Capítulo 30.

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Al día siguiente me desperté más tranquila, como si hubiese cerrado una puerta que Noe había dejado abierta. Aunque no podía estar segura de que Julio no me había mentido al decirme que no había sido el quien había matado al general.

Deseaba creerle y que fuera verdad.

Por Noe.

Al levantarme me di cuenta que Matt y Rose ya se habían despertado, estaban en el salón oyendo la radio mientras comían un trozo de pan.

-Buenos días.- les saludé dándoles a cada uno un beso en la frente.

-Buenos días.

Empecé a buscar a mi padre o cualquier señal que me indicará que había vuelto anoche pero no parecía estar en su habitación. Ni en ninguna parte de la casa.

Estaría borracho deambulando por las calles. Otra vez.

Me dirigí a la cocina para preparar el desayuno mientras oía la musiquita que anunciaba el comienzo de las noticias.

"Noticia de última hora. Como consecuencia de la no mejora de la situación de nuestro país, Argentina ha decidido dejar de mandar alimentos a España. Así empieza una etapa más dura para nuestro país. Se prevé que los supermercados se abarrotarán en las próximas horas por el miedo a la falta de alimentos y el aumento de los precios que se darán los próximos días . El Presidente de España ha confirmado que el país puede abastecerse con sus propios recursos, y que la situación no va a empeorar."

Eran malas noticias, muy malas.

Paré de preparar el desayuno inmediatamente y cogí el abrigo y las llaves saliendo de casa sin decir nada.

Todavía me acordaba cuando hace dos años empezaron a haber cuotas para comprar. No podíamos comprar más que dos días a la semana y los supermercados estaban completamente vacíos. No había leche, ni pan. Nada más que caldos y pan.

Estos últimos meses con las cartillas de racionamiento la situación había mejorado un poco, y los mercados solían tener más productos gracias a los suministros que venían de Argentina.

Pero ahora todo iba a cambiar otra vez.

Por eso fui a la tienda más cercana y me llevé todo lo que quedaba en mi cartilla de racionamiento para lo que quedaba del mes.

Pues mucho temía que en los siguientes días de poco serviría tener una cartilla de racionamiento si no había alimentos en las tiendas.

Cada vez más y más gente empezó entrar en la tienda muchos con tanta gente aprovecharon para robar productos.

En ese momento fue cuando decidí salir de allí.

Temerosa de que pronto la gente desesperada empezara a atracar a los que iban con alimentos aceleré el paso hasta llegar al portal.

-Annie.

Escuché una voz llamarme mientras unos pasos se acercaban.

Unos segundos más tarde apareció Alex con una tímida sonrisa en su rostro. La tez de su cara tenía un tono rojizo por el frío a pesar de que llevaba bufanda y gorro. Era raro no verle con el uniforme militar puesto pero a la vez se veía mucho mejor sin él.

-Veo que no soy el único que ha salido corriendo de casa hasta la tienda.- dijo mirando las bolsas de plástico que llevaba las manos.

-Si necesitas algún alimento solo dímelo, ¿sí?

Alex asintió y empezó a frotarse las manos con fuerza para entrar en calor.

Dejé un momento las bolsas en el suelo y abrí la puerta para que pudiéramos estar en el portal.

El Soldado Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora