Me despierto por los gritos de Rose a lo lejos. Me levanto alterada aunque a medida que avanzo por el pasillo descubro que los gritos no son ese tipo de gritos que me harían salir corriendo, sino, gritos de diversión. Me pregunto qué juego se le habrá ocurrido a Matt esta vez. Y también me pregunto cómo es que todavía no he oído quejarse a mi padre por el escándalo que están montando.
Cuando entro en el salón me sorprendo al ver a mi hermana cogida en brazos de Alex. ¿Qué hace aquí?
Tira a Rose al aire haciéndola gritar como loca y luego la coge y la empieza a hacer cosquillas provocando más gritos por su parte.
Se queda quieto cuando me ve y yo sigo sin comprender lo qué pasa. Mi padre está tranquilamente leyendo el periódico, Matt está jugando con sus coches de juguete por el suelo y luego está Alex que deja en el suelo a Rose y se acerca a mí.
-Buenos días, Annie.
-Buenos días, Alex. ¿Qué haces...?
-¡Annie!- grita mi padre interrumpiéndome- ¿Has visto que buen chico es Alex? Nos ha traído unos cruasanes para desayunar y eso es un tesoro, deben de ser los últimos que queden.
Miro a Alex extrañada y este simplemente sonríe.
-¿No te apetecen?
-Sí, claro.
Me siento acompañada de Alex y observo la mesa donde hay cruasanes, mantequilla, un poco de mermelada de fresa y dos tazas con leche fría.
-Rose, ¿tienes hambre?- la pregunto ofreciéndola un cruasán.
-No, estoy llena.- me contesta tocándose la tripa.
-¿Y tú, Matt?
-No me entra nada más en el estómago.
-Ya han desayunado Annie, no te preocupes.- dice Alex examinando mi rostro.- ¿Estás bien? Pareces un poco pálida.
-Bueno, es que no me esperaba verte aquí y menos a estas horas.
-Pensé que os gustaría desayunar cruasanes.
-Sí, y te lo agradezco mucho. Pero, ¿no deberían ser para tu familia?
-Ellos también tienen.
-¿Y eso?
-Ya te contaré, ahora come.- me incita mientras unta mantequilla en un cruasán y me lo pasa.
Le pego un muerdo y lo dejo en mi boca saboreándolo poco a poco. No recuerdo la última vez que probé un cruasán y la verdad es que está delicioso.
-¿Qué tal van los estudios?- dice Alex mirándome profundamente.
-Bien, dentro de lo que cabe.
-Siempre has sido una chica de sobresalientes. ¿Ha cambiado desde que me fui?
-No, sigue todo igual.
-¿Sigues teniendo en clase al "pelirrojo friki"?
-¿Te refieres a Jorge?
Asiente mientras traga un trozo de cruasán.
-Sí, créeme cuando te digo que era mejor cuando tú estabas.
Nos quedamos un rato hablando de anécdotas pasadas, de tiempos felices, de tiempos fáciles. Hasta que él dice:
-¿Sigues saliendo con Noelia y con Carla?
-Sí.- observo detenidamente su reacción y luego añado.- Lo preguntas como si eso fuera algo malo.
-No, solo me lo preguntaba.
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El Soldado Del Viento
Ficção AdolescenteFinales de la Tercera Guerra Mundial. En una España completamente desolada por la guerra, los soldados americanos invaden cada rincón de las ciudades. Y en una pequeña ciudad cerca de la capital española no es una excepción, varios soldados se encue...