Permanecí inmóvil y callada, esperando que Nathaniel respondiera por mí porque yo no encontraba las palabras indicadas. Pero no dejé de mirar al chico. Su pose despreocupada y serena me hizo preguntarme cuán poderoso era para no temer de Nathaniel.
—Explícate —pidió Nathaniel con aquel tono de orden. Sin embargo, el chico no replicó.
—Me enteré de tu transformación consumida y quise conocerte. Los Cazadores hablan muy bien de ti, ¿sabes? Dicen que eres... poderosa. Sin igual.
—¿Saben los demás Cazadores de ella? —preguntó Nathaniel antes de que yo pudiese formular palabras.
—La gran mayoría. Y vienen tras ella.
—¿Qué quieren de mí? —cuestioné.
—Absorberte, o en el mejor de los casos, obligarte a que formes parte de sus grupos —contestó—. Yo quiero ayudarte.
—¿Por qué querrías hacerlo? —Di un paso adelante, apartándome de la fortaleza formada por Nathaniel para protegerme. Yo quería afrontarlo.
El chico sonrió más al ver mi sorpresivo ataque de valentía.
—Quiero ayudarte —repitió con lentitud, remarcando cada palabra—. Mi intención no es hacerte daño. Ya existen demasiados Cazadores con ese objetivo. Y vendrán pronto.
—¿Cuándo? —pronunció Nathaniel.
Sentía que la temperatura había descendido, por lo que el frío me rozaba reciamente la piel de la cara. El delgado suéter negro ya no era suficiente contra el glacial clima.
—No hoy. Ni mañana. Tal vez en unas semanas o en unos meses, el tiempo que les lleve encontrarte. —Me froté las manos, acto que no pasó desapercibido por él—. No quiero hacerte daño. Recuérdalo.
Se iría, pero no podía dejarlo ir sin saber quién era.
—¿Cómo te llamas? —le pregunté.
—Julien. Me llamo Julien —respondió—. Nos veremos pronto, Adeline.
Desapareció.
No vi su forma borrosa moviéndose entre los árboles, por lo que supuse que poseía Invisibilidad o Transportación.
—Te llevaré a tu casa —dijo Nathaniel.
Me tomó del brazo y me arrastró bruscamente. Quería zafarme, pero él era mucho más fuerte.
—¿Qué sucede? —No contestó—. Nathaniel, ¿qué sucede?
Se giró hacia mí. Su rostro era despiadado y fiero. Retrocedí.
—Te llevaré a tu casa.
Mirando alrededor, siguió jalándome para que caminara.
De un momento a otro, nos encontrábamos en una habitación desconocida para mí. Tenía ese aire arcaico, con madera carcomida y pocos muebles. El olor a pinos lo inundaba todo, y muy levemente a polvo. Aunque no era la primera vez que nos trasladábamos por medio de la Transportación seguí sintiendo vértigo y una sensación de atolondramiento.
Nathaniel me soltó y se movió por toda la habitación con naturalidad, removiendo cajones y tomando objetos. Sacó un abrigo del ropero y se lo colocó.
Su habitación. Nos encontrábamos en su habitación.
No perdí momento para mirar todo a mí alrededor, pero su dormitorio era como el resto de la casa: incoloro e impersonal. Una cama, un ropero y una silla era lo único que habitaba el espacioso cuarto.
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Cazadores: Los doce poderes
FantasyExiste una fuerza mayor a todos nosotros, más fuerte que todo lo que alguna vez hayamos conocido, que hemos llamado el Rayo. Es librador de debilidades, portador de vida perpetua y dador de doce poderes. Muchos ávidos de poseer dominio intentan enco...