Capítulo XV

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La hora de decir la verdad había llegado. Bucky pasó semanas, días, horas y segundos pensando en cómo decirle a Steve que ya estaba dentro del ejército. Él zarpaba en una semana y quería disfrutar los últimos días al lado del amor de su vida. Inhalaba y exhalaba repetidas veces, Steve llegaría muy pronto del supermercado. Camina hasta una silla y se queda pensando en el discurso que sabía de memoria aunque estaba un cien por ciento seguro que a la hora de hablar todo lo que había repasado se le olvidaría.
Steve entra y observa con atención a Bucky, se le notaba una cara afligida. Sabía que algo andaba mal pero esperaría a que el castaño le diga que estaba sucediendo.

-¿Y bien? -dice Steve mientras deja la bolsa de compras en la mesa-.
-Hay algo que debo decirte Steve, pero necesito que te sientes y prometas no alterarte ¿puedes? -Bucky sentía que en cualquier momento se iba a quedar en blanco sin saber qué decirle a su amado-.

Steve respira hondo, creía saber el porqué Bucky le dijo que no se alterara. Se sienta frente a él y fija su mirada en los ojos del castaño.

-Te escucho.
-Bueno... tú sabes que... que yo... -al final si se quedó sin palabras, no podía hacerlo, de seguro esto le rompería el corazón a Steve-.
-¿Que tú qué? -Steve no quita la mirada de Bucky- ya dilo de una vez. Estás dentro del ejército, ya fuiste asignado, ¿eso te costaba tanto decirme?

El castaño no supo cómo reaccionar ante las palabras de Steve. El rubio tenía una voz apagada, se notaba su tristeza en ella, por lo que Bucky sólo lo abrazo como si su vida dependiera de ello. Le dolía tanto tener que dejar a su pequeño chico de Brooklyn, pero él no tenía otra opción. Acarició con ternura el cabello de su rubio, para luego alejarse un poco, tomarlo de la barbilla y darle un beso. El beso era como una forma de pedirle perdón, pero no duró mucho tiempo debido a que Steve se separó y se dio la vuelta con rapidez. Steve no quería que Bucky lo viera llorar, tenía que ser fuerte y aceptar lo que estaba sucediendo.

-Por favor no llores... -Bucky lo toma del brazo y lo acerca a su cuerpo-.
-No estoy llorando -dice Steve con una voz fingida-.
-Te conozco mejor que nadie y sé cuando quieres llorar pero tu mente te dice que seas fuerte.
-Cállate James.
-Stevie -acaricia las manos temblorosas de Steve- prometo mantenerme con vida por ti. Vendré por ti Steve, no pienses en lo peor, todo estará bien ¿confías en mí?
-Sí, confío en ti. Idiota -se acerca a darle un beso en la mejilla al castaño, se separa y suspira profundamente- ahora dime... ¿cuándo te... vas? -dice con la voz quebrada-.
-En una semana -pronuncia Bucky con tristeza- zarparé a Inglaterra, me asignaron a la 107.
-Una semana... -susurra Steve- yo debería ir contigo.
-¿Sigues con lo mismo? Ya te he dicho el porqué, espero que no hagas nada estúpido mientras estoy lejos de ti.
-Agh, me hablas como si tuviera 10 años, te recuerdo que ya crecí.
-Lo sé, ya no eres aquel niño al que tenía que defender a toda costa. Ya eres capaz de defenderte solo que... no quiero perderte. Te amo Steve, te amo tanto y no sé porqué te empeñas en querer ponerte en riesgo, jamás me perdonaría si te pasa algo.

Sin decir una palabra más ambos se besaron de nuevo. Bucky quería recordar el sabor de los labios de su amado mientras estaba en el campo de batalla. Quería recordar los gestos que Stevie hacía cada vez que se besaban con intensidad. Jamás imaginó llegar a enamorarse perdidamente de su mejor amigo de toda la vida. Cada vez que recordaba los tiempos en los que eran unos infantes le daba nostalgia al saber que su pequeño Steve ya era un hombre, no importaba que fuera delgado y sin fuerza. Él lo amaba ciegamente, era capaz de dar la vida por su amado.
Por otro lado, Steve sentía demasiada tristeza. Se odiaba a sí mismo por no poder acompañar a su pareja a la guerra. Pero no se iba a dar por vencido, tarde o temprano se reencontraría con el hombre que lo tiene tan enamorado.

Contigo hasta el final de la línea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora