#37 día contra el cliché

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Justo cuando estaba terminando la tarea de calculo, mi padre entró por la puerta tan sonriente como si se hubiera ganado un premio Nobel.
—¡Adivina que Amy!
—¿One Direction se separa?
—¡Amy!
—Lo siento, ¿qué ocurre papá?
—¡Vendrá a visitarnos de Texas, Christian!
—¿Debería saber quién es?
Mi papa me miró indignado.
—¡Claro Amy! ¡Era tu amigo de la infancia!
En mi cabeza trate de recordar si alguna vez tuve un amigo, muy en lo más recóndito de mi mente, pero no encontré nada.
—Lo siento, no tengo idea.
—¡Recuerda Amy! Era ese chico regordete de cabello rizado, Moreno, que siempre te seguía a todas partes.
Trate de recordar lo que dijo mi padre, un chico moreno gordo y de cabello rizado, de repente solo recordaba a un chico así, pero recuerdo que yo siempre lo apartaba y el aún así seguía queriendo hablar conmigo, incluso de niña odiaba relacionarme con la gente, o bueno, la gente que sabía llegaría a ser cliche.
—Creo que lo recuerdo, pero yo odie a ese tipo, así que ni siquiera lo recibiré.
—¡Pero viene solo a verte Amy! Deberías aceptar verlo.
—No me interesa en absoluto, así que ni lo intentes.
—Bueno, igual ya lo invite a quedarse en la casa...
—¡¿Pero qué?!
Ya era tarde, mi padre había cerrado la puerta.
Diablos, ahora tenía que lidiar con un 'amigo' de la infancia, eso no tiene sentido, es un completo cliche eso del amigo de la infancia que mágicamente vuelve, todo el mundo lo sabe. Suspiré. No podía hacer nada contra el hecho que papa ya lo había invitado a casa.
(...)
Más tarde, estaba en la sala, comiendo una pizza recién horneada por mi mayordomo, ya que lo tenía aquí, no tenía porque gastar dinero.
Mama y papa se habían ido al aeropuerto por ese tal Christian, no tenía sentido nada de esto, no conocía a ese tipo y probablemente el no me recordaba, no sacábamos ningún beneficio de esto.
Justo cuando se acabo la película que estaba viendo, escuche las llaves de la puerta y luego como se abría, simplemente tome el control remoto y cambie de canal, buscando algo bueno para ver.
—¡Volvimos Amy!.—Exclamó mama muy feliz.
—Díganme que enviaron a ese Christian por donde vino.
—¡Amy!
Voltee al escuchar el grito de papa y ahí estaba un chico de rizos cafés, una figura formidable y una sonrisa tipo colgate, que me miraba fijamente.
Yo lo sabia, tenía que ser un chico de esos gordos que se ponían en forma y terminaban viéndose increíbles ¡fantástico! ¡Lo que me faltaba!
—Oh, ese es Christian, lo quiero a 3 metros de mí y mi habitación.
—¡Amy! ¡Compórtate y ven a saludar!
Me pare y camine hacia el, que aún no quitaba la sonrisa de su cara, yo simplemente lo mire alzando una ceja.
—Cuanto tiempo Amy, ¿Ni un abrazo?
—No nos engañemos, no éramos ni cerca de ser amigos, que mis padres lo crean es otra cosa, para mí eres un completo extraño.
—¡Amy!.—Ambos padres me miraban enojados, pero Christian solo se hecho a reír y yo alce una ceja.
—Eres igual a cuando eras niña.
Lo mire mal, así que solo me marché a mi habitación en la parte baja y me encerré.
(....)
A la mañana siguiente, me había puesto ropa deportiva, debía bajar la pizza de anoche así que saldría a caminar un rato.
Justo cuando salí, vi que Christian estaba charlando con George, nuestro mayordomo, se notaba de lejos que a George no le agradaba la conversación que Christian estaba entablando con el.
—Ignóralo George, es lo que yo haría.
Ambos me miraron, mientras yo solo iba hacia la puerta y cerraba tras de mí, para comenzar a caminar hacia el parque.
Si, era un completo cliche ir a un parque a caminar, pero era el lugar donde probablemente Christian no me contraria porque mis padres seguramente le contaron que odiaba los clichés.
Camine apresuradamente, pero fue en vano, ya que cuando llegue al parque de detrás de mí salió Christian, dándome un susto.
—¡Pero qué te pasa!
—Tranquila Amy, sigues siendo tan ruda como antes.
Lo ignore y comencé a caminar, tratando de simplemente dejarlo atrás. Pero eso no funciona conmigo, ya que los clichés me persiguen y por lo tanto, el es el que me sigue.
—Sabes Amy, estas igual de linda que cuando niños, claro, solo que ahora más.
Rodee los ojos, ahí va, ahí está, el maldito coqueteo.
—Y yo que creía que iba empeorando con el tiempo.
—Que simpática eres Amy.
Rodee los ojos, no pude evitar mirar hacia las canchas, donde varios niños estaban jugando a futbol, en realidad creo que estaban entrenando a esta hora de la mañana, era algo temprano. Pero lo que me llamó la atención fue un chico de rizos castaños que hacía tiros hacia una canasta de baloncesto.
Me quede quieta, ¿Porque me quede quieta? Tal vez solo fue la sorpresa de verlo ahí, siempre evite este parque, era demasiado cliche, nunca hubiera podido imaginar que entrenaba aquí a estas horas de la mañana. Era el chico del paraguas.
Trate de ignorarlo y cuando mire al frente, Christian lo miraba también, luego volteó hacia mi, mirándome un poco molesto.
—¿Quién es el Amy? ¿Porque lo miras con sorpresa?
—¡No es nadie! Ya déjame en paz, no quiero tus patéticos intentos de coqueteo, no sé porque viniste a casa, pero esto no durara mucho, así que déjame.
—¡Me gustas Amy! ¡Qué el mundo entero lo sepa! Me gustas desde que éramos niños y en parte regrese por eso, para decirte mis sentimientos y que me dieras una oportunidad.
Mire de reojo a las canchas, el chico del paraguas no veía directamente, pero note que estaba al tanto de que yo estaba ahí y de la conversación.
—¡De qué rayos hablas! ¡Tú y yo no somos amigos! ¡Nunca lo fuimos! No sé qué planeas con esto pero enserio aléjate de mi, eres un completo cliche primero que nada, no me interesas ni lo harás en un futuro, así que deja de intentar coquetearme y de insistir.
Después de ver su cara anonada, me aleje por donde vine, y al ver de reojo al chico del paraguas, pude ver una sombra de una sonrisa en su rostro.

Aléjate de los clichesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora