13 de Diciembre del 2015
Día 3
Iba caminando por un hermoso sendero lleno de claveles blancos cuando de repente al final del sendero había una banca y estaba sentada una persona en ella, me acerque mas y distingue su fina figura, su piel pálida, su cabello negro un poco largo tapándole la frente un poco, sus brazos fuertes quedaban al descubierto pues como siempre traía una simple playera de manga corta de alguno de sus grupos favoritos, también vestía un pantalón de mezclilla y unos zapatos converse negros, al verme caminar hacia él me sonreía, ante su sonrisa sentía que me calentaba y me llenaba de vida nuevamente, sus ojos color café obscuro me hipnotizaban y aunque sabia que todo había terminado seguía caminando hacia él casi sin voluntad propia. Me senté a su lado sin saber que hacer o que decir pero sin previo aviso me tomo entre sus brazos, me cargo y me puso entre sus piernas, me tomo mi mentón y haciéndome voltear hacia su bello rostro, quedando nuestras miradas cruzadas se acerco tan peligrosamente a mi que quemaba todo mi cuerpo, todo de mi se moría por él, nos besamos, el primer beso después de tanto tiempo, fue celestial y divino, no dejábamos de besarnos y de abrazarnos, el deseo nos consumía aunque una pequeña astilla me decía... ¿acaso no recuerdas lo que te dijo? pero aun así no dejaba de besarle.
De repente oí una voz que me decía... >>Maia, es hora despertar.... Maia, levántate<<. ¡no! esto no podía ser solo un sueño, no quería, no.... sentí como algo me llevaba y me arrancaba de sus brazos, me los extendía tratando de alcanzarme y su mirada era de infinita tristeza, yo solo quería volver, solo quería estar con él por siempre...
Abrí mis ojos lentamente y me encontré con la cruel realidad, aunque de nuevo me sentía bien sabia que no tardaría mi mente en recordar... lo hice, pero lo primero fue la añoranza de aquel sueño, antes podía hacerlo realidad con tan solo llamarlo o mensaje-arlo y pedirle que nos vieramos pero ahora... solo era un sueño imposible. 1...2, 3 y 4 lagrimas fueran las que resbalaron por mis mejillas para mi sorpresa solo fue eso, no me sentía mal ni triste, fueron involuntarias pero sin sentimiento alguno, no sabia ahora que me pasaba.
Durante todo el día estuve viendo películas con mi madre, se me hacia extraño no sentir tristeza, en cambio sentía una sensación inexplicable, sabia que aún no estaba bien porque sentía algo extraño, como si me faltara algo importante, como si algo estuviera mal en mi... no sabia que era esta nueva sensación aunque me alegraba de que el llanto hubiera desaparecido, se me hizo demasiado pronto pero no me quejaba. Algunas veces cuando en las películas había algo que me recordaba a él también me invadía una sensación de odio pero yo bien sabia que eso era lo único que no sentía hacia él... odio.... o... ¿tal vez si? pues bien dicen que para odiar a alguien primero debió de ser amado y eso era mi caso.
Dormí tranquilamente esa noche, mi madre no se quedo conmigo, de vez en cuando me despertaba llena de recuerdos que pasaban por mi mente pero estaba bien, no había ni una sola lagrima derramada.
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Cuando la luz se va
Teen Fiction¿Alguna vez has sentido que ya no puedes mas? que yo no eres la misma desde que aquello paso, que tu felicidad se fue, que no hay mas luz y te encuentras cayendo por un abismo que no tiene fin... Maia, una chica de 17 años te cuenta su historia, su...