'#1 día contra el cliché'

932 77 18
                                    

No desperté por el despertador, ni por los rayos del sol que se colaban por mi ventana (nisiquiera tengo ventana en mi habitación, un chicle que quite de mi vida), tampoco por los ruidos que se escuchaban desde abajo.
Desperté porque toda mi vida me eh levantado a esta hora, diablos ¿A quién engaño? Desde primaria me levanto a esta hora no nesesito un despertador porque ya me acostumbre ¿Quién no se acostumbra? Es algo que ya no puedo evitar.
Me levante descalza y di un vistazo a mi habitación.
Todas las habitaciones, por cliché, eran rosas para las chicas y azules para los hombres.
A la mierda el chicle, mi habitación era naranja.
Si, naranja, rompiendo clichés.
En cierta parte me agradaba el color, era diferente a todos.
Eso sonó TAN cliché, es mentira yo no soy diferente, solo lucho contra el cliché.
Me levante y fui a bañarme.
Lo hice despacio, tratando de evitar todo lo que me esperaba hoy.
Si, me refiero a destruir clichés.
Salí y me puse unas mallas negras con una blusa de manga corta color celeste y unos tenis negros, encima una chaqueta de lana negra.
Mi cuarto estaba en la planta baja, si lo se, todos los cuartos están arriba
Fuera cliché.
Salí y me encontré a George, el amo de llaves (si, dije amo de llaves) el es mi nano, ya no es nana.
Nisiquiera le hablo, es típico que todo niño rico se lleve de maravilla con su nana y sea su segunda madre.
Bueno, ando rompiendo tradiciones.
Me dirijo a la mesa del comedor, pequeña, no son las típicas grandes en las que solo se sientan 3 personas y tienen 12 asientos, me encargue de comprar una pequeña para todos.
Cliché menos.
Me senté y ya estaba el desayuno ahí, sincronizadas y un jugo de manzana frío junto a un plato de frutas.
Trate de devorar todo rápido, antes de que bajaran las otras dos personas con mas clichés en la vida pero fue demasiado tarde.
-Buenos días princesa-escuche su voz a punto de llegar al comedor.
Dios, si pudiera tener dos bocas lo agradecería, pero desgraciadamente no puedo y no quiero ahogarme con un trozo de comida, eso es demasiado cliché.
Mi madre entro en el comedor, sonriendo mientras mostraba su sonrisa Colgate y vestía sumamente elegante, su hermosa figura y su perfecto cabello rubio bien recogido en una coleta de caballo sin un solo cabello desordenado.
Cuanto cliché junto.
Mi padre la siguió, con su traje bien planchado y el cabello igual de ordenado.
Los clichés de mi vida.
Suspire y seguí comiendo, mientras ambos depositaban besos en mi frente y se sentaban frente a mi, mirándome sonrientes.
—Supongo que por sus caras quieren contarme algo...-dije, dando un sorbo a mi jugo de manzana.
Ambos me miraban espectantes y asintieron.
—Suéltenlo.
Ambos sonrieron.
—One Direction vendrá hoy y nesesito que los entretengas.
—Necesito una asistente para las fotografías de los nuevos modelos
Ambos lo dijeron al mismo tiempo pero eso no evito que me alarmara considerablemente.
—Yo... Vale, tengo que decirles, estoy en la obra de la escuela y estaré ocupada esta tarde ensayando y no podré estar con One Direction.
Mi padre se miro desilusionado.
—La sesión es este Sábado-hablo mama mirándome victoriosa.
—Le prometí a George que iría con el a comprar el regalo para su sobrina
Ambos hicieron pucheros.
—Supongo que para la próxima...-murmuraron ambos.
Me levante de la mesa de la cocina lo mas pronto que pude y abandone la sala, eso había estado muy cerca. ¿Saben cuan cliché sonó eso? Eso no pasa todos los días, pero pasa en mis días, cuando tienes dos padres con los trabajos más clichés del mundo.
Tome mi mochila y salí de la casa, acercándome a la parada del autobús.
¿Que? ¿Por ser niña rica tendría el auto del año? ¿Me iría con mi chofer guapísimo modelo Calvin Klein? Ni de chiste dejo que eso pase.
Espere ansiosamente la llegada del autobús. Mientras escucha música en mis audífonos y movía el pie de un lado a otro, mala costumbre que tenía de pequeña.
Llego y rápidamente subí, saludando a Lezly, la mujer que conduce el autobús y que odia su trabajo, pero no le queda de otra ya que su marido la dejo por la mujer que trabaja en el bar de la esquina de su casa.
Cada vez que va al bar debe lidiar con ella.
Ella me gruñe y yo solo trato de sonreír, mientras veo la separación de grupitos en el autobús.
Esta el grupito de los inteligentes que se sientan al frente, en medio se sientan los que les vale todo y solo observan a su alrededor viendo si hay algo interesante y al final los que les gusta el relajo.
Camino y me siento en el primer asiento vacío que veo, ignorando todos los murmullos a mi alrededor que susurran al verme.
'Es la hija de los Wortted', '¿Porque viste así?' Y más comentarios estupidos.
La verdad no me importa lo que digan, son unos idiotas.
Cuando menos lo espero, estoy en la preparatoria.
Todos bajan rápidamente y yo me aseguro de llevar el libro de biología en mi mano junto con mi celular, aun escuchando música.
Bajo y cuando atravieso el pasillo las miradas están sobre mi.
Ser la hija de los Wortted te trae cierta popularidad, ¿A quién engaño? Trae bastante, maldigo tanto cliché en mi vida.
Camino rápido bajando la cabeza para no ver a ninguno de esos idiotas mirarme, lo único que ven es 'Ahí va dinero, vamos por dinero'.
Siento un golpe seco contra alguien y mi celular junto al libro caen estruendosamente al suelo.
Todo el mundo guarda silencio a mi alrededor y miro quien es el que provocó aquello.
Oh no.
Chaqueta de cuero... Cabello revuelto... Ojos azules como el mar... Mierda.
El chico malo.
Me mira serio, pero se agacha y antes de que trate de recoger los libros los pateo fuera de su alcance.
El voltea a mirarme con los ojos abiertos y yo niego con la cabeza
Vuelve a ir a por los libros y vuelvo a patearlo mas lejos y no me importa que mi celular este ahí.
El voltea a mirarme furioso esta vez.
—¿No vez que quiero ayudarte?
Negué con la cabeza
—Ya me se esta historia y no, no terminaremos juntos.
El me mira confundido.
—Mira chico con pasado oscuro, todo empiesa así, tiras los libros fingiendo que 'No te fijaste' ¿Ahora que sigue? ¿Le dirás al profesor que nos ponga juntos en un proyecto? ¿Eh? No te va a funcionar.
El chico me mira como si me hubieran crecido tres antenas en la cabeza.
—Estas demente.
Casi creo que se va corriendo
Me encojo de hombros y sigo mi camino.


Aléjate de los clichesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora