Capítulo 12

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Dos días eso es lo que habíamos tardado en llegar a Los Ángeles, porque teníamos que cruzar todo el país.
El viaje fue aburrido así como monótono, algunas veces uno de nosotros intentaba entablar conversación, pero esta se quedaba en el aire, algunos iban sumidos en sus pensamientos, mientras que otros simplemente ignoraban todo.
Mi cara estaba recargada contra la ventanilla así podía ver el cielo que ahora se encontraba totalmente azúl debido a que la contaminación era muy baja, las altas torres de la ciudad se veían desde la carretera, faltaba poco para estar en la entrada de la ciudad, no quería saber como había terminado después de todo lo ocurrido, pero sobre todo no estaba lista para ver a más infectados.
La casa se ubicaba al otro extremo de la ciudad, en donde estaba era una zona segura, casi nadie transitaba por ahí y los árboles ayudaban a ocultarla de las personas, bueno cuando aún había. Toda la propiedad tenía cercas por eso mi mamá lo consideró como una oportunidad para sobrevivir.
Seguíamos por las calles sin detenernos, el caos también hizo efecto aquí, se notaba que varías personas trataron de irse, pero no lo consiguieron, sus carros se encontraban abandonados, en las aceras habían cosas tiradas al igual que los cuerpos de las personas que no pudieron salvarse. Por cada calle o avenida que pasabamos buscaba posibles sobrevivientes que necesitaran nuestra ayuda pero sólo veía infectados incluso algunos comían los restos de animales, esto resultaba repugnante para cualquiera que estuviera viendo.
Giré la cabeza hacía el frente, la mirada que me daba mi mamá por el retrovisor era interrogatoria y demasiado penetrante, estaba esperando a que contestara, como se dio cuenta que no diría nada desvió la vista a otro lado.

-¿Qué pasa Vero?- preguntó Damián, ya que ella tenía el ceño fruncido y observaba fijamente el espejo de tenía pegado a su ventana.

-Es que pararon el auto, pero no creo que tengan problemas con este- respondió volteando a verlo.

-Deberiamos parar y bajar a ver que sucede- sugirió Lucas.

-Si- dijo mi mamá, en ese instante el auto se detuvo.

Sin esperar más mi amigo bajo corriendo hacia el otro auto, imité su acción, recibiendo unos regaños y maldiciones de parte de mi mamá, las cuales dejé de escuchar cuando llegué a donde estaba Lucas y Evan, a este último nunca lo ví bajar del coche, ellos dos hablaban de no sé que y tenían su mirada puesta en una tienda de juguetes.

-¿Por qué se detuvieron aquí?- indagué curiosa.

-Lizzie vió un peluche de unicornio y nos incitó a pararnos, cuando lo hicimos se bajo y salió corriendo a la tienda - explicó Evan mientras se sobaba el moretón que tenía en el pómulo derecho.

-¡Y porque rayos no la acompañaron!- le recriminé.

-Tranquila- habló la suave voz de mi amigo- Mira ahí viene- levantó su mano para señalar a Lizzie, pero ella venía corriendo y su cara estaba pálida.

-In..fec..tado- gritó.

Atras de ella apareció, cuando giró su cabeza no se fijó y cayó, el infectado se abalanzó sobre Lizzie, Evan corrió hasta donde estaban, lo empujó, ayudó a la pequeña a ponerse de pie, mientras la ayudaba el infectado lo mordió en la pierna,provocando que cayera, el que soltó gritó resonó por toda la calle atrayendo a otros infectados que estaban cerca.
Lizzie no sabía que hacer y más de ellos se acercaban, pronto otro infectado mordió el torso de Evan causando que empezara a desangrarse, el no podía defenderse porque no tenía ninguna arma. Nadie hacia nada por ayudar a Lizzie o Evan. Así que corrí hacía la niña, la tomé del brazo, pero se negaba a avanzar.

-Mi primo, has algo- sollozaba señalando a Evan.

Mierda en gran momento me entero de su parentesco.

-No pueden hacer nada- dijo él Mejor vayanse- pero no lo dejaría morir así, me acerqué y maté al infectado que estaba mordiendo su torso. El otro se percató de nuestra presencia y intentó atacar a Lizzie, pero Evan lo detuvo- ¡Vayanse ya!- gritó desesperado.

Jalé de la mano de ella aunque se resistiera, volví a correr hacia Lucas el cual estaba desconsertado por lo que acababa de pasar, a él también lo tomé de la mano y sin decir nada los conduje a la camioneta, mi amigo entendió lo que estaba haciendo, él se subió, sentó a Lizzie en sus piernas y luego me subí yo. Damián puso en marcha el auto, todos sabían lo que ocurrió por eso no preguntaban, en la camioneta reinaba el silencio además de los sollozos de Lizzie.

Cuando dejamos atras los enormes edificios supe que no faltaba mucho para estar en casa.
Y así fue, pocos minutos después puede ver la entrada, ningún infectado andaba cerca y eso era bueno, porque no queríamos sufrir más perdidas.
Mi mamá se bajó del auto cuando este se detuvo y de un maseta sacó un par de llaves con las cuales abrió las rejas, los autos entraron y se estacionaron, Damián y su hijo fueron ayudar a mi mamá, cuando aseguraron las cercas, volvieron con nosotros y nos reunimos cerca de las cajuelas.

-Al fin llegamos- suspiró Mary.

-Si, bajen sus cosas y entremos- ordenó mi mamá como siempre.

Cada quien sacó de la cajuela lo poco que llevaba, así como las mochilas con provisiones.
Al entrar a la casa recordé todas las navidades que celebrabamos aquí y también unas cuantas fiestas de cumpleaños,ultimamente todo me era nostalgico, dejamos la comida en la barra de la cocina y fuimos a la sala tal y como lo había pedido mi mamá.

-Hay cinco habitaciones, Mary y Arzalea se quedaran en una, Lizzie y yo dormiremos en la mia, Lucas y su hermano en otra, Chris, Edward y Damián en la habitación más grande y tu mamá te quedas en la tuya- era la primera vez que organizaba todo y se sentía bien, nadie reprochó nada asi que lo tomé como si estuvieran de acuerdo.

-Descansemos- dijo mi mamá caminando a las escaleras.

La seguimos al siguiente piso y les indicó cuales eran su cuartos, cuando término entró a su habitación para descansar, los demás hicimos lo mismo, en mi cuarto había un litera, Lizzie pidió dormir arriba y se lo consedí, ambas nos aventamos a las camas, lo único que estaba en mi cabeza era dormir y después de este día lleno de sucesos inesperados lo necesitaba.

Así fue como cerré mis ojos y caí a los brazos de morfeo.

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A la hora de escribir la parte de la muerte de Evan tenía las manos frías de los nervios, creo que este ha sido uno de los capítulos que más disfruté escribiendo.
Y no me asesinen por lo de Evan, ya nadie más morira o tal vez si "Su vida esta en mis manos" jajajaja, no se preocupen ya no pienso matar a ningun otro personaje.
Nos leemos pronto.
Bye.


El VIRUS [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora