Delirando.

1.7K 100 2
                                    

Capítulo Extra 5:

Gine caminaba de un lado a otro de la habitación. Bardock había regresado a ser su viejo yo, cada vez que volvía de una misión se iba al bar y a la madrugada volvía con extraños olores no propios de el.
Los sayajins se caracterizaban por ser posesivos y celosos, los hombres lo demostraban siempre y raramente una hembra hacía demostración de estos sentimientos, esta vez fue Gine quien claramente se sentía muy celosa.

-¡Madre! -gritó Kakarotto-

Ella se sobresaltó y volteó alarmada a ver su segundo hijo. Kakarotto con sus ya dieciocho años era idéntico, prácticamente el gemelo de Bardock.

-¿Qué sucede cielo? -preguntó calmando su alborotada mente-

-Te dije que Turles busca a Raditz y no encuentro el scouter para comunicarme con mi hermano. ¿Sabes dónde está? -preguntó el joven-

Entonces su mente hizo el típico "click", hacía años atrás había visto a Turles muy parecido a Bardock pero ella misma se convenció de que su idea era erronea pero ahora no sucedía lo mismo, solo conocía a tres sayajins exactamente iguales en todo Vegetasei y esos eran Bardock, su segundo hijo y Turles.

-¡Oh no! -exclamó en voz alta y Kakarotto la miró raro-

-¿Te pasa algo mamá? -preguntó el niño enarcando una ceja-

-Me duele un poco la cabeza nada más hijo, fíjate bajo tu cama si esta el scouter. -contestó a su anterior pregunta y el adolescente salió dejándola sola-

Suspiró y decidió salir a la sala, llevaba prácticamente dos horas yendo y viniendo en su habitación, un poco más y seguro dejaba marcado sus pasos. Cuando iba por el pasillo vio a Turles quien tenía una mancha de tierra justo donde Bardock tenía su cicatriz.
Gine se mareó repentinamente y tuvo que sostenerse del pequeño modular que tenían ubicado en el pasillo, Turles que sudaba por el calor se refregó las manos sobre su cara y sin darse cuenta limpió la mancha.

-¿Se encuentra bien? -preguntó al ver a Gine acercarse a el palida-

-Sí... creo... -respondió ella mirándolo confundida- Turles ¿crees que tus padres quieran venir a una cena en casa? -preguntó y el ahora adulto Turles negó-

-No tengo padre pero seguro mi madre aceptará gustosa. -respondió-

Gine sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, el no tenía padre. ¿Acaso nadie había pensado lo mismo que ella? ¿Nadie notó la igualdad entre Bardock y Turles?
Su cabeza no dejaba de crear y recrear imágenes de Bardock con otra hembra, compartiendo la misma danza de sus colas y procreando.

-Oh disculpame por... -habló Gine pero Turles la interrumpió-

-Descuide Gine, no es algo que me afecte. -contestó el viendo la incomodidad de la hembra-

Ella asintió y se dirigió a la cocina. Había sido muy descortés además de que se dejo llevar por sus locas ideas.
Mareada de tanto pensar decidió ponerse a hacer el aseo de la casa para distraerse un poco y olvidar sus dudas e inseguridades. Kakarotto ya se había marchado de casa junto con Turles.
Unas horas después, a eso de medianoche sintió la puerta principal abrirse. Ella se asomó desde el baño lugar donde limpiaba y vió a sus dos hijos llegar, notó que ambos jóvenes intentaban no hacer demasiado ruido.

-¿Son estás horas de llegar? -preguntó haciendo que ambos peguen un salto-

-No... -respondió Raditz- Madre soy mayor ya en todo caso dale un sermón a Kakarotto.

-¿Con qué ya eres mayor? -dijo Gine y Raditz tembló, su madre cuando quería era terrorífica- Entonces podrás cocinarte tu, preparar tu uniforme y sobre todo vivir solo. ¿Cierto?

Kakarotto no pudo evitar largar una carcajada, que calló al notar la mirada reprobatoria de su madre en él. Miró a su hermano mayor y notó que este sudaba.

-Lo sentimos mamá... -se disculpó Raditz y Gine sonrió-

-Bien. ¿Han cenado? -preguntó y ellos negaron- Vayan a sentarse, les prepararé algo.

Gine lavó sus manos y guardó los artículos de limpieza, en eso nuevamente la puerta principal fue abierta. Gine salió del baño y caminó rumbo a la cocina, entonces un aroma que odió inmediatamente invadió sus fosas nasales.

-¡Tu! -gritó señalando a un sorprendidos Bardock- ¿Me creés estúpida? -gruño-

Raditz y Kakarotto se asomaron desde la cocina ya que sus scouters captaron las unidades de poder de Gine aumentar descontroladamente.

-¿Todos están despiertos? -dijo Bardock de repente- Gine yo...

-Tu nada mono idiota. -le interrumpió la hembra- No toleraré que me faltes el respeto de ésta manera.

-Te juro que no he hecho nada mujer. -gruño Bardock-

-El aroma que cargas encima habla por tí. -respondió Gine- Oh espera, diles a tus hijos que se acerquen a ver si me equivoco.

-¿Mamá de qué estás hablando? -preguntó Kakarotto, Raditz se acercó y detectó el aroma femenino en su padre.

De tan solo imaginar a su padre engañando a su madre, sintió ira. Miró a su padre con frialdad y Bardock solo bufo.

-No he hecho nada. -repitió el acusado- Ella se sentó sobre mi ofreciendo sus servicios pero la rechaze y aleje. -explicó-

Gine le miró aún molesta. Si alguna hembra se había sentado sobre su pareja quería decir que no habían ido al bar de siempre sino al más pulcro de la ciudad, dónde las hembras se regalaban a los machos por dinero.
Raditz miró a su madre, el creía que su padre no sería capaz de cometer tal traición pero cabía la posibilidad aún que el no veía el por que de eso, Gine era una hermosa hembra a pesar de su edad.

-Mamá creo que mi padre no miente. -murmuró y notó como su madre le miraba y asentía-

-Gine te elegí a tí ante todas además que tu eres mi complementó. -dijo un sonrojado Bardock-

-Quiero hablar contigo a solas, Bardock. -pronunció Gine ignorando el reciente comentario, Bardock tragó saliva y fue detrás de du hembra a la habitación que compartían- Dime... ¿conocés a la madre de Turles?

Bardock la miró confundido.

-No. ¿Por qué? -preguntó con curiosidad-

-Turles es idéntico a tí y s Kakarotto. -dijo Gine- No creo ser la primera en notarlo.

-¿¡Creés que soy el padre de Turles!? -preguntó Bardock elevando la voz- Estás delirando. -gruño- Antes de tí jamás compartí la danza de mi cola con nadie.

Gine suspiró quizá su pareja tenía razón y estaba delirando. Miró a Bardock y lo evaluó, el no mentía. Se sintió tonta.

-Perdón creo que los celos se me subieron a la cabeza. -se disculpó-

-¿Tu celosa? -se burló el- Vaya en años había visto algo así, tendré que castigarte por dudar de mí.

Gine sonrió, amaba a ese macho testarudo y mal humorado. E indudablemente Bardock amaba a Cine.

Continuará...


¿Enamorados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora