Capítulo 1.

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El profesor Plaza nos enseña Filosofía e Historia, y es uno de los profesores más viejos y más peculiares del instituto, con sus gafas redondas y su pelo canoso nadie antes de conocerle se puede imaginar su personalidad. Está aislado del mundo, esta en una burbuja de felicidad que nadie puede explotar. Siempre te hace sacar una sonrisa aunque acabes de salir de una oleada de disparos.

Cuando el señor Plaza da por terminada la clase no dudo en recoger mis cosas y salir la primera. Respiro el aire de la falsa libertad que hay en la calle.

A la puerta me esperan Rose y Matt. Le doy dos besos a cada uno y luego añado:

-¿Qué tal el día de hoy?

-Horrible.- contesta inmediatamente Matt, aunque no me sorprende ya tiene diez años y los estudios se complican y por tanto, las clases son más aburridas.

-Lo sé, pero es que ya estas hecho todo un hombrecito y las clases no pueden ser iguales que cuando tenias seis años.

-¿Y tú, Rose?

-Muy bien.- dice con esa vocecita que me hace sacar una sonrisa aunque no quiera. Me recuerda mucho a mi madre.

Salimos por la puerta principal del colegio, donde hay dos soldados vestidos con el uniforme militar y con una escopeta cargada.

No entiendo como pueden tener eso en un centro donde hay niños de cinco años como Rose.

Cuando me giro en busca de Rose la veo llorando porque unos niños la han empujado y se le ha caído la mochila.

Me acerco rápidamente dispuesta a levantarla y consolarla, cuando una sombra se alza sobre nosotros. Es un soldado de ojos azules y un pelo castaño que le asoma por debajo del casco, diría que es joven, muy joven. Voy a gritarle que se aleje pero el pánico crece más cuando le veo acercarse a Rose. Entonces se agacha la mira y saca de un bolsillo de su uniforme una pequeña flor amarilla y se la tiende.

-Toma, para ti.- dice con un tremendo acento americano que le es imposible ocultar.

Rose está dispuesta a coger la flor, pero me la llevo en brazos apartándola del soldado. Y añado mirándole:

-Déjanos.

No sé si me ha entendido pero si no lo ha hecho al menos le habrá quedado claro por mi gesto que más le vale alejarse de Rose.

Empiezo a caminar todavía con Rose en brazos y me aseguro de que Matt me sigue. Cuando estoy bastante lejos, la bajo al suelo, y echo una rápida mirada atrás, veo al soldado que sigue agachado y me mira profundamente.

-Era muy majo.- dice Rose tímidamente.

-No Rose, no son buena gente, lo mejor es mantenerte lejos de ellos, ¿entendido?

Asiente mientras su cara se entristece.

* * *

En la comida el silencio invade el salón hasta que Rose dice:

-Papá, ¿por qué son malos los hombres verdes?

-Porque nos quieren quitar lo que es nuestro.-dice toscamente

-La profesora Rita dice que compartir es bueno, ¿por qué no podemos compartir?

-¡Porque no!- grita asustando a Rose y haciendo que las lágrimas empiecen a florecer de sus ojos.

Me levanto arrastrando la silla, cojo a Rose y me la llevo a la habitación. La siento la cama y empiezo a acariciarle su pelo castaño claro y seco las lágrimas que no paran de salir. De vez en cuando solloza y me parte el corazón. Es injusto que una niña de cinco años tenga que presenciar todo esto, no se lo merece.

El Soldado Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora