#38 día contra el cliché

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No entendía porque la vida me daba malas cosas, suena cliché lo sé, pero Dios, juro que es verdad.
Justamente al final de la clase, al final del día, donde podría huir de mi vida y refugiarme en mi cuarto haciendo lo que mejor sabía hacer, que es nada por supuesto, el profesor de Literatura me pide que lo ayude con 'Unos papeles' para llevarlos a la sala de profesores.
—Muchas gracias señorita Wortted, aprecio su ayuda, sé que los adolescentes de hoy en día tienen miles de cosas que hacer y yo he de estar quitándole de su tiempo.
—Honestamente, lo hace, pero ya que me lo pidió lo ayudaré.
—Le agradezco su modestia señorita Wortted.
El profesor de Literatura era un señor canoso que rebosaba en los cuarenta años o algo más, pero era una persona agradable que hacía Literatura más interesante, ya que siempre me resulta completamente aburrida y me causa sueño, pero últimamente a agregado temáticas nuevas, así que no me molesta hacerle un pequeño favor.
—Señorita Wortted, he olvidado que necesito reunirme con el coordinador deportivo ¿Le importa si termina de llevar esto a la sala de maestros por mi?
Antes de que pudiera protestar, me dio todas sus cosas, con eso me refiero a su mochila y su carpeta de trabajo con los mil grupos a los que le da clase en el día y se marchó por el pasillo rápidamente.
Caminaba con pesadez, con todas las cosas que tenía encima mío y sentía mis piernas de gelatina, generalmente es por la razón por la que se nota que no hago ni una pizca de ejercicio, así que venía cayéndome lentamente, lo único bueno era que ya casi llegaba a la sala de maestros.
—¡Fíjate por dónde vas!
Caí al suelo repentinamente, con todas las cosas esparciéndose a mi alrededor, e inclusive los papeles que en un principio estaba cargando, mientras terminaba regado en el piso.
Voltee molesta y solo vi al chico del paraguas mirarme molesto, para rápidamente irse por el pasillo y doblar en la esquina.
¿Qué le ocurría a ese imbecil? ¡Cómo se atrevió a no ayudarme, sino que incluso me reclamó!
Levante todas las cosas e inmediatamente llegue a la sala de maestros, deje las cosas del profesor en su sitio correspondiente y me marché rápidamente de nuevo.
Es un idiota, enserio que si ¿Porque rayos me preocupo por ello?
Justo cuando iba a salir del instituto, el profesor de Literatura me encontró en el pasillo.
—Amy que bueno que terminaste, espero que me puedas ayudar...
—No tengo tiempo profesor, un idiota del chico de baloncesto me tiro en el pasillo y me siento muy...
—¿Un chico de baloncesto te tiro?
—No se preocupe profesor...
—¡Vamos ahora mismo a reclamar!
—No es necesario da igual...
—No, insisto, me van a escuchar.
El profesor me insistió en que fuera, pero yo no quería causar más relajo del que ya.
—Déjelo así profesor, enserio debo de irme ya.
—No podemos dejarlo así, esos chicos son unos descuidados, ¿Quién fue? ¿Jonathan? ¿Alex? ¿Kerry?
—No se su nombre, yo... Espere, ¿Cómo sabe quién está en el equipo de baloncesto?
—Soy entrenador del equipo de baloncesto varonil y femenil señorita Wortted, por eso es que no puedo tolerar esta falta.
¿Que el profesor de literatura que...? ¿Entrenador? ¿El? Debe estar bromeando.
—No hace falta profesor, solo quiero irme.
—Quiero ponerle una sanción a ese chico, así que inmediatamente me acompaña o sino tomare medidas drásticas contra usted.
—¿Qué clase de sanción quiere ponerle?
—Le dejaré sin jugar lo que resta de la temporada.
Pensé, por un serio momento, que eso sería un espléndido placer, hacerlo sufrir. Pero en lo más recóndito de mi ser, lo encontraba como algo absurdo, algo que no debería tener importancia para mí y que no quería hacerlo.
—No necesito que haga eso, da igual, si no le importa ya me iré.
—Dime ahora mismo sobre eso señorita Wortted, debo corregir a ese muchacho.
—Que no y ya déjeme en paz, es ridículo.
—Bien, como castigo por no decirme irás a practicar baloncesto conmigo por tres meses.
—¿¡Qué!? ¿¡Y porque!?
—Eso es lo que falta de la temporada y como no quieres decirme quién cometió tal cosa, tú te harás cargo de ello.
—¡Bien!
Me aleje del profesor, ya no era un profesor tan entretenido como creía.

Aléjate de los clichesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora