Sougo corría enérgicamente por el camino que aparentemente Katsura había recorrido hacia tan sólo unos segundos. No se preocupaba por los civiles en la calle, pues aparentemente no había ninguno transitando en ese momento. Fue de esa manera que el oficial avanzaba tan rápido cómo podía, adelantándose en sacar unas esposas y cerrar uno de los orificios entorno a su muñeca. Esto sabiendo que aquel rebelde podía escaparse fácilmente en una pelea de espadas, así que atarlo sería más efectivo.
Finalmente atraparían al escurridizo de Katsura, eso pensaba el capitán del escuadrón 1 del Shinsengumi cuando vio la espalda de aquel Joui confiadamente detenida a tan sólo unos metros de distancia de donde los pies propios pisaban. Okita sonrío con su típica expresión sádica cuando dio una gran zancada acabando con la distancia que lo separaba del enemigo y sin más preámbulos no dudo en sellar el otro extremo de las esposas en lo que creyó ser la muñeca de Kotaro.
Enorme sorpresa se llevó al ver que el cuerpo sobre el que estaba y la mano a la que se había atado pertenecían a la niña china con la que tanto rivalizaba.
— ¿Que...?
—Lo lamento líder— se disculpó Katsura mientras ya estaba corriendo lejos de aquellos dos— ¡A veces es necesario sacrificarse por los amigos!
— ¡¿Quién demonios es tu amiga?! ¡Maldito Zura bastardo! ¡Me engañaste aru!— gritó Kagura mirando con ira la silueta y cabello ondeante del joui alejándose.
—Tch...— Sougo gruñó mientras se le quitaba de encima a la menor y se incorporaba al mismo tiempo que ella— por tu culpa se escapó— reclamó mirándola con los ojos entrecerrados.
— ¿Ha? ¿Quién fue el idiota que se confundió de objetivo aru?— farfulló la contraria mostrándole una cara poco agradable— ¡Ah, es verdad! Los roba-impuestos siempre culpan de sus errores a los demás aru.
— ¿Ha? ¿Qué estás diciendo, estúpida china? No nos pongas al mismo nivel que ciertos Yorozuya.
— Nunca nos rebajaría al nivel de ustedes, malditos policías— Respondió áspera mientras le mostraba los dientes.
— ¿Quién es el de bajo nivel? Además, Ese Joui me tendió una trampa. No es mi culpa.
—Y cómo el imbécil que eres caíste en ella aru— Kagura sonrió burlándose de él y mostrándole su blanca mano atada a la de él— ¿Cuándo planeas soltarme, maldito sádico? ¿Acaso ya te gusto tenerme tan junta a ti?
Okita rio por lo bajo y mostró una mirada sombría al verla.
— Como si tuviera algo de gracia tener que estar pegado a una mocosa llorona.
— ¿Quién está llorando? ¡Eso quisieras, sádico!— Reclamó la Yato apuntándole con la punta de su sombrilla— ¡Ahora suéltame de una vez!
El oficial uso su espada para amenazarla de igual manera.
— Primero baja esa cosa— Demandó, y cuando la menor le hubo hecho caso él bajo su espada y empezó a rebuscar en los bolsillos de su uniforme la llave que abriría las esposas que los mantenían unidos en ese momento.
—Tardas mucho...— Se quejó Kagura mirándolo como niña encaprichada. Al principio no obtuvo respuesta por parte del policía, pero pronto el chico la miro con el semblante coloreado de azul y los labios esbozando una sonrisa tiesa— ¿Q...Que pasa?
—Las llaves...— Respondió Okita bajando de a poco la mirada— No las tengo.
Pronto la expresión de Kagura se contrajo bruscamente mientras retrocedía un pequeño paso.
— D... Déjate de estúpidas bromas, sádico— En ese momento la chica de piel blanca y súper-fuerza empezó a tirar su lado de las esposas casi con desesperación usando un pie en el pecho del contrario para jalar con más fuerza.
— ¿Qué demonios estás haciendo, maldita china?— Se quejó el castaño poniendo una expresión de dolor conforme la menor seguía tirando de su mano.
— ¡Si no hay llaves entonces simplemente debemos romperlas!
— ¡No se puede!— Exclamo él golpeando la cabeza ajena con un puño para detenerla— Estas esposas fueron hechas especialmente para que no se rompieran, pensando en el embustero de Katsura.
— ¡Policías Inútiles!— Contesto la alienígena regresándole el golpe con una patada en el costado que casi lo hizo doblarse.
— Maldita...— Gruño el samurái mientras sujetaba la pierna de la chica y ponía una expresión de ira en su rostro. A veces esa chiquilla sí que lo fastidiaba, ¿Cómo podía un sádico soportar el hecho de ser golpeado? Aunque tampoco es como si Kagura fuera el tipo de persona que se dejara golpear.
"Si alguien te pega, pégale más fuerte" Esa era la lección que Gintoki le había dejado bien gravada a la joven Yato. Sougo suspiro y finalmente soltó la pierna ajena intentando concentrarse, el danna estaba criando a una niña como un monstruo, eso pensaba.
— Como sea. La llave debió caérseme por ahí, debemos buscarla— Dijo al cabo de un rato mirando con seriedad a la contraria. Kagura puso una mala expresión, pero termino aceptando aquella orden a regañadientes.
De esta manera, ambos rivales regresaron recorriendo el camino por el que Okita había corrido antes de que Katsura se fugara por completo. Cuando eso había ocurrido, serían tan solo las 12 del día, pero ahora el cielo empezaba a oscurecer y aun después de tantas horas buscando no conseguían dar con esas pequeñas y molestas llaves.
—Ya está oscureciendo aru— Dijo Kagura mientras miraba de mala gana a su acompañante— Será más difícil encontrarlo si no hay sol.
Sougo suspiró y miro de la misma manera a la extraterrestre.
— ¿Y qué sugieres que haga?
— Que hagas seppuku— Contesto ella con seriedad provocando que Sougo esbozara una sonrisa sádica.
— ¿Así que tienes deseos de regresar a casa con un cadáver pegado a ti?
— Te arrancaría la mano y así podría tirar tu cadáver en la basura— Respondió la Yato regresando la mirada al frente. Ahora estaban ya muy cerca del cuartel del Shinsengumi y el tiempo seguía transcurriendo, claro que ambos estaban comenzando a desesperarse ¿Y si no encontraban la llave? Romper las esposas sería la única opción, y tal parecía que únicamente un herrero podría llevar a cabo esa tarea, pero ¿Siendo ya noche que herrería continuaría abierta? Ambos suspiraron y se miraron mutuamente — Te odio, maldito roba-impuestos torpe.
— Yo te odio más, estúpida china.
Pensándolo bien, esa era la primera vez que pasaban tanto tiempo juntos y totalmente solos, y curiosamente aún seguían completos y vivos. Al darse cuenta de ello Okita rió por lo bajo.
— ¿De qué te ríes, sádico? ¿Terminaste loco después de tantos golpes?— Kagura se inclinó ligeramente hacia el frente para verlo — ¡Ah!— Exclamó y apuntó con el dedo índice una pequeña figura destellante por lo poco que ya aluzaba el sol, cerca del canal de agua por el que ahora transitaban — ¡Esa es la llave!
Okita se acercó junto a ella para confirmar si era lo que buscaban o no. Cuando lo hubieron confirmado, la menor mostró una enorme sonrisa.
— ¡Estamos libres!— Exclamó eufórica.
— Tienes razón— Concordó el oficial y pateo la llave de las manos de la distraída Kagura de manera que termino dentro del canal de agua.
— ¡¿Qué demonios haces, maldito?!— La Yato lo miró llena de enojo y ya preparando su puño.
Sougo sonrió con aparente amabilidad y esquivo el golpe de la chica. Después de todo, era divertido estar esposado a ella.
KU-Pyon: Este OkiKagu fue traído por petición de una chica anónima en Fanfiction. -w- Pronto haré el de Takasugi :) Gracias por la espera.