Sciarra anduvo con el mentón alzado hasta el lugar donde Monteleone le esperaba, sentado en su sillón. El capo ya no resultaba tan atractivo, faltándole toda la hilera delantera de dientes. Claro que eso ya estaba solucionado, había concertado con su dentista el arreglar ese problemilla. Pero estaba furioso y de haber podido cargarse a Kurtis, lo habría hecho. Pero había asuntos más importantes que atender y Kurtis no era para él.
- ¿Me has llamado, signore?
- Tráeme a Maddalena.
No esperaba otra cosa. Con una sonrisa taimada pintada en el rostro, Sciarra fue hasta la zona de tiendas de las prostitutas, agarró a la pelirroja por el brazo y la llevó hasta allí. Al verlo Maddalena, se soltó de la garra del matón y dijo:
- No necesito que me lleves a rastras.
Un grupo de hombres y prostitutas se congregaron alrededor, interesados por la escena. Monteleone dijo entonces:
- Sciarra, ¿qué dirías que deberíamos hacer con los muchachos que cogimos de la excavación?
- Yo los mataría a todos. - sonrió él.
- ¡No! - se oyó una voz entre la multitud - ¿Es que no habéis visto esos monstruos que nos atacaron? ¡Soltadles! ¡Que se los coman ellos!
Monteleone sacudió la cabeza.
- Los soltaremos. Los dejaremos a su suerte. Pero ahora me interesa lo concerniente a ti, Maddalena.
Ella miraba al suelo. Los mechones de su cabello rojizo le ocultaban en parte el rostro.
- Maddalena, se te acusa de traición. - dijo el mafioso - Te saqué del puerto de Siracusa, donde llevabas una vida sucia e indigna. Te di un hogar y un futuro, te honré como a ninguna, te hice mi favorita. Y veo que, en la adversidad, te pones de parte del enemigo y ayudas a escapar a quien debía ser entregado a sus perseguidores.
- ¡Ah! - dijo Sciarra - Pero pregúntale, signore, por qué lo hizo. La verdad es que Maddalena lleva prendada de ese tal Kurtis Trent desde la primera vez que lo vio. Es fuerte y atractivo, ¿no? La oí hablando con esa perra china acerca de entregarse a él sin ni siquiera cobrarle un precio.
Maddalena palideció. A pocos metros de ella, Bay Li había palidecido también.
- ¿Es eso verdad? - dijo Monteleone - Entonces, Bay Li, también te has burlado de mí. Sabéis que podéis hacer lo que os venga en gana mientras percibáis un precio. ¿Acaso no os mantengo? ¡Pero tú, Maddalena, debías serme fiel!
- ¡Yo no hice nada! - gimió Bay Li - ¡Sólo hablaba y reía con ella! ¡Y Maddalena no ha faltado a su juramento, me consta!
Sciarra se acercó a ella, la miró un momento, sonriendo, y luego le cruzó la cara de una bofetada.
- ¡Putas! - escupió - Sois todas arteras y mentirosas. Os abrís de piernas con el primero que se os pone por delante. No tenéis honor ni dignidad, estáis inmundas y la inmundicia os rebosa por cada poro de la piel.
Bay Li se llevó la mano a la mejilla enrojecida, y bajó los ojos, que estaban llenos de lágrimas. A su alrededor, las otras prostitutas guardaban silencio, aterradas.
¿Por qué deja que la abofetee? , pensó Maddalena, mirando furiosa a Monteleone, que había observado la escena sin alterarse. ¡Somos putas, pero no animales!
- De modo que me traicionas porque te has encaprichado con ese hombre de los ojos azules.- dijo entonces el capo, calmadamente - Te diré entonces una cosa, cara mia. Ese hombre está sentenciado a muerte. Tiene enemigos poderosos, por lo que parece. La bella mujer que nos visitó el otro día me hizo un gran favor al revelarme lo que ya sabes. Pues bien, es asunto ahora de ella el que ese hombre viva o muera, y me temo que morirá. Así que ya puedes ir olvidándolo.
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Tomb Raider: El Cetro de Lilith
FanficDespués de dos años, Lara Croft ha perdido la esperanza de volver a ver a Kurtis Trent, el cual parece haber sido tragado por la tierra. Pero la desaparición del Orbe y sus Fragmentos, así como la aparición en escena de una bella y misteriosa mujer...