Q de Quejumbroso

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Guillermo siempre había tenido una habilidad especial para ... quejarse.

"Hace mucho frío"

"Ahora hace mucho calor"

"No quedan más cereales"

"El perro mordió mis pantuflas"

En fin, se merecía un grammy en todo caso.

Pero Samuel, su esposo, aún así lo adoraba. Lo miraba como las estrellas miran a la luna, lo miraba con adoración, con todo el amor que una persona sería capaz de dar a otra - e incluso, un poco más.

Guillermo sabía que se había sacado la lotería; sabía que había ocasiones en las que ni él mismo se soportaría y estaba eternamente agradecido con quien fuera que estuviera allá arriba supervisándolo todo, por poner en su camino a la persona más maravillosa, más paciente y más perfecta que pudo encontrar.

Sabía que su actitud, muchas veces infantil, no siempre era bien vista por todos, pero a su esposo no parecía importarle menos. Y estaban bien con eso.

"No puedo creerlo" escuchó Samuel refunfuñar a su pareja a su lado. No pudo evitar reír entre dientes.

"No rías" un puchero se formó en sus labios. "Yo realmente quería ese peluche con forma de fresa" se quejó.

Ahora si, el mayor se permitió reír fuertemente, causando que varias personas que caminaban a su lado, por el centro comercial, se voltearan a verlo.

Todo el complejo estaba decorado tan ... navidisticamente como era posible. Guirnaldas, renos, personas con gorros de navidad y demás. Demasiado para apenas estar empezando el mes de Diciembre, se permitió pensar.

"Era un niño, cariño" habló con parsimonia.

"Lo se pe-pero" balbuceó con el ceño fruncido y frunciendo los labios hacia su esposo.

"Pero nada" respondió Samuel firme. Dejó caer su cabeza con suavidad hacia adelante, presionando sus labios con los ajenos, tan rosados y gruesos como él los amaba. Había hecho callar al pequeño niño en el que aveces su esposo se convertía. "A parte, solo tenia cinco años" rió.

"Ya pero-"

Lo volvió a besar suave pero firme, con la intención de terminar la pequeña pelea que ni siquiera había tenido la oportunidad de iniciar.

"Y en cualquier caso, si te portas bien Santa podría traerte ese pequeño muñeco de trapo rojo y rechoncho" pronunció con una sonrisa juguetona rodando en sus labios.

Guillermo le siguió el juego y con una mirada traviesa le respondió  "¿Es que no me conoces chaval? Soy el primero en la lista de los chicos buenos"

Otra fuerte y escandalosa risa de parte de ambos llamó la atención de los transeúntes.

[...]

"No quiero" renegó.

Samuel suspiró y envió su mejor mirada al contrario. "Vamos Guille, debes comer algo"

"Pero no quiero" se quejó el menor moviendo la comida del plato con su cubierto. "Son verduras" señaló lo obvio.

"Sip" pronunció el de barba espesa, haciendo explotar la “p” con sus labios al final "Y son buenas para la salud, ahora come"

"No me gustan" se quejó

"Solo un poco"

"No"

"No fue una pregunta chiqui"

"Y-yo" renegó. Puso su mejor cara de convencimiento, pero Samuel no se movió ni un ápice de su lugar por lo que luego de unos minutos resopló derrotado y comenzó a comer lo que quedaba en el plato. Malditas verduras y su horrible sabor ¿quién fue el gracioso se decidió a decir que eran saludables e indispensables para una buena salud? Él estaba bien con su grasosa y calórica comida, rezongaba el de ojos rasgados mientras masticaba con expresión de desagrado los espárragos a la sartén que Samuel se había decidido a cocinar esa noche.

Samuel reía ante su actitud. Al verlo acabar, tiró de él hasta hacerlo sentar en su regazo, justo del otro lado de la mesa.

Estaban tan juntos que sentían sus respiraciones entremezcladas y los latidos de su corazón golpeando contra sus costillas. Los brazos del mayor cruzados en la espalda baja del otro y el menor dejándose mimar luego de su mal momento con las verduras.

"Eres como un niño, eres un quejumbroso ¿lo sabías?" regañó con sus labios pegados en una de las cienes del pelinegro.

"Lo se" rió encantado este, una sonrisa que Samuel venía viendo desde hace siete años exactos y aún era capaz de dejarle sin respiración y con el corazón bombeando a toda velocidad, como en una carrera de atletismo. "Pero aún así me amas" añadió orgulloso.

"Pero aún así te amo" repitió en su oído. "Quejumbroso, infantil, cabezón" dejaba castos besos en sus labios ante cada descripción, besos torpes debido a las enormes sonrisas que presentaban sus rostros. "Aún a pesar de todo eso te amo y tu me amas" lo abrazó fuertemente, atrayéndolo hacia su duro pecho. Un abrazo cálido y con sabor a hogar.

"Pero tal vez deberías plantearte enamorar a Santa también ¿sabes? Porque no creo que últimamente encabeces su lista verde"

———

Maratón 7/7 :)

Oh dios, terminé la maratón :'DD Nunca había hecho una, pero me ayudó a entender que si soy capaz de escribir un drabble diario soy capaz de dar mucho más ¿saben?

En fin, el próximo drabble se publicará el Viernes, y será así con todos los demás, es decir, actualizaré semanalmente.

Fue una experiencia interesante y espero les haya gustado. Pueden dejarme aquí que palabras se les ocurren para las letras sobrantes y veré que puedo hacer.

Así que un besazo, un saludo y recuerden, que un comentario, un voto alegra a los escritores y ¡No cuestan nada!

((Dios cuanto extrañaba decir eso xD ))

Los quiere ...

Dendri XOXO

Con las letras del abecedario |Wigetta|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora