Hacía ya tiempo que había perdido la cuenta de cuantos días llevaba allí encerrada. Mis piernas estaban agarrotadas, al igual que mis brazos. Mi estómago pedía agritos que comiera algo. Probablemente ya había perdido la cabeza.
Me encontraba en posición fetal, desde que había entrado en aquel lugar.
Al lugar al que había prometido no volver.
Estuve a punto de volver con la muerte de Noe pero Matt me detuvo.
Ahora nadie me podía detener ni sacar de allí.
No había nadie. No me quedaba nadie.
Sentía como si el tiempo no hubiese pasado, como si hubieran pasado solo unas horas desde que había perdido a mi madre.
Entonces mi oído capta unos pasos que se acercan, aunque no me asusto pues pasa gente constantemente y nadie se percata de que estoy aquí.
Se oye el ruido de alguien que forcejea con la rendija. Tras un golpe sordo se abre dejando entrar toda la luz del día haciendo que me tape los ojos al instante.
Mis ojos tardan en adaptarse a tanta claridad y cuando lo hacen, observo con miedo una figura oscura entre tanta luz.
Un cuerpo grande y fornido. Dolorosamente familiar.
O quizás es una alucinación debido al hambre y al cansancio.
Pero parece tan real, pensaba que a esas alturas ya se habría marchado a Estados Unidos, a lo mejor no ha pasado tanto tiempo como pensaba. Me mira con un semblante serio como jamás le había visto. Por un momento temo que me vaya a sacar de hueco a la fuerza.
Frunce el ceño y pienso que debo tener un aspecto horrible pero no me preocupa lo suficiente.
Me extiende una mano y sin pensarlo dos veces la agarro, salgo de mi escondite con su ayuda aunque al instante de salir me arrepiento pues mis piernas flojean al ponerme en pie por estar tanto tiempo encerrada en la misma posición. Estoy a punto de caerme.
Miro a Gavan y todo mi ser empieza a temblar, mi voz sale muy ronca después de tanto tiempo sin hablar cuando digo:
-¿Puedo abrazarte?- y al decirlo recuerdo que él también me pidió que le besara, la primera vez que lo hicimos.
Él solo asiente.
Me lanzo a sus brazos y éstos me envuelven, en ellos olvido todo lo que ha pasado estos días, olvido todo el dolor que he sentido.
Me abraza con fuerza, aunque a mi cuerpo no le parece suficiente. Las lágrimas salen de mis ojos sin control y creo que como no nos separemos pronto le voy a empapar la camiseta. Noto que su respiración está acelerada y suspira pesadamente contra mi cabello, parece aliviado.
Estamos así unos minutos más, sin decir nada, simplemente sintiendo nuestras respiraciones. Poco a poco nos separamos:
-¿Cómo te encuentras?- me pregunta, y me asombro de lo grave que suena su voz.
Intento responderle pero no encuentro las palabras, ni me sale la voz.
Entonces todos estos días encerrada, pasan como un torbellino por mi cuerpo y me derrumbo delante de Gavan, lo último que veo son sus brazos que impiden que me caiga al suelo.
* * *
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El Soldado Del Viento
Novela JuvenilFinales de la Tercera Guerra Mundial. En una España completamente desolada por la guerra, los soldados americanos invaden cada rincón de las ciudades. Y en una pequeña ciudad cerca de la capital española no es una excepción, varios soldados se encue...