Capítulo 17

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Permanecí inmóvil, con la vista puesta en un punto inexacto del marchitado jardín. El bosque tenía un aspecto tenebroso y me rehusaba a levantar la mirada del jardín y encontrarme con el Cazador observándome desde los árboles. Sabía que me encontraba segura, pero un rastro del miedo que sentí anteriormente me recorría el cuerpo. Solo rogaba que el Cazador siguiera inconsciente, aún con la proyección de la habitación en llamas.

Escuché que la puerta se abría con un leve chirrido. Alguien bajó los peldaños y se sentó a mi lado. Nathaniel. Resultaba imposible no reconocerlo por la colonia de pinos.

—Byron está hablando con Tim. ¿Te gustaría entrar?

Por «hablando» se refería a borrarle los fragmentos de la memoria de lo sucedido esta noche.

—No podría soportarlo —susurré.

El ulular de un búho y el zarandeo de las ramas por el aire era lo único que se escuchaba, pero yo agudizaba el oído por si el Cazador rondaba la casa. Seguía manteniéndome alerta, porque estaba segura de que haría aparición de nuevo y no se marcharía hasta absorberme.

—Después de que Byron termine llevaremos a Tim a su casa e iremos por el Cazador.

—¿Lo matarán?

—Sí, es necesario que lo hagamos —contestó lentamente, midiendo mi reacción para ver cómo lo tomaría. Yo misma había querido matarlo cuando ejerció Agonía Mental en Tim, y no me importaba si Nathaniel lo absorbía, porque era necesario si quería continuar con vida. Pero no era lo correcto.

—Adeline, ¿cómo fue que huyeron del Cazador? —inquirió él.

Había omitido la parte donde la furia me abrumó y proyecté en la mente del Cazador una horrorosa imagen donde también lo imaginé a él presente. Yo no sabía cómo lo logré, pues no poseía ningún poder que me permitiera hacer eso, y cuando se lo conté a Nathaniel él también se sorprendió.

—Eso no es posible. Necesitas poseer Agonía Mental o Control Mental, y tú no tienes ninguna de las dos.

—Poseo Comunicación Mental —repliqué.

Sacudió la cabeza.

—Ese poder es solo para saber lo que los demás piensan y comunicarte con ellos mentalmente. No puedes proyectar imágenes.

—Entonces, ¿cómo fue que...?

—No tengo ni idea —reconoció—. Lo único que se me ocurre es porque eres un Nacido y tu potencial está más desarrollado que el nuestro. —Meditó en su teoría por un momento y agregó—: Has tenido suficiente por hoy. Te llevaré a tu casa y mañana podremos resolver esta confusión.

Nos levantamos del escalón y eché un breve vistazo a la casa. Por la ventana se traslucía la luz encendida de la sala, donde seguramente Byron trabajaba con la mente de Tim.

—Tranquila, estará bien. Byron se encargará de llevarlo a su casa.

—¿No recordará nada de lo que sucedió? —inquirí, sintiéndome un poco culpable.

—Absolutamente.

Me encogí en el asiento y recargué la frente en la ventanilla. Eran las 10:30, así que cuando llegara me encontraría a los abuelos en la sala, cenando o viendo televisión. Me preguntarían por mi paseo en la feria o lo que hicimos, ¿y qué les diría yo?

—Me gustaría que a mí también me quitaran los recuerdos de esta noche —susurré.

No me giré para ver cuál era la expresión de Nathaniel ante mi confesión. No me importaba lo que pensara. Solo tenía que sacarlo.

Cazadores: Los doce poderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora