas.

-¿Seguro que no tiene nada que ver con Noelia?

-No metas a Noe en esto.- sin quererlo empiezo a hablar más alto. Y siento que ha tocado un tema que no debería tocar. La ira empieza a acumularse incontrolablemente y hago un gran esfuerzo por no marcharme y dejarle allí sin decir nada más.

-Te puedo ayudar.

Me empieza a doler la cabeza, como si esas palabras hubieran sido agujas que se clavan profundamente.

-¡No necesito tu ayuda! ¡No puedes hacer nada!

Grito. Lo grito porque sé que sino lloraré. Y me prometí a mí misma no volver a llorar delante de nadie.

-¡¿Entonces qué te pasa conmigo?! ¡Dime la verdad!

-¡Nada! ¡Quiero que me dejes y que te largues!

Todo el mundo que pasa por la calle nos mira preocupados. Supongo que ver una discusión entre una española y un soldado de Estados Unidos no tiene que tener buen aspecto.

Me quedo callada sin saber que responderle.

Parece que la cabeza me quiere explotar. Y tengo demasiadas preguntas como para seguir gritándole sin sentido, así que tomo aire unas cuantas veces, y luego un poco más calmada le pregunto:

-¿Fuiste tú quien entro en la casa de Noelia?

Gavan suspira pesadamente y luego se pasa una mano por rostro. Creo que de todas las preguntas que tenía en la mente esa era la que más terror me causaba y podría decir que a él también.

-No me mientas.- le incito sin parar de mirarle.

Y en mi cabeza se repite una y otra vez la misma frase.

No quieres saber la verdad. No la quieres saber.

Va a hacerme daño.

Va a doler.

-Sí, estuve allí. Pero fue Thomas quien empezó a disparar.- traga saliva y suspira mirando al suelo.- Había una pequeña mancha de sangre en el suelo pero eso no significaba que la sangre fuera del general Horan. Aun así Thomas empezó a disparar. Le grité que parara pero cuando quise detenerle ya era demasiado tarde.

El Soldado Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora