Capítulo 31.

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Me quedé callada mientras Gavan seguía divagando en sus pensamientos. No tenía la familia perfecta que había imaginado cuando le conocí.

Una familia con mucho dinero, sin ningún problema. Una familia feliz y unida cuyo hijo se había ido a combatir a España para defender a su país.

Pero no, definitivamente no era nada de eso.

-Así que, ¿tienes una hermana?

Inmediatamente una pequeña sonrisa llena de cariño y también de añoranza apareció en su rostro.

-Sí, se llama Jess y tiene 18 años.-soltó una pequeña carcajada con su mirada clavada en el suelo y su cabeza centrada en un recuerdo lejano.- Está completamente loca. Siempre está de buen humor, y siempre ve algo positivo en cualquier situación.

Y en ese momento sonreí inconscientemente.

Tal y como la había descrito parecía que hablaba de Noe.

Solo con pensar su nombre un malestar se instaló en mi cuerpo.

Si Jess se parecía a Noe desdeluego me encantaría conocerla

Gavan miró su reloj con el ceño fruncido y se incorporó poco a poco levantándose del césped.

-Me tengo que ir, como llegue tarde no me dejarán entrar en el campamento.

-Entonces será mejor que nos vayamos.- dije poniéndome en pie.

Gavan me acompañó hasta casa y me dijo que mañana volvería recogerme después del trabajo.

Yo me limité a asentir.

Me había gustado pasar tiempo con él, pero por otro lado había algo dentro de mí que me decía que eso estaba mal y que está situación no iba a acabar bien.

                                                                            *                         *                       * 


El día siguiente fue largo y cansado. Los rumores de la muerte de Noe se habían encendido como la pólvora y el instituto entero me miraba con pena.

Odiaba ese tipo de miradas.

No quería ni pena ni compasión.

La mayoría no la conocían y los que sí que la habían visto alguna vez no eran ni siquiera sus amigos, así que su compasión no significaba nada.

Las clases se hicieron especialmente lentas mientras el profesor de Filosofía nos intentaba explicar el pensamiento de Kant sin mucho éxito.

Al final me quedé mirando a la ventana y un fragmento del libro "Sin Novedad en el Frente" que nos estábamos leyendo para filosofía en ese momento pasó por mi cabeza.

"Soy joven, tengo veinte años, pero no conozco de la vida más que la desesperación, el miedo, el dolor, la angustia y el tránsito de una existencia llena de la más estúpida superficialidad a un abismo de dolor. Veo que los pueblos son lanzados los unos contra los otros, y se matan sin rechistar, sin saber nada, locamente, dócilmente, inocentemente. Veo cómo los más ilustres cerebros inventan armas y frases para hacer posible todo esto durante más y con mayor rendimiento. Y como yo, lo ven todos los hombres de mi edad, aquí y entre los otros, en todo el mundo; conmigo lo está viviendo toda mi generación. ¿Qué harán nuestros padres si un día nos levantamos y les exigimos cuentas? ¿Qué esperan de nosotros cuando la guerra haya terminado? Durante años enteros, nuestra ocupación ha sido matar; ha sido el primer oficio de nuestra vida. Nuestro de la vida se reduce a la muerte. ¿Qué puede, pues, suceder después de esto? ¿Qué podrán hacer de nosotros?"

El Soldado Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora