Despedida

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12 de Diciembre del 2015

Día 2

Me desperté y pensé que todo era un sueño mas, que aún no despertaba y esta no era mi realidad, no dolía nada, no sentía nada, era tan hermosa la sensación pero no duro por mucho, los recuerdos de nuevo volvieron a escabullirse entre mis pensamientos, tan ruidosos e insoportables, tome mi almohada y tapándome la cara con ella grite de nuevo.

- ¡Cállense! no los quiero, desaparezcan de mi mente.

Fue inútil, uno tras otro llegaba retumbando y deshaciendo cada parte de mi de nuevo, los recuerdos que alguna vez me volvieron felices ahora me hacían daño, antes la esperanza de volver a sentir la misma sensación al verlo me colmaba de felicidad con cada recuerdo que pasaba por mi mente de él, pero ahora.... no volvería jamas a ver su mirada, no volvería a sentir la calidez de su mano entrelazada con la mía, no volvería a sentir vibrar cada fibra de mi al abrazarme, no volvería a probar sus dulces labios, jamas me volvería a decir que me quería, que me había extrañado, que para él era su vida y su máxima sinfonía, mi mente no entendía que todo había terminado, ya no empapaban las lagrimas mi rostro pero aun recorrían mi piel descargas dolorosas como si ardieran. Tome mi celular y envié la propuesta de darnos un tiempo a Santiago con la esperanza de que aceptara.

Mi madre ya no estaba, abrí la ventana y la oí lavando los trastes, no tardo mucho cuando me llamó a desayunar, me limpie las lagrimas y baje poco a poco las escaleras, no tenia nada de hambre, pero no quería hacerlo notar a mi preocupada madre, a...

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Mi madre ya no estaba, abrí la ventana y la oí lavando los trastes, no tardo mucho cuando me llamó a desayunar, me limpie las lagrimas y baje poco a poco las escaleras, no tenia nada de hambre, pero no quería hacerlo notar a mi preocupada madre, así que me senté en la mesa y probé bocado, me daba la sensación de que con cada bocado iba a vomitar en cualquier momento pero aún así no rechace nada y deje el plato limpio.

- Hija, prepárate que tienes que ir a tu convivió.

- ¿Qué? ¿un convivió?

- ¿Acaso no te acuerdas? les dijiste a tus amigos que irías a su convivió para festejar el fin de clases.

Se me había olvidado completamente, definitivamente no quería ir, pero bien dicen que lo mejor después de una perdida es distraerse y salir con amigos, supongo que no hará mal intentarlo. Me preparé, me bañe aunque tardé mas de lo normal ya que justo cuando el agua se escurría sobre mi piel me invadió el llanto, ni siquiera me dio tiempo de templar el agua y por primera vez me bañe con agua fría, no sentí el frió en mi, supongo que ya estaba helada desde hacia tiempo por dentro. Me salí y me vestí, para cuando estuve lista mi madre me estaba esperando en la puerta con una bolsa grande de mandado que llevaba espagueti, un tupper lleno de salsa y por supuesto... dulces de tamarindo hechos por ella, le di una sonrisa forzada mientras le preguntaba... "¿como me veo?"

- Te ves bellisima

La verdad hice un esfuerzo por verme bien, para no demostrar cuanto estaba dañada en público, antes hacia esos esfuerzos solo por él, cuando salia me ponía lo que pensaba que le agradaría y ahora hacia lo mismo pero no por él sino por mi, era mi forma de revelarme hacia mis sentimientos.

Cuando la luz se vaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora