3. "Mi don"

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"Mi don"

Aquella mañana me desperté de alguna manera motivada. Aquella noche anterior se me había ocurrido algo: podría intentar usar mi don para saber que estaba sucediendo con Harry; para saber si él también tenía estaba pasando por lo mismo o no.

Aquel día sábado, había decidido no prestar atención a lo que hacía su cuerpo e intentaría leer las mentes de la gente a mí alrededor, intentar lograr hacer funcionar mi don en el pasado, en aquello que estaba viviendo. Solo esperaba que mi don funcionara. Podía soñar, nada de aquello tenía lógica, así que no me iba a negar a ninguna idea que se me ocurriera por más loca que fuera.

En cuanto nos sentamos a almorzar aquel mediodía del sábado, deje de preocuparme de mis acciones físicas, de todas maneras no podía hacer absolutamente nada de lo que quería hacer, y comencé a poner en marcha mi intento de leer mentes. Solo esperaba que mi don siguiera conmigo, que pudiera ser capaz de utilizarlo, aunque sea para simplemente responder algunas pocas preguntas de las millones que en mi cabeza daban vueltas y vueltas.

Había una realidad y esa realidad era que me sentía sola. No podía hablar con nadie y desahogarme. Verme nuevamente humana; observar mis actitudes hostiles y aniñadas que no recordaba de esa manera pero que realmente lo eran; ver a mis padres y a mi hermana pequeña nuevamente, sentirlos a mi lado pero a la vez tan lejos. Todo comenzaba a generar un gran revuelo en mi cabeza y especialmente en la perspectiva que tenía de mi misma.

Deseaba con todas mis fuerzas escuchar las palabras tranquilas de Vanessa intentando calmarme, o las caricias de Harry en mi cabello, o incluso las risas desenfrenadas de Carrie cuando se tentaba y no lograba controlarse.

No tenía idea de dónde estaba metida o que estaba ocurriendo, y tal vez mi don solo sirviera para una cosa: saber si Harry estaba pasando por lo mismo, y aunque no encontraría otras respuestas, algo era algo, por más poco que fuera. Pero para lograrlo tenía que concentrarme y no lograría concentrarme si seguía pensando en mis hermanos.

Decidí ir primero por Sophie. Era una pequeña niña por lo que sería más fácil leer su mente que la de los adultos.

No importaba donde estuviera mirando, solo necesitaba concentrarme en ella, en mi hermana pequeña. Su cabello castaño, tan parecido al mío, al igual que sus ojos marrones. Pensé en su voz, en su risilla cantarina, pero pronto me vino a la mente la imagen de otra Sophie. Una Sophie cada vez más adulta, más mayor, con otro tipo de voz, con otro tipo de vida. Una Sophie que definitivamente no era en la Sophie que debía pensar para leer su mente.

Tenía que hacer un esfuerzo, uno que me permitiera lograr mi objetivo, así que probé en concentrarme en al menos escucharla, aunque mi yo físico no la estuviera mirando o no le estuviera prestando atención. Y en ese momento habló.

-Mami, no quiero más-se quejó.

Mis ojos la miraron durante un segundo para volver a mi plato, pero logré observar que había corrido su plato uno centímetros y estaba haciendo puchero hacia mi madre. Me aferré a eso e intenté que eso fuera lo único que mi mente escuchara, una y otra y otra y otra vez.

Y allí sucedió: escuchaba perfectamente sus pensamientos, todas las expresiones. Era como estar inmersa en su mente. Claro está, que era una mente de una pequeña niña. Apenas tenía cuatro años, ya hacia los cinco, que cumpliría en el mes de agosto. Pero Sophie siempre había sido una niña inteligente, preguntando por temas de novios a su hermana y deduciendo cosas que nadie le decía por su edad.

Logré mantener esa conexión con la mente de mi hermanita durante un par de minutos, suficientes para saber que si me esforzaba podría leer la mente de cualquiera con mucha nitidez, incluida la mente de Harry.

Aquel sábado a la hora de dormir me sentía feliz. Tenía presente que no era el mayor progreso de mi vida, que no solucionaba absolutamente nada con saber que podría usar mi don y que podría saber si Harry estaba pasando por lo mismo que yo, pero para mí era lo mejor que me había pasado, mi mayor descubrimiento desde que me desperté aquella mañana y noté que me encontraba en mi pasado.

Seguía sin entender que estaba sucediendo. Era como estar viviendo todo nuevamente, y tal vez esa era la razón por la que no podía controlar mi cuerpo de ningún modo. Mi mente de vampiro, de mi actual yo, se encontraba en el pasado de una manera extraña: dentro de mi antiguo cuerpo.

Suponía que eso era lo que estaba pasando, pero no tenía idea de cómo había llegado a ello.

Al día siguiente, apenas desperté sentí que sería un buen día. No recordaba exactamente qué sucedería durante el día, pero como ya me sentía mejor, iría a la fiesta de cumpleaños de Troy Hudson, donde vería a muchas personas y sería perfecto para practicar mi lectura de mentes y mi concentración para hacerlo antes de tirarme de lleno en el caso de Harry.

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El patio trasero estaba lleno de mesas con comida y bebidas, el ambiente era divertido y la música elegida era de mi agrado, tanto de mi actual yo como de mi antigua yo. Aquella música del 2005 me traía buenos recuerdos y me hacía sentir nostálgica.

Allí se encontraba muchísima gente del colegio, principalmente los populares ya que Troy era uno de los jugadores de fútbol más aclamados por todos. Era el capitán y, en mi opinión, el mejor jugador del equipo. Mis amigos estaban presentes, todos y cada uno de ellos.

¿Quién diría que algún día lograría saber que pensaban cuando hablaban conmigo? Seguramente me decepcionaría de varios, porque si hay algo que aprendí es que no todos en la vida nos son honestos.

Decidí comenzar por alguna de mis mejores amigas: Samantha, su amiga castaña y de rulos. Sami, como la llamábamos, era una chica rebelde con sus padres, siempre estaban peleando y ella siempre quería estar fuera de su casa. Estudiaba lo mínimo y necesario para aprobar y era una chica de las fiestas, mucho más arriesgada que cualquiera del resto de nuestras amigas.

No me llevé muchas sorpresas de ella al leer su mente. Siempre la vi muy transparente y en ese momento confirmé que lo era realmente.

Pero no esperaba lo que seguía: Lily y Diana, las dos porristas, las dos chicas populares por excelencia...ambas estuvieron un largo rato pensando en cómo poder meterse con Steven, mi novio en aquel momento. Si bien no me odiaban porque eran mis amigas desde antes de conocer a Steven, ambas deseaban llamar la atención de él de alguna manera.

Esperaba muchas cosas de leer sus mentes, incluso algún secreto que jamás me habían contado o algún jugoso chisme que tenían guardado (porque eran de guardarse muchos chismes para ellas), pero no aquello.

Supongo que eso sucede cuando estas saliendo con el chico más codiciado de la escuela. Sabía que muchas morían por él, pero no lo esperaba de mis mejores amigas. 


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Regalito de Navidad atrasado! Quería subirles el 24 pero me fue imposible, ayer escribí un poco pero estuve casi todo el día con mi familia así que no terminé. 

Espero que les  haya gustado el capítulo, ya quiero llegar al 5 porque les tengo una sorpresita para ese cap!! 

Espero que hayan pasado divino esta Noche Buen y Navidad y que hayan disfrutado muchísimo. 

Gracias por leer,

Cam.















Red Light 3: Coming BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora