Capítulo 14

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Me di una ducha rápida para que cuando Tim llegara no tuviese que hacerlo esperar. Me vestí con una sencilla blusa gris de manga larga y jeans desgastados. Bajé a desayunar con los abuelos, huevos y tocino, y platiqué con ellos mientras se hacía la hora de que Tim pasara por mí. Podía correr a Robinson y hasta haría menos tiempo que en auto, pero me gustaba ir con Tim a la preparatoria porque charlábamos en el trayecto y yo me preparaba para la larga jornada de tedio que me esperaba con los profesores y el asunto de los Cazadores. Todo en mi vida había cambiado, menos Tim. Él seguía siendo él y seguía creyendo que yo era yo, aunque ya me había convertido en algo muy distinto a la antigua Adeline, y no podía evitar que eso me entristeciera.

En el trayecto a la preparatoria Tim se gastó algunas bromas que me relajaron un poco y me hicieron olvidarme de tantos problemas que tenía. Pero cuando me bajé de la Nissan plata y vi el todoterreno aparcado a tres plazas de la nuestra, mis problemas e inquietudes regresaron.

En el momento en que una ráfaga de viento gélido me golpeaba vi a Olivia bajarse del auto y caminar hacia la entrada. Me estremecí, pero no supe distinguir si por el viento o por los recuerdos relacionados con ella del último trance que empezaron a juntarse en mi cabeza.

La Olivia que estaba viendo se parecía bastante a la que mató al hombre en la callejuela, con esa mirada feroz que intimidaba y la sonrisa maliciosa. Pero ¿acaso yo era la única que la veía con ese aspecto fiero y le temía? ¿Ni Nathaniel ni los otros veían lo letal que era?

Seguramente no, porque ellos no habían visto lo que yo vi de ella mediante el trance. Estaba casi segura de que Olivia no les había platicado que mató a su padre. ¿Por eso quería Byron que le contara lo que mirara en el trance, porque no conocían su pasado? Aunque fuese así no le diría a nadie lo que vi de Olivia, porque desconfiaba de ellos y, además, no estaba completamente segura de que mi trance hubiese sido inequívoco. La última parte donde ella decía que me mataría aún no me quedaba muy clara.

Obviamente era evidente lo que significaba «matarás a Adeline», pero no quería aceptarlo. El trance trató del pasado y futuro de Olivia, e imaginé que la última escena donde una voz masculina le hacía la propuesta de matarme —en el caso de que se refirieran a mí— se trataba de su futuro. Pero ¿y si el trance era incierto, si no estaba describiendo con exactitud el futuro?

Cerré los ojos por un momento y reforcé los ladrillos del muro en mi mente, elevándolo hasta hacerlo inquebrantable para que ni Byron ni nadie pudiera ver el trance de Olivia. Solo tardé unos segundos, sorprendiéndome la rapidez con la que lo logré. Ya no me era tan complicado y ni siquiera necesitaba estar tan concentrada.

Cerré la puerta de la Nissan y me dirigí junto a Tim a la entrada de la escuela. Aún faltaban quince minutos para que las clases iniciaran, por lo que caminamos sin prisa.

—¿Y qué tal le fue a tu mamá con su cita? —pregunté.

—Ya sabes, siempre lo mismo. —Se encogió de hombros—. Todo iba bien entre los dos, hasta que el tipo sacó un cigarrillo.

—Uy, qué mal por él.

—Sí, ya conoces a mi mamá y su aversión por los cigarrillos.

Subimos las escaleras hacia la entrada, encontrándonos brevemente con el profesor Johnson, quien tan solo mirarme hizo una mueca de disgusto. Sabía que no le agradaba, y él sabía que a mí no me agradaba él.

Giramos por un pasillo para dirigirnos a la primera clase que teníamos, Química, una de las dos únicas clases que compartíamos juntos. Al otro extremo del pasillo se había reunido un grupo de personas que cuchicheaba entre ellos y miraba con atención a alguien en el centro.

Cazadores: Los doce poderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora