Primer beso

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Habían pasado ya varios días desde que vivían juntos y aún no ocurría nada entre ellos. Kankou todavía no se atrevía siquiera a tomar la mano de Kouka, y aunque tuviera sueños con ella, mucho menos se atrevía a besarla ¡Es que ella era una chica tan difícil! La quería, definitivamente, y al parecer ella le correspondía. Pasar tiempo juntos era increíblemente agradable, y últimamente conversaban mucho más que las veces que él iba a visitarla.

Pero aún su relación no estaba bien definida...

— Kankou— Llamó la maestra del Kouan mientras miraba a través de una de las ventanas de la nave donde viajaban. Umibozu no tardó en ir a donde ella estaba y aun pensando en su cobardía pasó saliva y la miró nervioso.

— ¿Qué sucede?— Trató de no tartamudear.

La mujer lo miró con sus poco expresivos ojos, y entonces señaló con la mano desnuda hacia una esfera brillante que estaba a unos metros de ellos.

— ¿Qué es esa estrella?

— Una luna de este planeta— Respondió él acercándose más para poder ver lo que la Yato apuntaba, sin notar que acababa de apegar a Kouka contra la ventana y ahora estaba casi totalmente pegado a ella. Cuando se dio cuenta de aquello se sonrojo lo suficiente como para parecer un tomate. Miró a la mujer y notó que a ella parecía no importarle en lo absoluto.

— Es hermosa— Musitó con una suave sonrisa. Umibozu paso saliva y asintió con torpeza, aún sin apartarse de ella— Es enorme, y muy brillante.

Esa mujer... ¿En verdad no le importaba? ¿O era que no le molestaba? No había forma de saberlo con esos inexpresivos y hermosos ojos. Sin duda, era una chica difícil.

— Kouka...— Llamó el Yato haciendo que la aludida lo mirara al no escuchar una continuación, al estar tan próximos el uno con el otro, cuando Kouka giró el rostro, la distancia entre ambos fue casi nula.

— ¿Qué sucede?— Preguntó sin apartar la mirada.

¿Por qué se ponía tan nervioso? Kouka lo quería, incluso había aceptado irse a vivir con él. Y si no lo quería de la misma manera en que él a ella, entonces solo debía conquistarla.

Pensar en eso le hizo esbozar una pequeña sonrisa, y antes de que la Yato pudiera cuestionar algo, atrapó su cintura con una amable fuerza que le impediría apartarse, y sin más, estiró un poco el cuello y selló sus labios con los de ella. La acción repentina sorprendió a la mujer, pero no buscó apartarse, así que el beso se terminó hasta que Umibozu se quitó.

— ¿Qué fue eso?— Preguntó mirándolo con los ojos más abiertos.

— Un beso— Respondió Kankou con una sonrisa— Una muestra de amor.

— Ya veo...— La maestra del Kouan mostró una pequeña sonrisa, y sin aviso previo una de sus manos se estiró para acariciar el rostro de aquel mientras su otra mano se colocaba sobre el brazo que atrapaba su cintura.

— ¿Lo odiaste?

— Para nada.

Entonces Umibozu se inclinó de nuevo para besarla una vez más, esta vez Kouka correspondió cerrando los inexpresivos ojos.

Enserio... Era una chica difícil de entender.


Gintama One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora