Capítulo 12

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Todo se suspendió. Las personas a nuestro alrededor se quedaron estáticas, el movimiento terminó y todo ruido desapareció, al igual que las voces en mi cabeza.

Alejé las manos de mis oídos para asegurarme de que realmente hubiesen cesado los chillidos y levanté la cabeza de entra las rodillas. Me sorprendió ver a Nathaniel arrodillado frente a mí, muy cerca, con esa expresión preocupada que me revolvió de una manera extraña el estómago.

—¿Mejor? —preguntó.

Asentí. Me levanté lentamente, perturbada por la escena que estaba viendo: todo parecía la escena de una película en la televisión puesta en «pausa». Una chica inmovilizada en el aire a punto de caer con un montón de papeles paralizados a su alrededor. Una pareja de novios a escasos centímetros de darse un beso, convertidos en estatuas. Al otro lado del pasillo, Carter Kellner, escupiendo un chorro de agua por la boca.

—¿Qué pasó? —pregunté aturdida.

—Creo que adquiriste otro poder.

Se retiró de mi espacio personal y me ayudó a ponerme de pie. Pero yo me refería a la escena que teníamos frente a los dos. Era como si todo hubiese quedado en pausa, menos nosotros.

—Detuve el tiempo —susurró—. Cuando te tapaste los oídos deduje que era porque poseías Comunicación Mental. Así que lo mejor era detener los pensamientos de los demás para que dejaras de escuchar las voces en tu cabeza.

Volví a mirar a la chica, que si no fuese porque se detuvo el tiempo, ya estaría tumbada en el suelo recibiendo burlas de los demás. Me acerqué a ella, tomando una de las hojas suspendidas en el aire. Luego fui hacía Carter, observando las gotitas de agua saliendo de su boca, detenidas. Con la punta de mi dedo toqué una, y ésta se deshizo.

—Es... maravilloso —susurré.

Nathaniel permaneció quieto, observándome misteriosamente mientras yo recorría el pasillo admirando la escena paralizada.

—¿Cómo es que se llama este poder? Lo he olvidado.

—Detención del Tiempo.

—¿Cuánto tiempo podemos durar así? —inquirí.

—Media hora, quizá más.

—Genial.

Me encontraba tan extasiada que no era capaz de pensar en nada más. Todo era tan... insólito. Había visto un par de veces cómo se detenía el tiempo en películas de acción, pero vivirlo era algo muy diferente a simplemente verlo en una pantalla.

—Tenemos que irnos —dijo Nathaniel.

—¿Por qué?

—Te lo diré cuando lleguemos.

Nathaniel chasqueó los dedos y todo volvió a la normalidad. Inevitablemente, la chica cayó al suelo y las hojas volaron, desparramándose por todo el pasillo, mientras los demás se reían y un chico se acercaba a ella para ayudarla a levantarse. Carter Kellner le arrojó el chorro de agua en la camiseta a uno de sus amigos y la pareja de novios finalmente pudo besarse.

Seguí a Nathaniel hacia el estacionamiento y no dije ni una palabra cuando nos subimos a su todoterreno y salimos de Robinson. (No sé cómo consiguió el permiso para salir en horario de clases cuando él quisiera). Hizo una llamada telefónica donde escuché el nombre de Olivia y Thomas, y después de eso, silencio entre los dos mientras nos dirigíamos quién sabe dónde.

—¿Qué sucede? —inquirí.

—Tienen que estar los demás reunidos para que podamos hablarlo.

Cazadores: Los doce poderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora